"Dame otro", ordena hyunjin. su voz es suave pero seductora, imposible de desafiar.
"N-no puedo", tu llanto se convierte en un gemido prolongado cuando tus muslos se cierran alrededor de tu propia mano, a pesar de tus palabras, tus dedos siguen frotando tu clítoris con movimientos relajantes.
Hyunjin levanta la vista de su lienzo. "Solo uno más", persuade. "Ya casi termino, ángel".
Dejas que tus piernas se abran de nuevo para darle la vista perfecta de tu coño hinchado. después de cuatro orgasmos, sus sábanas están empapadas, pero a hyunjin no parece importarle. sus ojos parpadean entre tu forma cubierta y la pintura frente a él mientras su pincel baila sobre el lienzo.
La forma en que sus ojos oscuros te captan es familiar, pero hoy hay algo más en su mirada penetrante. es extrañamente íntimo y diferente a todo lo que has sentido antes; tan afilado que es casi imposible mirarlo a los ojos, giras la cabeza para ocultar tu cara acalorada pero él lo nota de inmediato.
"No te escondas de mí".
"Eres tan hermosa cuando te corres", susurró hace tres noches. déjame pintarte.
"Quiero verte. Todo de ti".
Es desinhibido y sincero y tu boca se abre en un suspiro silencioso cuando tu subidón te inunda repentinamente en oleadas erráticas, tan intensas que te sumerges en un placer abrumador.
Cuando finalmente abres los ojos de nuevo, hyunjin está arrodillado junto a la cama. besa las lágrimas saladas de tus mejillas.
"mi musa", murmura en tu piel, "has creado una obra maestra".
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