Poema VII

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Las pesadillas de soledad me rodean,
mi corazón destrozado y mi alma con dolor;
como una maldición la idea de estar separados,
una melancolía demasiado profunda.

Las noches son tristes y largamente eternas,
sin tu amor para iluminar mi vida; la suerte nos fue implacable e ingrata,
al llevarse lo mejor que teníamos.

Ahora me toca sobreponerme a tu ausencia,
buscar protección detrás de las sombras; no enfrentar a los astros sin tu compañía,
como si se desplomara el cielo sin sus canciones.

La realidad llegó cargada hasta el final, 
el constante lamento etéreo para recordarte; no habrá consuelo hacia mis suspiros infinitos,
cuando nuestros recuerdos eran uno.

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