Se siente sola. No hay nadie como ella. No le gusta. No se gusta.
Y sí, el problema es suyo.
Pasa las tardes estudiando, para no pensar.
Menos el viernes. Todos y cada uno de los viernes de su adolescencia, se derrumba entre la paredes de su habitación.
Llora y llora, y no sabe parar. Se da cuenta una y otra vez que es la chica rara a la que le gusta escribir y escuchar música antigua. Esa que prefiere mil veces quedarse ordenando su cuarto a salir de botellón. La típica, atípica, chica que tiene amigas pero no de verdad, porque le han dejado tirada demasiadas veces. Y a pesar de que un día se construyo una muralla anti heridas, le duele.
Ella es la que ya no se fía ni de sí misma, porque tiene miedo a hacerse daño con sus pensamientos, suponer lo que no debería y hacer una tontería de la que se podría arrepentir. O no.
Porque sí, ella sabe que no es normal, pero no le gusta pensarlo.
Prefiere sumergirse en un buen libro, y vivir la historia de otra persona. Le gusta también hacer amigos por internet, porque aunque sabe que quizás no digan la verdad, le hacen un poquito de caso. Ella necesita a alguien que la escuche, sin juzgarla por su físico o su forma de pensar.
Supone que le gusta evadirse de la realidad. Pero ella es así, y no quiere renunciar a cómo es.
ELLA ES DULCE, Y DIGA LO QUE DIGA ES FUERTE. ELLA PUEDE CON TODO.
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Dulce, como el mar.
Teen FictionEsta es una historia normal y corriente sobre una chica tan atípica como un cielo blanquecino o una flor grisácea. A ella le gustaría que le dieras una oportunidad. Por favor...