Capítulo 2

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Jugaron unos segundos con sus manos, Jimin conociéndolas, tocaba a placer las contrarias, eran aquellas tan grandes que ocupaba las dos pequeñas de él,para cubrir una sola, no fue suficiente.

Audaz el dueño de las pequeñas manos, sin importar nada, dejó las manos subiendo por los brazos...

"woow es alto" pensó el arquitecto.

Tocó y masajeó un poco las largas extremidades, siguió subiendo, peinó y pasó entre sus dedos el cabello del chico del cual sólo lograba escuchar su agitada respiración.

Los pequeños dedos palparon cada centímetro de su cara, era una cara tersa, seguramente era alguien vanidoso. No dejó de recorrer más abajo, en formido y musculoso cuello, vaya era algo digno de saborear...

Jimin se puso de puntitas, lo más alto que pudo y acercó su cara a ese apetecible cuello, aspiró profundo, ese perfume definitivamente sería su aroma favorito en el mundo a partir de ese momento.

La cada de ese chico se movió a la izquierda cuando sintió la del joven que lo olía con dedicación. En ese momento logró tocar con su mejilla la del chico que no separaba sus manos de su cuello.

-¿Quién eres? - el joven alto susurro al oído del pequeño arquitecto.

El primer impulso del alto, fue abrazar al otro joven. Lo hizo, y lo acercó tanto a su cuerpo, que pudo sentir el rápido latido de su corazón, su respiración cálida chocando en su cuello.

Vaya que jimin disfrutaba cada toque, cada minúsculo movimiento de aquel chico alto. Pero como niño regañado se separó. Se dio la media vuelta y salió de ahí. Se aseguró de poner otra vez el seguro de la puerta y huyó de ese lugar, dejando todo como lo había encontrado.

El alto tarso en reaccionar, el ambriagador aroma, las caricias enloquecedoras y la sola precencia de ese chico. Lo atontaron por unos minutos. Con sus palmas buscó lo que no pudo encontrár. Camino hasta tocar la puerta y buscó el interruptor, cuando lo encontró, encendió la luz.

Una habitación vacía, una brica habitación, apenas amueblada con una cama, una pequeña alfombra al pie de la cama, una mesa y dos sillas y cuadros de flores y mariposas por todas las paredes.

Pero el joven no estaba, trató de abrir la puerta, pero esta no cedió. Estuvo uno minutos esperando a ver si volvía, pero no lo hizo.

Derrotado salió de la habitación y regresó por donde vino. No podía pensar en otra cosa más que ese chico misterioso, ese encuentro sensual, esa tierno voz, pero sobre todo esas manos, esas pequeñas manos que se atrevieron a tocarlo y despertar en el, algo que nunca creyó sentir.

Fue a encerrarse a su recamara, después de pensarlo, se preguntaba si ese chico era con el que se veía su madre, ya que al seguirla fue como dio con ese lugar. Jungkook se preocupo un poco.

Pero era muy claro que también era la primera vez de él en ese lugar, ya que se sentía perdido tanto como el mismo Jungkook se sentía.

"Debo verte otra vez"

Jimin al entrar a la casa vio a su tía guardando algunos víveres en la cocina y fue con ella.

-Querido, no duermes aún - dulcemente preguntó la dama.

-No tengo sueño, estaba en el jardín, es hermoso. Creo que me enamore. - Jimin respondió.

-Si, tiene algo especial - ella dijo sonriente.

-Tía, alguna vez has tenido un secreto que te hace feliz, que quisieras contarlo pero temes que si lo haces te hechen a perder y prefieres callar - lanzó el sobrino.

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