I'll Find U | 2won

i am

El baho que escapaba por la boca de MinHyuk era la descripción gráfica de la desesperación que había comenzado a invadirlo al escuchar las palabras de su mayor.

— Tienes que estar bromeando. ¿Por qué lo haces?

El rubio ni siquiera lo miraba, sus pies parecían tener toda la atención indiferente que el menor rogaba no tener hacia él. Entre los paredones de aquel callejón de mala muerte donde se había metido, era solo él contra cinco tipos de los cuales conocía perfectamente, pero uno en particular deseaba que fuese una maldita mentira.

— Lo que escuchaste. —respondió manteniendo esa serenidad que no le transmitía ni un gramo de paz a MinHyuk— Tengo cosas más importantes que hacer ahora, y hacerme cargo de este negocio es una de ellas.

MinHyuk negó reiteradas veces, no pudiendo creer las cosas horribles que estaba escuchando, la persona horrible que estaba teniendo ahora delante suyo y desconocía por completo.

— Alguien más te está obligando ¿verdad? Tiene que ser eso, dímelo.

— Será mejor que te vayas, Lee.

Su voz dominante le erizó la piel al ver como los cuatro tipos que los rodeaban daban un paso adelante amenzando su espacio. MinHyuk tragó en seco, era la primera vez que lo llamaba por su apellido, pero no estaba asustado, había convivido muchos años desde su niñez hasta su temprana adolescencia con tipos como ellos, pero si estaba muy preocupado por su mayor que seguía sin dirigirle la mirada.

— ¿Siquiera pensaste en cómo se siente... él? —pudo ver una importante caída en su aura que duró un segundo. Sabía que no podía nombrar a la persona a la que se refería, era una manera de protegerlo y tampoco creía necesario el detalle— El dolor con el que aún te sigue buscando, ¡Ya sin esperanza sigue haciéndolo! y tu... jugando a la mafia.

Cuatro revólveres le apuntaron en distintas partes del cuerpo, no se le movió un pelo. Dio dos pasos enfrentandolo y este finalmente clavó sus pupilas en las suyas.

— Créeme que no quiero lastimarte, pero en cuanto no desaparezcas de mi vista, ellos lo harán. Y créeme, no te quiero en mi lista negra.

— Claro que no quieres, ya lo habrías hecho de todas formas. No quieres que él sufra otra perdida, no quieres verlo como yo lo he visto, dos veces, una por culpa del destino, y ahora por tu culpa.

El veneno que escupía MinHyuk en cada palabra eran dagas que se iban clavando en su pecho, una tras otra, pero claramente eso no lo iba a demostrar. El frío y el vacío en su mirada, la determinación en su voz.

— Pero no te preocupes. —continuó— Yo mismo voy a encargarme de que mueras eternamente para él. Es mejor un disparo directo al corazón que vivir en un limbo sin luz y con desesperanza. Ya no mereces ni una lágrima suya.

Dicho esto, el menor se dio la vuelta y se alejó abriendo el paso con un empujón a uno de los hombres que le apuntaba.

El maldito tenía agallas.

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La siguiente noche, MinHyuk se fue de su casa a altas horas de la madrugada sin que nadie se enterara, se fue hasta el otro extremo del Río Han donde tres hombres lo esperaban.

— ¿A qué se debe ésta reunión? Y no digas que nos extrañas, porque fuiste tu mismo el que se marchó.

MinHyuk bufó sentándose al lado del de cabellos violáceos y le robó el cigarrillo que fumaba para darle un importante calada. La nicotina picó en su garganta relajando al menos un poco la tensión de su cuerpo ansioso.

— No estoy para tu humor estúpido, Yeol.

El castaño frente a él lo observaba cruzado de brazos analizando cada movimiento suyo. No inspirando mucha confianza en su mirada.