Naruto del Ragnarok

Capítulo 3

Escombros y polvo cubrieron la separación ente Amora y el joven militar. Toda la Torre de los Vengadores se sacudió ante el ataque de la asgardiana, generando un temblor que aumentó la alerta en la ciudad que nunca duerme. Ni siquiera había pasado un día y otro acontecimiento fatídico estaba sacudiendo la ciudad como si fuera algo que pasaba todos los días. De las ciudades del mundo, Nueva York contaba con la mayor tasa de criminales del mundo. Al mismo tiempo que contaba con esta enorme tasa, también contaba con una enorme tasa de héroes. No por nada la ciudad fue la sede central de los Vengadores en sus inicios antes de que el grupo se ramificara en distintas agrupaciones. Y aun hoy, Nueva York era un punto central en el encuentro de los héroes.

Las alarmas sonaban intensamente en la sala, o lo que quedaba de ella. El techo se había derrumbado, cayendo sobre la calle ocasionando algunos heridos y deteniendo a cualquier transeúnte que quisiera pasar por la zona. Pronto, la policía acordonó la zona y obligó a los civiles a movilizarse lejos de la zona de impacto. Con los años, el departamento de policía comenzó a actuar acorde a las actuaciones de los héroes, intentando por todos los medios entorpecer lo menos posible a sus salvadores y esta era otra ocasión en la que dejarían que los Vengadores actuaran. La magia no era algo que los humanos normales pudieran comprender o deshacer.

Estridente, el sonido de las alarmas de la torre llenó el lugar, ahogando cualquier quejido que escapara de los labios de los Vengadores. Saliendo de entre los escombros, Wanda Maximoff intentó ubicar al hombre que debía proteger. Sam le había dado esa tarea. Amora era la hechicera de aquel grupo de asgardianos; una hechicera que ella ya había derrotado con anterioridad. Sin embargo, en aquella ocasión, la rubia la había superado por varios pasos.

Y llevó a la casi destrucción de la torre siendo contenido en la explosión del último, donde ellos estaban.

Wanda respiró hondo. Polvo entró por sus vías respiratorias y un ataque de tos la hizo detenerse y apoyarse en lo que había sido la cama del marine que custodiaban.

Lentamente, gracias al viento que ocasionaba estar a cincuenta metros por encima del resto de personas, el polvo resultante del estallido se fue disipando, como si no hubiera existido. Gracias a esto, Wanda pudo mirar (entre oscuros mechones desordenados de cabello) la interacción entre Amora y el marine. La mujer estaba de pie, moviendo levemente los dedos frente al rostro del hombre joven.

Se podía dar por perdido.

Amora no fue llamada la Encantadora solamente por su encanto físico natural. Entrenada en las artes místicas, Amora sobresalió en diversos aspectos de la magia. No era una luchadora de corto o medio alcance. Sus estrategias eran similares a las de Loki y su pensamiento era el de una oportunista. Aprovechó cientos de ocasiones para derrotar a los Vengadores y Thor en diversas ocasiones. Su amor por el Dios del Trueno también la hizo estar de su lado en otras. La definición de oportunista estaba representada en las carnes de Amora.

Scarlet Witch finalmente se irguió sobre sus piernas. La sangre goteó por el lado derecho de su rostro desde una brecha en su sien. Alguno de los escombros la había golpeado y ahora debía mostrar aquella heria. No era la peor herida que su cuerpo había soportado, que su mente había bloqueado. Como maga, su especialidad eran los ataques a largo alcance. Las ocasiones en las que peleó de cerca, lo hizo porque fue completamente necesario.

Un pitido estaba obstaculizando la voz de Amora. Sus tímpanos timbraban, impidiendo oír la voz de la asgardiana. Desde la distancia, Wanda entrecerró los ojos y leyó los labios de la Encantadora. No pudo comprender todas las palabras, todas las frases; pero por experiencia dedujo enseguida que eran órdenes para llevar y usar Mjolnir como aquella comisión de asgardianos querían que se hiciera.