La mañana en la costa. El cielo se cerraba mientras la suave brisa envolvía las cumbres rocosas que evitaban que las olas llegarán más allá de lo que delimitaban las piedras. Los cangrejos caminaban al agua, pero eran aventados a la costa por el golpe de las olas, se volteaban y repetían el proceso.
Mientras dos humildes pescadores paseaban por la orilla cargando una vieja red de lino y alambres de metal que sujetaba los nudos de esta, un balde de lombrices vivas junto a 2 cajas de metal, uno de ellos, el más joven, silbando sin ritmo, se percató que el paisaje ya no era el mismo puesto que una vieja embarcación llena de percebes, con las velas rotas y los bordes gastados, madera hinchada y algo mohosa era adornada con una gaviota posada en un adorno de cobre en forma de una mujer sin sostén que extendía el brazo hacia el firmamento. Informó a su compañía que iba mirando boca abajo, al alzar la vista ambos se quedaron atónitos ante la majestuosidad que los sorprendió. Encallado en las formaciones rocosas lo único que entraba en el era el agua que lo empujó hacia la orilla. Con ventaja uno de los hombres, (el más viejo) lleno de avaricia pensó que podría haber algún tesoro dentro, dado que ese no era un barco pesquero, no era un barco de viaje, tampoco uno de provisiones, no se parecía a nada que los ojos de un marino veterano haya mirado, sin nombre, en el costado faltaban letras de solo se entendía A_AR_.
Pasaron 2 minutos contemplando como la vela ya gastada se mecía sublime por el viento, mientras el joven inocente miraba el adorno de la bella mujer el otro pensó en mandarlo a alertar al pueblo, estaba lejos y le daría tiempo para acercarse más y ver si se lograba su cometido. Dicho y echo el joven corrió de regreso, y el viejo no desaprovechó el tiempo, soltó todo lo que tenía consigo y se acercó a una cuarteadura que se había formado al encallar.
Obscuridad.
No se divisaba nada, y que el cielo estuviera de caprichoso no ayudaba, decidió esperarse, pero conociendo a la gente del pueblo si se encontraba algo de valor dentro de, seguro lo robarían, no los culpaba pues la situación en ese pueblo no era la mejor, la pesca siempre había sido la actividad familiar, en lo que restaba del pueblo, eran cabezas contadas, treinta viviendas, ciento-cincuenta habitantes y un indigente, de los que sólo el treinta porciento tenía techo seguro, los demás se las arreglaban para pasar la noche, y mendigar al día siguiente para juntar dinero y despilfarrarlo con las mujeres del burdel, solo había conocido a un mendigo que había logrado salir del pueblo y se rumoraba que ahora vivía como un excéntrico más en la capital, y de otro que logró conseguir trabajo en el burdel, no atendía a mujeres se comentaba, su identidad era secreta al igual que los hombres que lo visitaban. Otros se centraban en la cocina, y había un viejo sastre con un gran talento que había desperdiciado toda su vida haciendo zapatos, ahora confeccionaba humildes prendas hasta esperar su muerte.
La palabra optimismo no se reflejaba en la cara de nadie, los niños desde pequeños eran instruidos en tareas pequeñas que luego entendían el como y se incorporaban al negocio. Ya grandes se casaban y el oficio del hombre prevalecía, las mujeres no tenían apellidos ya que solo se les concedía el primero del padre y el primero del abuelo paterno por parte de la madre. Por otro lado se decía que los mendigos lanzaban a sus hijos al océano para no tener responsabilidades, y demás cosas que iban de boca en boca, susurros y secretos que las olas arrastraban...
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Amara
Mystery / Thriller-¿Entendieron? - decía el oficial con un tono más fuerte. -"Con el mismo destino que consumió a tus iguales" -. Se tallo los ojos con los puños cerrados. -"Tu piel se tornará negra ceniza" -. Era un problema, lo sabía. -¿Entendieron? - Repitió el...