🩶 2. UNA NIEBLA GRISÁCEA

5 1 0
                                    

Rosa mi psicóloga se ha vuelto amiga de mamá desde que comenzó a atenderme desde que falleció él. No salgo a menos que sea ir a su consulta porque mamá me obligó y porque también quería intentar una última vez si alguien quizás hasta externo de mi círculo social o experta en este caso de situaciones pueda ser capaz de ayudarme con mi problema.

Pero no ha servido de mucho, no ha hecho mas que criticarme en que todo lo que hago es culpa mia y hace que cada vez quiera mas tomar aquella... decisión.

Por otro lado, no he visto a ver mas a Oliver aunque ha dejado cosas en la puerta de mi casa como una caja de gomitas que sabe que me encantan y unas entradas a ver una pelicula al cine. Lo siento, chico arcoiris. Eres tan lindo, pero no se cómo manejar esta situacion en la que nada me encanta y en la que no me interesa ni las mas minima cosa... incluso una cita contigo.

Tocan la puerta y mamá me dice que es Rosa y le invite a pasar, ¿Desde cuando la puerta está tan lejos de mi cama?

Buenas tardes, Roberto- me llama por mi nombre, es extraño, ella suele llamarle Robby de cariño también. Karen que no la veo hace tiempo se entromete y entra a la habitación.

Hola.

¿Cómo has estado?- le responde Karen con un maullido saliendo de mi regazo y acurrucándose en su camita que se encuentra entre mi velador y la ventana-. ¿Puedo tomar asiento?- indica la silla del escritorio. Asiento sin problema.


Ya nada es un problema porque nada supera aquél problema.

Tu mamá me ha llamado personalmente para poder verte hoy y hacer la sesión en un habitación ya que no has querido ir la semana pasada. Supongo que ya estabas enterado de esto. Me alegro que aceptaras, a pesar de que te cuesta salir aun asi aceptas que venga hacia ti. Dime Robby, ¿qué ocurrió esta vez?


No la miro, sólo fijo mi mirada en mis pies que están con unos calcetines añejos que uso de pijama. No siento vergüenza por el desorden, no siento nada y es extraño. Incómodo.

No quiero seguir sin él- confieso. Siento mi pecho agitarse, mi corazón se acelera, pide auxilio con urgencia-. No quiero salir, no quiero estar en esta casa donde alguna vez él estuvo conmigo. No siento nada, no me interesa salir con el chico que me gusta, ni compartir con mi familia, ni amigos, ni mi gata que amo. No quiero dar un paso más sin estar a su lado y es algo que me tiene tan abrumado porque lo extraño, porque lo necesito y tengo miedo de acabar conmigo. Lo único que siento es que ya estoy acabado. Y no quiero que sea así, pero es lo que es...- digo con dificultad, mis labios y manos tiemblan, siento frío y lloro, lloro como nunca desde que él se fue.


Eres tan valiente, Roberto. Lo eres al decirme todo esto. ¿Qué te motiva a seguir luchando con esto?

No lo sé... yo sólo sé que detesto sentirme así, pero de todas formas sé también que no puedo dejarlo ir.

¿Dejar ir qué?

A él.

¿Quién es él?

Usted... ya sabe.

Yo puedo deducirlo, pero no me queda totalmente claro si no me lo dices tú.


Qué maldita. Le estoy hablando de la pérsona mas importante de mi vida. De quien le he estado contando estos uñtimos tres meses, de la persona con la que no puedo seguir sin el en mi vida y me obliga con cosas estupidas invalidando todo lo demas. Una mierda de psicologa. Cierto, es su trabajo, esto solo es por dinero.

Esto es serio, si no le importo mejor váyase.

No es que no me importas, todo lo contrario, es importante que aquella respuesta me la puedas dar, Roberto, porque todavía está ahí, no lo aceptas y es normal en estos casos, pero debes entender también que hay que seguir... y eso se consigue trabajando comenzando con la aceptación.

Pero entonces porque no me escuchó, porque no toma lo realmente importante de todo esto ysaltamos esa parte, quiero solucionar esto, si no hay solucion... yo... - desvío la mirada a mis pies.


Mierda, mierda, mierda. No quiero tener estos pensamientos, no quiero morir, No quiero abadonarlo y dejarlo todo... pero no lo siento. Me agarro la cabeza con ambas manos, Una batalla entre lo que quiero y entre lo que siento.

Quiero vivir- le digo desesperado-. quiero vivir, pero mi cuerpo no. Por favor... ayúdeme.


Rosa se acerca a mí y aleja mis manos de mi cabeza dejandome de hacer daño. Se sienta a mi lado en la cama y siento como me hace cariño en la espalda. No me tranquiliza, pero agradezco el acto.

Roberto... ¿has tenido pensamientos suicidas?- pregunta en un susurro discreto. Trago saliva. Tengo miedo. Tengo mucho miedo de lo que le pueda decir a mamá. De lo que pueda pensar Michelle y Gary. De lo decepcionado que debe de estar Oliver de mí, quiz's ya olvidandome porque lo obligue a hacerlo.


Sí- suelto un fuerte suspiro, como el de ayer que mamá suspiró preocupada por mí.

¿Te has autolesionado?- pregunta nuevamente. Las manos me sudan como nunca. El miedo me ahoga y en contra de mi mismo asiento con la cabeza.


El único capaz de sacarme de este pozo soy yo.

Pues felicidades, Robby- me abraza y la miro. A pesar de aquella sonrisa sus ojos cristalizados demostraban que yo en verdad si soy alguien a quien le importo a alguien-. Eres tan valiente que ya tocaste fondo y cuando tocas fondo no queda más que subir.

SHADOW ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora