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Los rayos del sol del mediodía que entraban por la ventana habían despertado a Noel de su incómodo sueño, con el cuello contracturado y las articulaciones doloridas por dormir en el suelo en lugar de su cama. A esto también se sumaba un dolor de cabeza producto de la resaca por todo el alcohol que había ingerido anoche en una fiesta.

—Buen día, desastre.—saludó Liam entrando a la habitación que compartía con su hermano, dando un fuerte portazo y haciendo la mayor cantidad de ruido posible para enfurecer al contrario.

—No tienen nada de buenos.

—Y claro, mira dónde dormiste.

—Me duele todo.

Como pudo, el mayor de los hermanos se levantó del suelo vistiendo solamente un bóxer color verde oscuro y se volvió a recostar, esta vez sobre su cama.

Liam negó con su cabeza repetidas veces y se marchó de la habitación, pero no iba a dejar a Noel salirse con la suya, así que al cabo de unos minutos volvió con un balde que su madre solía usar para lavar el piso lleno de agua fría y lo arrojó sobre su hermano, provocando que este se levantara de golpe largando groserías de todo tipo por su boca.

—¿QUÉ HACES, IMBÉCIL DE MIERDA? TE VOY A MATAR.

El más joven de los dos se tiró sobre su cama, tomando su estómago sin parar de reírse ante la escena y agradeciendo que su madre no estuviera en casa para castigarlo por el desastre que había ocasionado en la habitación. Noel se abalanzó sobre este y comenzó a pegarle repetidas veces en la cara con su mano abierta, desquitando todo su enojo por la pesada broma.

—Basta, basta, estamos a mano...—decía Liam, aún sin parar de reír a pesar de los golpes, alzando sus manos en señal de paz.

El contrario lo soltó y se recostó a un lado sobre el colchón, con sus ojos cerrados y su cuerpo empapado en agua fría, tratando de recuperar la compostura y reponer energía para levantarse e intentar hacer algo productivo el día de hoy más allá de dormir.

—Lo siento, Noel. Era sólo una broma.

—Tienes 20 años, Liam, ya es hora de que te comportes como un maldito adulto.

—Oh, lo dice quién durmió en el piso anoche a causa de la borrachera.—se burló, acomodándose en la misma posición junto a su hermano.—Muy maduro de tu parte, ¿no?

—Yo trabajo y los fines de semana hago lo que quiero, ¿tú que haces de tu vida a parte de molestarme?

—Molestarte es mi trabajo, soy tu hermanito.—bromeó el menor y estiró su mano para pellizcarle la mejilla a Noel.

Este suspiró, cansado por el carácter infantil de quién tenía al lado, pero un tanto enternecido por sus palabras. Abrió sus ojos y giró la cabeza hacia la izquierda para encontrarse con los ojos azules de Liam que también lo observaban fijamente.

—¿Qué pasa?—preguntó.

—Creo que estás muy cerca, es molesto.—Noel mintió, le agradaba sentir el calor del cuerpo de Liam junto a él, pero no le parecía algo muy normal entre hermanos como para admitirlo en voz alta.

—Estas en mi cama, si no te gusta puedes irte a la tuya.—replicó el más joven, acurrucandose más contra su cuerpo y pasando una de sus piernas por encima de las del contrario.—Bah, mejor no, quédate ahí donde estás.

—Liam, déjame ahora.—ordenó, tratando de sonar serio y firme, pero su voz se quebró sobre el final.

Su hermano lo dejó ir y se levantó de la cama lo más rápido posible antes de arrepentirse de su decisión.

—Eres muy aburrido, Noel.—se acomodó sobre el colchón, con ambos brazos cruzados detrás de su cabeza.—Nunca sigues mis juegos.

—Porque tus juegos no me gustan.

—A Damon si le gustan.

—¿A quién?—preguntó el mayor, desentendido, frunciendo sus pobladas cejas.

No conocía a ningún Damon y si era amigo de Liam tampoco deseaba conocerlo.

—Damon Albarn.—respondió, sosteniendo la mirada fulminante de su hermano para no perderse ningún detalle de su reacción.

—¿Y quién mierda es Damon Albarn?

—Un chico que conocí por ahí, en un bar...—no dio detalles específicos, pero sabía que estos eran suficientes para que el contrario pierda la cabeza.

—¿Te lo cogiste no es así?

—Aún no, pero esa es la idea.

—Eres un asco, Liam.

—Tú me preguntaste, yo sólo te respondí.—rió y se incorporó sobre el colchón.

Noel se puso a buscar en los cajones de un mueble algo de ropa para poder vestirse y bajar a desayunar a pesar de que ya casi era hora del almuerzo, pero el desayuno era más bien una excusa para no oír más a su hermano menor y a su supuesta conquista, no tenía ánimos de lidiar con algo así ahora.

—No me interesa.

Se colocó un pantalón corto con el escudo del Manchester City bordado del lado izquierdo y una camiseta de color blanca bajo la atenta mirada de Liam. Su cabello aún estaba húmedo y gotas de agua caían de las puntas de este dejando pequeñas marcas en el blanco de sus hombros.

—Debería interesarte.—contestó el menor, rompiendo el silencio que se había formado en el cuarto.

Pero Noel lo ignoró y salió de la habitación, sintiendo los pasos de su hermano siguiéndolo por la escalera hasta llegar a la cocina. Prendió una hornalla con un encendedor que encontró por allí y puso la tetera favorita de su madre sobre ella para calentar algo de agua.

—¿Por qué me ignoras, hermanito?—lloriqueó Liam asomándose por detrás de él y enredando sus brazos en su torso, pegando ambos cuerpos.—No me gusta que me ignores.

—No te ignoro, solamente no quiero escucharte.—respondió Noel, cansado, colocando unas cucharadas de azúcar en una taza.—Solo hablas estupideces, eso me molesta un poco.

Liam con un único y rápido movimiento logró colocarse delante de su hermano, entre la mesada y el cuerpo de este. Noel tragó saliva con dificultad pero no se movió del lugar y tampoco se inmutó cuando el más joven se acercó a pocos centímetros de su rostro para hablarle.

—¿Qué haces, Liam?—preguntó, aunque no necesitaba oír ninguna respuesta.

De fondo se oía la tetera silbar, el agua estaba hirviendo al igual que el cuerpo de los dos muchachos.

—Nada, hermanito, solo quiero que me prestes atención.

Lo abrazó con fuerza, sorprendiendo al mayor, que no tardó en corresponder el abrazo también y en colocar sus manos sobre la espalda de Liam para acariciarla con delicadeza, así estuvieron unos cuantos segundos en silencio. Cuando deshicieron el abrazo Liam salió rápidamente de la cocina para encerrarse en la habitación, dónde estuvo varias horas tirado sobre la cama, pensando en estos sentimientos tan extraños que no lo dejaban actuar con claridad. Su hermano Noel estaba en la misma situación, pero bebía su té y miraba la televisión con tal de ignorar esos sentimientos y dejarlos fluir como el agua a través de su garganta.

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Pretty Boy «Gallaghercest»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora