Capítulo 7: La emergencia

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Se viene.

Miles tomó asiento en el trono con las piernas haciendo fricción fuertemente debido a que comenzó a sentirse como si Scourge hubiera estado arrodillado frente a él por un largo rato. Para disimular su incomodidad, agarró la colcha amarilla suave que le entregó Alicia y cubrió su vientre con ella; sin embargo, su expresión aturdida no pareció ser suficiente para hacerle saber a su pareja que no era un buen momento para ciertas cosas.

—¿Ni algo rápido? —preguntó el erizo—. Tus padres nos están dando la espalda.

—Tú mamá nos está viendo —respondió en voz baja, pero molesto—. No tendremos sexo ahora.

—Solo la punta...

—¡No!

Los súbditos de Scourge se encargaron de transportar lo que los familiares de ambos trajeron, aunque hizo más falta por los Prower: hasta el momento Scourge no podía entender cómo Amadeus cargó algo tan pesado por sí mismo. Cuando creyeron que habían terminado, Rosemary gritó que fuera de la fortaleza esperaban más regalos.

—¿Sí saben que es una fiesta para Roxy? —le cuestionó el ojiazul al ver a Alicia sufrir con una caja de su tamaño y Boomer arrastrar su cuerpo a un costado para que descansara—. No una fiesta patronal.

—Al menos dan algo —dijo en su dirección.

—¿No di nada? Si me la chupabas todos los días y eras feliz.

—Scourge.

—¡Es que es verdad! Y por cada vez que te... —Scourge realizó el gesto sexual con sus manos y Miles lo golpeó en el brazo para que se mantuviera en silencio, aunque el mayor no lo entendió—. ¿Qué? ¿Crees que debería hacerlo con cuatro dedos porque la tengo grande?

—Soy decente.

—¡Listo! —Rosemary retiró una caja del saco navideño de su esposo y se lo entregó a Miles—. Este sería el primero.

—Gracias, aunque preferiría verlos a solas con... ¿Tijeras? —Miles leyó la nota adjunta y miró a su expectante padre.

—Tú y yo sabemos para qué es —afirmó.

—Sí, pero Scourge se ha comprometido a estar conmigo y contribuir con la bebé. —Dejó a un lado el objeto filoso con cuidado—. No hará falta.

—Siempre lo necesitarás. Habría sido una buena herramienta para el día de su boda.

Miles no pudo evitar que Scourge declarara que tenían una luna de miel a diario, lo que ocasionó que Amadeus se descompensara al instante por imaginar la vulneración de la honra de su hijo: él pensaba que Roxy era producto de su primera vez, pero si supiera que Scourge y Miles se comían hasta con la mirada desde Fiona, no podría volver a hablarle. Además, el más bajo no quería que oyera eso, pero intentar levantarse provocó que se sintiera peor que antes, así que insistió en que continuaran con las revelaciones mañana o que dieran el encuentro por terminado.

—¡No seas aguafiestas! Todavía no me has contado tu reacción cuando te embistió por...

—¡Rosemary!

—¿Todavía no te lo hace por ahí? —Amadeus cubrió la boca de su esposa nuevamente para que evitara preguntar por información que no era común compartir en conversaciones formales—. ¡Tengo derecho a saber!

—Acabo de notarlo, por cierto, ¿ya están casados? —preguntó Aleena al lado de sus suegros—. No me llegó la tarjeta de invitación.

—No, solo me acuesto con...

Dos meses de latenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora