pasado

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El bullicio de los pasillos de la preparatoria al momento de cambio de salones era algo que normalmente estresaba a Hyungwon. No era de hacerse amigo de sus compañeros, se juntaban a hacer sus trabajos, ellos solían planificar alguna salida la cual lo invitaban pero siempre se negaba y volvía a su hogar donde su familia lo esperaba siempre con una deliciosa cena, una amena charla donde sus padres y su hermano se ponían al dia, luego de una taza de café con algún postre se iba a su habitación a repasar sus apuntes y se acostaba a dormir, o al menos eso hacía las noches en la que su hermano MoonBin no se colaba en su habitación a contarle algún chisme de su universidad o sus noviazgos y amoríos. Hyungwon no estaba interesado en nada de eso, nunca había tenido un amor o algo que lo desviviera al punto de sentir latir su corazón de forma desenfrenada, pero adoraba escuchar a su hermano cuchichearle sobre aquellas cosas como si él fuese su diario íntimo. Si eso a él le hacía feliz, iba a tolerarlo.

— Anda, Wonnie. Debe haber alguien que te atraiga, no puedes tener un corazón de hielo por siempre.

Le había dicho mientras le lanzaba la almohada que estaba debajo suyo en la cama que estaba usurpando.

Hyungwon suspiró agotado de que siempre que se juntaran a hablar separados de sus padres le trajera ese tema para debatir. Ni siquiera apartó los ojos de su libro en el escritorio. Siempre respondía lo mismo.

— No hay nadie, no estoy interesado. Mi cabeza ahora mismo está en ingresar a la universidad. No tengo tiempo para esas cosas, Bin. Déjame en paz.

El mayor lo miró de reojo, sabía que Hyungwon era humano y tarde o temprano sus hormonas iban a dominarlo, pero lo que MoonBin no quería era perderse la primicia de que alguien por fin había sido capaz de tocar ese enorme caparazón que su hermano tenía y lo habría hecho titubear como adolescente en sus quince.

A esa persona pensaba hacerle un monumento por conseguir algo así.

Habían mañanas en las que el alto despertaba temprano y preparaba el desayuno para ellos, como habían mañanas en las que su hermano mayor lo hacía. Esa era su rutina, hasta que llegó un día negro de tormenta y el conductor ebrio de un camión le arrebató toda esa calidez que su hogar y familia le brindaban. El mismo día de su graduación, donde él los esperaba ansioso en la ceremonia de entrega de diplomas, pero ellos nunca llegaron y la llamada entrante en su celular que terminó con aquella espera.

La tarde que llegó a su casa luego del funeral, dónde el silencio y la oscuridad de las habitaciones vacías comenzaban a carcomerlo vivo. Su corazón de hielo había comenzado a fragmentarse a tal punto que ya no pudo mantenerse de pie y rompió en un llanto que solo las paredes de su casa podían escuchar.

Hasta que el inesperado timbre sonó. Había dicho a todos los familiares que asistieron ese dia que quería ir solo a casa a dormir, en tantos sentidos de la palabra, quería estar solo, pero el timbre seguía insistente. Quien sea que esté del otro lado de la puerta, no iba a detenerse hasta verlo medianamente bien. Así que intentó regular su respiración apenas consiguiendolo, con todas sus fuerzas se puso de pie y con la energía que ese llanto de desquite le había drenado, consiguió abrir la puerta.

Ni siquiera pensaba preguntar ni mirar quién era, él pretendia echarlo, pero un par de brazos rodeando su cuerpo no le dio tiempo a decir ni una sola palabra. Se había petrificado ante el gesto, la persona que lo abrazaba, no había podido ver su cara, pero si de las otras tres personas que lo acompañaban y dos segundos después se habían sumado a ese abrazo que terminó  por traer sus lágrimas de regreso.

I'll Find U | 2wonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora