Capítulo 18 ~ Comprometido

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Capítulo 18 ~ Comprometido.

Jungkook cerró la puerta tras despedir a Namjoon. Caminó hasta la sala y se detuvo un momento para observar a su familia, como si quisiera retratar en sus ojos la imagen tan preciosa que era tenerlos reunidos a todos, en un ambiente de paz, armonía y amor.

Pero faltaba algo, debía sentirse feliz y complacido al ver ese retrato vívido, pero el corazón se le hundía, le faltaba Taehyung, quería tenerlo allí no importaba lo caprichoso que le pareciera, era algo que partía desde su propio interior hasta el exterior que sería su familia. Taehyung debía llegar pronto.

—Jungkook —le habló Sufjan, el papá de Taehyung —creo que sería bueno partir el pastel, no podemos quedarnos mucho tiempo más, son largas horas de camino.

—Si...—el aludido se aclaró la garganta al percibirla rasposa —vamos —caminó hasta la mesa donde estaba el pastel.

Lisa se apresuró a buscar el cuchillo, y en el mismo tiempo en el que extendió su mano para pasárselo a Jungkook, la puerta se abrió, lo cual atrajo la atención de todos, quiénes lucieron enseguida asombrados y Jungkook no fue la excepción, sin embargo su reacción fue un tanto distinta al quedarse estático mientras que alguien esperaba que tomara el cuchillo que le pasaba.

—¡Taehyung! —Ha Na fue la primera en lanzarse a darle un abrazo, Sufjan también lo hizo pero tuvieron que dejar un tiempo de margen para que su pequeña hija llegara hasta él y lo apretara en un abrazo, el cual Taehyung no dudó en corresponder e incluso tuvo que abrir un poco más sus brazos para que Aecha también entrara en el ajustado abrazo.

—Mis bebés —Taehyung repartió besos entre una y la otra, mientras que Jungkook aún lo miraba fijamente sin moverse —¡traje regalos! —anunció desde su posición en la que estaba arrodillado para estar a la altura de ambas niñas —les traje un juego de micrófonos —miró a Aera y luego a Aecha — un set de maquillaje, un osito de peluche, un pequeño guardarropas —el castaño iba sacando de dos grandes bolsas lo que iba enumerando —también les traje pulseras.

—Por Dios —Jungkook por fin pareció encontrar su voz y su movilidad porque no perdió tiempo en arrodillarse junto a ellos y en cuanto Taehyung lo miró, Jungkook quedó un tanto suspendido porque la anticipación hacía que el momento del encuentro brillara un poco más —son demasiadas cosas ¿no crees? ¿Quieres que nuestras hijas sean unas caprichosas?

Taehyung lejos de molestarse sonrió —cariño, a ti también te traje algo —dijo y si lo hizo sonar de forma singular, hubo un error porque le pasó cuatro cajas de joyería que estaban envuelta en unos lazos plateados.

—Pero Jesús...—Jungkook estaba desconcertado —¿por qué tantas cosas?

Taehyung se encogió de hombros —no me gusta mucho alardear con lo material pero si tengo algo lo gastaré en ustedes, siempre en ustedes.

Jungkook lo miró sin poder debatirle nada, por lo que Taehyung supo que ya no era momento de hablar, sino de pagarle un buen beso y un abrazo, así que lo hizo, bajo la atenta mirada de todos, no sin olvidar tapar los ojos de ambas niñas con cada una de sus manos.

—Bueno ya —habló Ha Na —vamos a partir el pastel que nos tenemos que ir.

Jungkook no le quedó de otra que separarse para ponerse de pie y caminar hasta la mesa, ahora sí, aceptando el cuchillo que le pasaba una aturdida Lisa, la cual se movió hasta la cocina para buscar unos platos, o quizás para escapar de esa felicidad de la cual no podía sentirse parte, porque todos habían comenzado a abrazar a Taehyung con tanto denuedo, que ella no tardó en olvidar lo bien que había sido recibida hace unas horas.

Luego de tomar los platos, los dejó en la mesa y se quedó un poco apartada, fijando la vista en Jungkook sin pretenderlo, pero en su defensa él estaba diciendo unas palabras mientras sostenía el cuchillo, aún no había cortado el pastel, solo hablaba, y nuevamente Lisa sintió como con tan solo su voz, estaba siendo atrapada, amarrada y tal vez torturada, pero no porque no quería, sino porque quería y mucho, por eso no se percató cuando alguien que no esperó se situó a su lado hasta que habló.

My Dear MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora