𝙩𝙚 𝙫𝙞.

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Lionel acababa de romper con su pareja, más bien ex-pareja. Antonella era una mujer increíble, lo entendía como nadie más. Pensó que en realidad estaban hechos uno para el otro pero luego de enterarse de su infidelidad se vió incapaz de seguir esa relación.
Por supuesto que sabía lo coqueta que era ella pero simplemente lo relacionó con su alta sociabilidad. Era de esperarse que tarde o temprano le enviarán la foto que la delató aunque en el fondo siempre haya tratado de alejar esos pensamientos.
Ahora se arrepentía.
Decidió ir al bar para "ahogar sus penas", se sentía como un reverendo pelotudo, era claro que esa relación terminaría así. Inútilmente se había aferrado a una fantasía juntos inexistente.
Como castigo por ser tan ingenuo se encargaría de chupar birras hasta quedar inconsciente.

No llevaba más de media hora y unas cuantas copas hasta que, vio a un chico de pelo rizado, visiblemente más alto que él mismo y bastante muy borracho entrando al bar. De una mano llevaba una botella y de la otra iba agarrado del hombro de alguien relativamente más bajo, con el pelo rapado.

No era el único al que el chico había llamado la atención, al parecer todos tenían su mirada puesta en él, después de todo, no estaba siendo muy discreto con su presencia.

-Chicha, la neta debí haberte hecho caso. Pinche Dulce María, de Dulce no tiene ni la jeta. ¡Hip!-Tenia un tono de voz muy alto o estaba gritando desconsideradamente, quizás eran ambas pero definitivamente estaba llamando la atención de todos pues, a pesar de sus gritos, su acento no era para nada de ahí. Era Mexicano.
- Yo te dije que esa morrita ni te convenía pero ahí vas de pendejo. -

Por la conversación pudo saber que también lo habían cortado. Volvió a salir de sus pensamientos cuando aquél chico cayó al suelo luego de tropezarse con una mesa.

- Ya bájale, wey, si sigues así te voy a dejar y me voy pa' mi cantón. Andas bien insoportable hoy.-El chico que lo levantaba parecía irritado por lidiar con él, al parecer el más alto llevaba ya un tiempo tomando.

En un momento, el rizado cruzó miradas con el Argentino, lo que lo hizo sonrojarse de sobremanera pues no había sido para nada discreto mirándolo. A decir verdad, lo había estado escaneando con la mirada, desde hace un rato.
-¡Ey!-Gritó el mexicano, acercándose a Lio con pasos bastante torpes.- ¡Si wey, tú!- Al llegar a su altura, tiró su pingüino, y no bastándole, tiró su sifón. ¿Quién se creía?

-Virgen Santa, lo siento mucho, mi amigo está bien pedo, pagaré las botellas. - Se excusó el más bajo mientras trataba de apartar a su amigo.
- No, está bien, no te preocupes. "Chicha", ¿cierto? - Lio no estaba molesto, estaba extrañado por el comportamiento. Le había caído un poco mal el que su amigo hiciera eso así como así, pero tenía curiosidad en ver cómo acababa la situación.
- Si, bueno, yo me llamo Javier. Mi amigo es Guillermo, su novia lo acaba de cortar. -

Ahora "Guillermo" se encontraba con el DJ, estaba pidiendo una canción. Pronto comenzó a sonar en el salón "La Flaca" de Jarabe de Palo.
En cuanto comenzó la canción, Guillermo empezó a bailar, bailaba sólo con su botella. Meneaba las caderas de un lado para el otro, chocando con las mesas de alrededor sin pudor alguno.
Algunas parejas comenzaron a irse, la situación se estaba tornando incómoda. Después de todo era un bar específicamente para tomar, no para bailar.
-¡Vamos!, hip! ¿por que todos están tan agüitados? ¡Los argentinos son bien mamones! - Comenzó a burlarse de las personas sentadas.

La voz de "Chicha" lo hizo reaccionar pues había estado viendo al mexicano.

- Puta madre, seguro se va a armar de pedo. Yo mejor me voy, ya le llamaré a su jefita pa' avisarle. Fue un gusto güerito. - Y salió disparado hacia la salida.

¿"Güerito"? Sabía que a los americanos se les decía así, él mismo llamaba así a los gringos pero nunca se imaginó recibir el susodicho apodo.

Volvió a dirigir su mirada a Guillermo. Mala idea. En cuanto sus ojos chocaron, se fue directo hacia él. De nuevo.

- Tú, ya se que te me estás echando un taco de ojo pero mínimo sácame plática, ¿no? Hip! -Comenzó a reírse mientras tomaba de la botella que tenía en la mano.

No sabía si sentirse indignado por semejante burla, o sentirse maravillado por tenerlo tan cerca.

- ¿Cómo te llamas "pibito"? - Ahora había tomado asiento al lado suyo.
- Soy Lionel, Lionel Messi.
- Mjm. Yo soy Guillermo, Guillermo Ochoa. ¿Que te trae a tomar tan temprano? Hip. -
El de la pregunta debería haber sido Lio, pues el tomado tan "temprano" era otro.
- Mi novia me fue infiel. - Trató de no sonar dolido pero su voz se había quebrado por un momento.
- Mmta'. Las mujeres lo llevan en la sangre. -y de manera desvergonzadamente inocente, tomó el caballito que Messi tenía en la mano y se tomó su contenido de una.
- Puta ma're, está bien fuerte esta madre. - Obviamente iba a estar fuerte "la madre", era tequila.

Como pudo, Guillermo trato de esconder su cara de ardor y le sonrió.
Messi jamás se había sentido atraído por un hombre hasta este momento. A pesar de eso, nunca había estado completamente cerrado a una pareja de su mismo sexo.

La sonrisa que le mostró Guillermo había sido suficiente para desencadenar este y un sinfin de pensamientos en su cabeza.
La luz del bar aunque baja, había sido suficiente para maravillarse con sus ojos. Había quedado encantado con las arrugas que se marcaban alrededor de estos mientras sonreía. Vaya que a Guillermo le gustaba tronar cristales pues había estallado los vidrios de su corazón.

En ese momento sintió la necesidad de intentar algo para acercarse a él. De todos modos, el rizado estaba ya bastante ebrio como para darse cuenta de lo que pasaba, o eso pensaba, y aunque el argentino solo tenía unos cinco vasos en su sistema fue suficiente para creer que era buena idea besarlo.

Entonces, se acercó y como si de una caricatura se tratase, cerró sus ojos y entrecerró sus labios. La respuesta del contrario no fue para nada grata.
Le habían pegado tremendo sopapo. Al parecer el alcohol en el sistema del mexicano le había jugado mal.
- ¿Como te atreves? Ni un cafecito ni nada. Hip! - Ahora estaba llorando, vaya pibe bipolar le había tocado.
- Yo lo siento, es solo que
- Mis huevos cabrón, si vas a ligar, hágale bien, ya te quieres comer la torta antes del recreo. - Le interrumpió, se levantó de su asiento y le dejó una servilleta en la barra.
- Puedo ser un borracho de primera pero ni en pedo una Hip! fácil. - Se fue tambaleándose del lugar.
En el papel había un número de teléfono con un nombre "Francisco Guillermo Ochoa Magaña".

Sería una aventura interesante...

ꜱᴀʙᴏʀ ᴀ ᴘɪᴄᴀꜰʀᴇꜱᴀ ღ 𝒎𝒆𝒔𝒔𝒊 𝒙 𝒐𝒄𝒉𝒐𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora