Cap. 30- Cumpleaños.

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Thomas, abandonó la habitación de Annette, cuando ya todo el asunto quedó aclarado y un fuerte pensamiento cruzó su mente, uno que hacía años creía haber extinguido por completo.

Deseaba saber en dónde se encontraba Michelle, esa era una brecha en su vida que siempre estaría abierta si no encontraba una respuesta a su interrogante.

Sus hijos, ambos tenían cuestionamiento diferentes respecto a su madre, una no quería verla jamás y el otro deseaba saber el porqué. No podía negar que lo último era una duda que le empezaba a picar profundo y también deseaba, después de tanto tiempo, saber el porqué.

– ¿Sigues leyendo aún? –preguntó Thomas, al ingresar a la habitación y encontrarla semi recostada en la cama con un libro en manos. Tal y como la vio una hora atrás cuando fue a hablar con sus hijos.

– Sabes que amo a Jane Austen –sonrió cerrando el libro y dejándolo sobre la mesa de luz– ¿Cómo te fue con los niños? –preguntó con interés.

– ¿Sabes? Ellos ya lo sabían desde un principio –Sophie lo miró e hizo un gesto de no poder comprender–. Escucharon tras la puerta una conversación que tuve con Polette, hace dos años. Todo este tiempo estuve con el miedo de que se enterarán y siempre lo supieron –dijo mientras se quitaba la ropa para acostarse junto a ella–. No sé si eso me pone en el puesto número uno del padre más ignorante del año. –ironizó con cierta frustración.

– No digas eso –contradijo Sophie con dulzura–. Eres un excelente padre –besó sus labios cuando lo tuvo a su lado en la cama–. Sólo que hay cosas que escapan de nuestro control. Lo bueno es que ese tema ya quedó aclarado y no debes preocuparte por eso.

– No quisiera, pero lo hago, me sigo preocupando –la estrechó con algo de fuerza y Sophie buscó su mirada, tratando de comprender detrás de aquellos faros azules lo que querían decirle–. Annette, está resentida con su madre y tal parece que no quiere volver a verla –suspiró–. En cambio Alex, él quiere conocer las razones por las que se fue.

– Y ¿tú? ¿Qué es lo que quieres saber? –preguntó y ni siquiera había molestia en su voz– Pasaron dos años, pero por más que quieras borrarlo de ti, siempre existirá la duda de lo que pasó –dejó un beso en su pecho con cariño y afirmó su abrazo en él–. Dicen que necesitamos olvidar para poder avanzar, pero no siempre es así; a veces necesitamos enfrentarnos a lo que nos pasó, hacerles frente y demostrar que somos fuertes y así podremos soltar ese pasado. Y cuando pensemos en ello ya no dolerá, porque el pasado por más que se quiera no se olvida, se supera.

– ¿Qué quieres decirme? ¿Qué debo buscarla y pedirle explicaciones? –frunció el ceño con su interrogante.

– Sí. –afirmó.

– Y ¿Sí lo que tiene que decir no me agrada? ¿Qué si dice que se fue porque estaba cansada de esta vida, con sus hijos, conmigo? –preguntó con molestia ante esa idea.

– No lo sabrás hasta que se lo preguntes, Thomas. Y debería de estar loca si piensa que estar contigo y tus hijos sería aburrido. Por qué no lo es, en absoluto. –sonrió.

– ¿Crees que está bien que la busque? –dudó– No sabría siquiera dónde buscar. Si hace dos años no supe de ella, menos ahora que podría estar ya en cualquier lugar del mundo.

– Búscala como persona desaparecida, en estaciones de policía o en hospitales.

Al escuchar a Sophie, algo hizo clic en su cabeza. El jamás la buscó por esos lugares porque jamás creyó que pudiera encontrarla ahí. Además después de recibir el divorcio, dedujo en su coraje, que podría haberse largado con algún amante que hubiera tenido escondido.

La Institutriz | Mi Luz (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora