𝐒é𝐩𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐚𝐜𝐭𝐨

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𝐘𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥, 𝐥𝐨 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨𝐧𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐛𝐚𝐫𝐜𝐨...

En toda la noche, _____ no había dejado de pensar sobre lo ocurrido momentos atrás. El recuerdo de aquella comida familiar tampoco había sido de gran ayuda.

—Hay de dos... Cuando un hombre comienza a salir con otra mujer, este se vuelve distante, o bien, se siente culpable y se vuelve extrañamente más amoroso, usualmente, esto segundo pasa cuando ya se ha acostado con ella. Tratarte con amor sin una razón de por medio, es su sutil manera de pedirte perdón, sin embargo, una vez que ya se ha atrevido a tener sexo con aquella, ya es básicamente irremediable el traerlo de vuelta.

_____ lloró como no lo había hecho en toda su vida. Se encerró en el sótano de la casa y aprovechó para desahogar todos sus pesares. Por mucho que le doliera, debía aceptar la derrota y finalmente, bajarse del barco.

Salió antes del amanecer, se bañó y se cambió las ropas. A pesar de todo, quería darle a su esposo un último buen recuerdo de ella. Se sentó en la mesa del comedor y comenzó a escribir una carta, misma que guardó en el bolsillo de la chaqueta de Chan.

Estaba terminando de preparar el desayuno cuando escuchó el traqueteo en el segundo piso, un par de minutos después, bajó su esposo, vestido de manera casual, pero con su maletín en mano.

—Ha ocurrido una emergencia, iré rápido a la empresa y llegaré temprano, lo prometo.

_____ tragó la saliva y se giró, formando una sonrisa temblorosa. Se acercó a su esposo y sin decir una palabra le tomó del rostro para besarlo.

Aquel beso tierno y lleno de amor fue correspondido al instante. Un beso que ambos habían estado esperando por más de un año, pero también era un beso que sólo uno de ellos sabía con certeza que sería el último.

_____ se abstuvo de llorar ahí mismo, así que finalmente se separó y regresó a su posición inicial.

—Que todo te salga bien, te amo —dijo, sin mirarlo.

—Volveré pronto, te amo, también.

Escuchó la puerta cerrarse, y seguidamente, el auto se movió. Fue entonces que se permitió volver a llorar.

—... Lo peor es cuando les gusta tanto y se ven los fines de semana, los engatusan hasta que finalmente los hacen querer estar con ellas el resto de sus miserables vidas, porque vamos, ¿quién en su santo juicio dejaría de lado su día libre para ir a trabajar? Es absurdo.

Se agarró el pecho, pellizcando el centro del mismo, sintiendo como su corazón se destrozaba. El dolor se volvió insoportable y en ese momento, sólo pensaba en querer desaparecer antes de que le confirmaran lo que no quería escuchar.

Se levantó como pudo y se acercó al cuarto de lavado. Buscó entre las cajas hasta encontrar la soga gruesa con la que sostenían los objetos pesados. Subió al segundo piso con la soga y su teléfono en mano. Para suerte suya, pudo lograr seguir el tutorial a la primera y no batalló mucho para hacer el nudo en la soga.

Amarró la cuerda en una de las barras del barandal y dejó caer el otro extremo. Bajó al primer piso y acercó uno de los bancos altos de la cocina.

Inició un mensaje de voz que se mandaría a todos sus contactos cercanos con la única esperanza de irse habiendo dicho adiós.

I'M STILL BREATHING || BANG CHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora