Cap. 2. Amara

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Fantaseando con la escena de que la bella mujer bajase y comenzará besarlo su hijo llegó con el indigente, 2 mendigos, un oficial que venía con ánimos de arrestarlo pensando que había caído en el delirio y un joven, su amigo de toda la vida que la singularidad del destino los hizo concebir la vida en el mismo día, el hijo de los panaderos.

En ese pueblo era fácil identificar a las familias ya que un oficio no se repetía 2 veces, las caras tampoco. La misma imagen, la misma emoción, los nuevos 5 hombres miraron, pero el mismo sentimiento de avaricia los consumió, los mendigos pensaron que si lo arrastraban a la costa, podrían cobrar por la noche, como un hotel improvisado, el oficial pensó que podía arreglarlo y venderlo, el amigo del joven simplemente lo miraba, atónito, igual que el indigente quien poco a poco fue retrocediendo hasta que desapareció de la vista de los hombres pero no de la del oficial.

-¡Oye tu!, ¿A dónde vas?. Reclamo el oficial.

-À-a ninglun laro, sonaba nervioso, casi inentendible pues su acento era muy marcado, talvez eso lo delató en un principio, aparte de su tez ceniza y rastas, labios gruesos y complexión atlética.

-¿Por qué tan allá?.

-Nomás.

-Devuélvete entonces hereje.

Al acercarse de nuevo sintió las miradas confundidas de todos, sabía que su situación lo degradaba incluso más bajo que los mendigos, se veía diferente a ellos, hablaba diferente que ellos.

El tenía la vida resuelta, clase media, una esposa y un bebé, casa en la periferia de la frontera, vivía bien, llego acá por azares del destino, un día un trabajo en la capital sur lo llevó a ir junto a un gran equipo para construir un edificio, el nunca había ido más allá de la frontera ni de su ciudad, pues simplemente no lo necesitaba, cuando fue, no se supo si fue por envidia, o un gran error, fue olvidado por el equipo, sin sus pertenencias y sólo 5 doblones de oro y 3 de plata, sabía que no le alcanzaría, lucho por avanzar, pero al final se perdió, llegó a un pueblo tranquilo, el lado contrario de la capital, cansado se quedó ahí, las primeras noches rento una habitación, después se quedó sin dinero, aprendió las costumbres y el idioma a la fuerza, seguía vivo gracias a que alguien misterioso siempre le dejaba comida por las noches.

Entendió que era su nueva vida.

Cuando escucho como un joven proclamaba un naufragio, ese naufragio tenia que verlo con sus propios ojos, tenía que ver a la hija de su madre.

-Dit is onmoontlik. Susurro.

El oficial se volteo pero no descuido al inmigrante y habló con él viejo y los 2 jóvenes, los que parecían más cuerdos en ese momento sobre cómo subir a la nave...

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