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Mikel escucha el grito de la vaca y sale de su casa dirigiéndose a la granja.  Cuando se detiene en la entrada, queda perplejo.   -¿Qué?  ¿Cómo?  - Él pregunta. Porque ahora mismo la vaca produce toneladas de leche.  Vaciándose como nunca antes.  El cubo está casi listo y Ayane está arrodillado junto a ella sin tener que usar las manos.  Ningún rastro de sangre que pueda demostrar que es culpable de la marca de mordedura en la ubre de la vaca.  Le sonríe confiado a Mikel.  Orgulloso de demostrar que está equivocado.  Desde que lo recibieron en este hogar, ese chico lo ha juzgado sin parar.  Diciendo comentarios ofensivos como: "Le doy una semana, no podrá vivir en la granja."  Yeilåh ha estado discutiendo como leona con él desde ayer.  Enfrentándolo como, "Bueno, ¡tú le enseñarás!” y etc.

Los colmillos de vampiro contienen efectos secundarios afrodisíacos, así que en términos extraños, la vaca se excitó tanto que gotea toda su leche.

-¿Qué le hiciste a ella?  Esto es imposible.  — Mikel se encorva junto a la vaca aún no creyendo lo que sus ojos ven. Impresionado. Emocionado también. A Ayane le resulta curioso verlo sonreír. No le sienta mal. ¿Por qué será que los gruñones tienen bonitas sonrisas? Siempre sucede.

—Supongo que tengo un don. — Pretende Ayane encogiendo los hombros y mirando abajo. Mikel sonríe. Mira la ubre de nuevo. Esta vez nota detalles perturbadores. Detalles que Ayane creyó ignoraría tras ver el derramamiento de leche. —¿Pero qué...? Tiene una mordida. Está hinchada. — Toca la ubre por encima. La vaca jadea en respuesta.

—¿La mordiste? — Mikel acusa a Ayane.

—¿Qué? ¿Por qué haría eso?

—Si no fuiste tú, ¡¿Qué la mordió?!

—Quizás la picó una abeja.

—Una abeja no deja dos arcos, tonto.

Ambos se ponen de pie confrontándose. Ayane mirándolo más que mal. Yeilåh sale hacia la granja al tener un presentimiento. Al ir, los encuentra tirándose truenos a los ojos. Reduce la caminata a una autoritaria sujetando sus caderas. Sintiendo el baja-sube de sus muslos.
—Chicos, ¿ahora qué pasa?

—¡Mikel me acusa de morder a la vaca! Yo solo la hice ordeñar. Jamás le puse un diente encima. — Miente Ayane todo lloroso. Un rubor rodea sus ojos. Yeilåh lo mira apenada, creyéndole antes que a su propio hijo.

—A revisar esa mordida. — Ambos retroceden abriendo paso y ella camina hacia enfrente. Se arrodilla para revisar el ubre. Hay un mordisco similar a colmillos. —Ayane, ¿no entró ningún animal mientras estabas aquí?

—No...

—¡Mientes! — Mikel insiste.

—¡¿Por qué eres tan malo conmigo?! ¿Qué te hice? ¿O los malos modales le pertenecen a los de tu raza?

—¿Ahora eres un maldito racista?

—¡He visto videos en el teléfono de mi papá! Negros en los aeropuertos que gritan o bailan sin vergüenza alguna o proclaman cosas que ni les pertenece--

Yeliåh lo sujeta de un hombro citando suaves, —Oye, oye... — Un poco herida. El niño se detiene para mirarla nervioso. Al decir esas cosas no pretendía incluirla a ella, pero el error fue generalizar. Una palabra muy madura para Ayane, quién solo quería defenderse. —Eso es un poco ofensivo, Ayane.

—Lo siento. No me refería a ti. Es que él siempre me molesta--

—Jamás vuelvas a decir cosas como esas, ¿está bien? No te harán bien. — La mujer sigue tratándolo cariñosa. Entonces le da una rígida mirada a Mikel.

TORN (EN RUINAS) • GawinFirstDonde viven las historias. Descúbrelo ahora