Capítulo doce...

20 4 2
                                    

Intento ponerme de pie, pero es casi imposible, el dolor que siento en el cuerpo me vence y termino sin poder moverme. Incluso la visión se me nubla y me froto la cara, ocasionándome un dolor agudo. Se suponía que esta noche terminaría con sexo desenfrenado, mucho alcohol y yo colgada en algún puente de la ciudad. Todo esto sería sin dolor, pero con mucha decisión de por medio. No tenía que ser así. Por alguna estúpida razón, no dejo de pensar en Lauren, en su pequeño y en lo mucho que ella podía estarme repudiando ahora mismo. La puerta se abre y Behati aparece de pronto.

— ¡Maldición Farah!

— ¿Qué sucede?

— Te odio –dijo dando un pequeño golpe sobre la cama, que me provoco un ligero dolor sobre las costillas.

— Lo siento, no quiero darte más problemas, parece ser que soy un desastre.

— Farah, eres mi mejor amiga, me importas.

— Gracias por ello, al parecer eres la única persona en el mundo que piensa eso.

— ¿Qué sucedió aquella noche?

— ¿Aquella noche? –pregunté confusa.

— Han pasado dos días Farah...

— ¿Qué?

— Los medios acabaron con Dawson, al parecer alguien se posiciono y tu terminaste como la prostituta de las estrellas.

— ¿Por qué no me sorprende?

— Farah, esto es serio, Dawson era un tipo pesado en la política. De hecho, el sigue en coma. Un tal Ronald y Duck Fillout, están detrás de todo esto, parece que se han posicionado y él está arruinado.

— Vaya jugada... tengo que salir de aquí.

— Farah, te lo dije, es más complicado.

— ¿A qué te refieres?

— Yo... -dijo dudando y en ese instante una enfermera cruzó la puerta.

— Buenos días... ¿cómo se siente?

— Destrozada...

— La cicatriz en su rostro deberá desvanecerse y deberá reposar lo más que pueda, aunque dudo que eso suceda –dijo y pude notar tanto sarcasmo en ello.

— ¿Perdón?

— No le han dicho ¿cierto?

Pero ella no tenía que responder, la respuesta a mis preguntas, tardo exactamente dos segundos en llegar. La puerta volvió a abrirse y un par de policías cruzaron.

— Farah Leroy Potter, queda detenida, tiene derecho a guardar silencio, puesto que todo lo que diga, podrá ser usado en su contra.

— ¿Qué mierda es esta?

Detrás de ellos venía un tipo al que reconocí al primer instante, se trataba de Matt, portaba un portafolio y gafas oscuras.

— ¿Qué haces aquí?

— Lo siento mucho Dukesa, esto se salió un poco de control, pero queremos que sepas que estarás protegida ahí dentro.

— Es una puta broma ¿cierto? –me intente poner de pie.

— Van a tratare con cuidado y apenas todo se calme afuera, vendrán por ti. Queríamos disculparnos personalmente.

— Puedes decirle al estúpido de Ronald y Duck, que se vallan a la mierda –grité.

Me sujetaron y me esposaron sin consideración. Al pasar frente al espejo note mi rostro, ni siquiera me había percatado de que tenía contusiones y un gran hematoma sobre el ojo derecho.

— Lo siento tanto Farah –pronunció Behati a mi lado.

— Yo lo siento aún más.

¿Sabían que las mujeres que nos dedicamos a la prostitución, perdemos casi cualquier derecho? Bueno, esto es una realidad y que mi vida sea una completa mierda, también lo es. Y en medio de esta tempestad, solo puedo pensar en Lauren. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero creo que el suficiente para pensar mil idioteces, cada una es peor que la anterior. Bajamos del auto y me llevan a una oficina en la que la mujer me obliga a desnudarme para explorarme.

— Date prisa –grita de mal genio.

Y mientras me despojo de las prendas, siento como si cada una de ellas, fuera una cruz sobre mí, como si me arrancaran un pedazo de piel. Me siento en un mar inmenso del que no puedo salir. Me falta la respiración. Me estoy hundiendo y lo peor de todo no es eso, si no la estúpida respuesta a mis problemas que da vueltas sobre mi cabeza... ¿y si tan sólo dejara de existir?

— Arrodíllate perra –me grita de nuevo y al no acatar la instrucción, me azota con una macana y caigo al suelo.

— ¿Qué haces? –pronuncio entre dientes, desgarrada de dolor.

— Según tu expediente eres una prostituta, sin embargo, pagaron para que seas protegida de los reos –dijo riendo-, pero no mencionaron nada de los guardias.

Dio media vuelta y las luces se apagaron un momento, de entre la oscuridad intente sujetar mis cosas, pero cuando las luces prendieron y cuatro tipos se aparecieron, todo cambio. Sí, he sentido miedo antes, pero esta vez era diferente, como algo recorriendo mi cuerpo, el presagio de que algo malo estaba por suceder.

— Dukesa ¿no?

— Eso dicen, la Dukesa de los políticos...

— ¡Vamos a ver qué tal!

Comenzaron a desvestirse con desespero y en ese momento, cuando piensas que estás quebrada en mil pedazos, sí, puedes quebrarte en uno más.

*********************************

LAMENTO LA DEMORA, PROMETO RETOMAR LA HISTORIA CON TODO EL AMOR Y HACER CAPÍTULOS MÁS AMPLIOS.

#PORAMORALASLETRAS

DUKESA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora