Cap. 1- Un nuevo rumbo.

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El día que le notificaron que su vida tomaba un nuevo rumbo era un día soleado, el sol brillaba en todo su esplendor y la brisa suave acarició sus castaños cabellos que parecían bailar en el aire.

Un grupo de niños cruzaron corriendo frente a ella. Sonrió recordando lo que se sentía tener esa edad. A los 8 años la vida parecía más sencilla más fácil.

Ahora todo cambiaría. A sus 23 años y culminado sus estudios soñaba con ser maestra. Descubrió que su pasión era enseñar a aquellos niños que tenían toda la vida por delante.

Sujetó sus libros con fuerza y siguió su camino hacia los dormitorios pertenecientes al internado del colegio que estaba también unido al orfanato San Sebastián. Todo formaban parte de un sólo edificio.

Cruzó el patio el cual estaba decorado con unas petunias, tulipanes, rosas de varios colores y algunos geranios. Todos los aromas llegaban a sus fosas nasales brindándole una sensación de armonía.

Antes de llegar al otro extremo del patio la voz de su amiga Emily la detuvo.

– ¡Sophie! –gritó Emily corriendo en su dirección– ¡Sophie!

– Emily ¿qué sucede? –preguntó apenas tuvo a su amiga en frente.

– La directora... –jadeo cansada apoyando sus manos en sus rodillas– ella te está... buscando –respiró profundo recuperando el oxígeno perdido.

– ¿Me busca? ¿por qué?

– La escuche hablar con el señor Osterfield, hablaban de ti y que te han conseguido un trabajo.

– ¿Trabajo, en serio? –preguntó y una leve sonrisa se asomó en su rostro. Pues unas semanas antes ella le había pedido a la directora que le consiguiese un empleo como maestra docente para los niños de primaria. Al parecer el sueño se le había cumplido.

– Sí. Debes ir ahora a su oficina –anunció su amiga con premura.

– Iré ahora mismo –dijo con una sonrisa–. Llévame esto a nuestra habitación, por favor –pidió entregandole los libros que llevaba en sus manos.

– De acuerdo, ahora ve. –Sophie asintió con la cabeza y se encaminó hacia la oficina de la directora.

Apresuró su paso en los pasillos en un ligero trote. Subió las escaleras a la segunda planta del edificio y se detuvo frente a la puerta de la dirección. Frotó sus manos nerviosa y respiró tratando de tranquilizarse, golpeó y entró cuando de adentro se lo autorizaron. 

– Buenos días, Sophie. Pasa. –expresó la directora con una sonrisa.

– Buenos días, directora. –respondió Sophie animosamente.

– Ya conoces al señor Osterfield, ¿verdad?

– He oído hablar de él –respondió algo nerviosa, pues bien sabía a qué se dedicaba Osterfield–. Buenos días.

– Buenos días, Sophie.

Joshua Osterfield era el encargado de supervisar todo el instituto educativo cómo también el orfanato. Nada sucedía sin que él lo supiese. Era también el encargado de recaudar y recibir las donaciones que allí se hacían.

– Sabrás a qué te he llamado. Así que iré directo al grano, Sophie –Sophie miró y escuchó atenta–. Me pediste hace dos semanas que te consiguiera un trabajo como maestra –Sophie asintió–. Pues te conseguí algo parecido.

– ¿Parecido? –preguntó frunciendo el ceño– ¿A qué se refiere con exactitud?

– Tienes grandes capacidades, Sophie y son admirables, créeme. Por eso sé que estás más que capacitada para lo que te propondré.

La Institutriz | Mi Luz (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora