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❝crónicas de stormy la campista capitulo uno omnisciente
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▋LA VIDA ERA RARA DESDE QUE TABATHA LLEGÓ AL CAMPAMENTO. El hecho más loco era que, por alguna extraña y dudable razón, era hija de algún dios, y no de cualquier dios — si es que existe otros —, sino de un dios griego.
Su correspondiente pariente divino había bajado años atrás y ahora la había condenado a una vida, quizás completa, encerrada en el gran bosque en el que se escondía el campamento.
Ser semidiosa era completamente odioso.
La tierra normal y corriente, las calles de las grandes ciudades y las ruidosas avenidas no eran más que una idea lejana y podría decir que olvidada en la mente de Stormy.
Desde que fue reclamada como una hija de Afrodita, su vida no pareció ir para mejor, al menos para ella. El poco parentesco que comparte con sus hermanos, ya sea en personalidad o en físico, solo la hacían aún más insegura sobre lo que y quien en verdad era.
Claro que la relación que tenía con los demás hijos de la diosa del amor era más que perfecta, pero el hecho de comerse la cabeza con el crudo pensamiento de que ella no pertenecía allí, a esa cabaña, — porque era lo que sentía desde lo más profundo de ella, desde su espíritu válgame Zeus— la llevaba a alejarse constantemente de su alrededor.
Su camino se desviaba a el llamativo reflejo que las armas le blindaban y el asqueroso olor a sudor por el potente rayo de sol que se posaba por sobre su cabeza cada vez que entrenaba.
Las clases de espada y demás destrezas físicas y mentales se volvieron un escape de sus pensamientos, de sus propias inseguridades.
Un simple juego de mesa con una caliente y rica taza de té o café junto a Quirón, o una exhaustiva tarde luchando con Luke siempre la hacían sentir, por decirlo de algún modo, encontrada con si misma
