El vacío

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Todo era muy obscuro y ajeno, esa es la primera impresión que se tuvo del vacío. Se podía percibir fácilmente la sensación de encontrarse en un lugar distante pero al mismo tiempo acogedor; como si ese lugar fuera familiar pero diferente de lo que anteriormente existía.

¿Era siquiera real?

Había una infinidad de inexistencia y frialdad, las palmas de las manos y los dedos de los pies estaban totalmente congelados; había una sola pequeña luz que emitía el centro de donde estaba acostado Evan en aquello que parecía un lago color negro congelado. El niño no entendía dónde se encontraba ni que había pasado con él pero tampoco sentía la necesidad de averiguarlo. Existía cierta presión que lo mantenía recostado sobre el suelo pero no era incómoda, la cabeza le dolía un poco pero igualmente no lo suficiente como para llevar sus manos a la cara.

¿Siquiera él era real?

A pesar de tener los ojos cerrados, él entendió que sería lo mismo que tenerlos abiertos. El silencio era abrumador pero relajante, finalmente el ruido había cesado y Evan estaba seguro que eso era el pequeño zumbido que oía ligeramente en su oreja, la extrañeza de silencio y paz.

De repente tuvo un impulso y logró reincorporarse para hincarse y abrió los ojos para observar su cuerpo, no se examinó pero al parecer era el mismo de siempre, era una sensación extraña. La ausencia de una realidad conocida le parecía interesante e inquietante, pero algo dentro de sí sabía donde se encontraba y que pasaría con él después. Por un momento le causó gracia el hecho de tener el presentimiento de saber que ocurría y al mismo tiempo desconocerlo.

¿Acaso esto era el cielo?

¿O era el infierno?

Sin intentar abrir la boca para articular una palabra, Evan se dio cuenta que no podía emitir sonidos. Tampoco podía levantarse y eso lo preocupó un poco pero por unos segundos. Evan no podía mover más que loa cabeza y las manos, logró cruzarse de piernas y se mantuvo en la posición que le pareció cómoda. Lo que pasa en el vacío es la combinación de dos emociones opuestas. Frío y calidez, extrañeza y conocimiento, miedo y paz, cansancio y descanso, amor y tristeza.

Y soledad.

Entonces volvió el impulso y su oído se agudizó. No era como si pudiera escuchar lo que sea con claridad pero, podía entenderlo, aunque a un volumen extremadamente bajo. Había muchas conversaciones al mismo tiempo y alguien intentaba ayudar a Evan.

"Pero estoy bien" pensó el niño.

Escuchó llantos y movimientos de metal, recordó a los animatrónicos y por primera vez en mucho tiempo no le evocaron ninguna emoción. Entendió que se había terminado y era momento de partir. No sabía exactamente qué es lo que se tenía que hacer pero guardó la calma y esperó.

Nada.

¿Estaba de nuevo en una de sus pesadillas?

Quizás en cualquier momento Michael vendría a asustarlo y comenzaría un nuevo día. Pero Evan sabía que era imposible y con mucha tranquilidad lo aceptó e incluso lo apaciguó.

Y como si él lo hubiese invocado, una voz resonó por la cabeza de Evan que se prolongó hacia el vacío. Era Michael. Podría reconocer su grave voz en cualquier lado.

¿Puedes oírme? —preguntó la voz con tristeza.

"Si puedo, Michael" pensó.

No sé si puedas oírme —volvió.

Evan sintió una rápida y extrema manifestación de calor en su mano derecha, era fuerte y demostraba una muestra de amor y preocupación genuina. Tenía ganas de regresar esa emoción pero no había forma de hacerlo.

Lo siento... —terminó Michael.

Y repentinamente Evan supo que su hermano había soltado su mano. 

¿Lizzie está también aquí?

Cuando giró su cabeza hacia la derecha pudo lograr observar cinco figuras reconocidas; le extrañó el hecho de reconocer algo de su vida frente a él. Eran sus cinco peluches que su padre le había regalado que estaban formando un semi círculo alrededor de él. Evan giró su cabeza y los miró con detalle, los recordó con cariño y deseó poder tocarlos nuevamente, sonrió y quedó a la espera de lo que vendría.

Estás roto —sonó sin aviso.

Esta voz era diferente, no logró entender de quién provenía o cuáles eran las intenciones de esta. Al terminar esa frase, el peluche de Foxy el zorro pirata se desvaneció.

Aún somos tus amigos —dijo calmada la voz.

Acto seguido desapareció la figura de Chica el pollo; cada uno de sus peluches iba desapareciendo conforme la voz se pronunciaba.

—¿Aún crees eso, verdad? —preguntó y fue el turno de Bonnie el conejo.

Seguimos aquí —finalmente dijo Freddy para desaparecer.

Se encontró una vez más con Fredbear, su inseparable amigo. Extrañamente ambos tenían una sonrisa de oreja a oreja y Evan sintió de nuevo el cariño que tenía por aquel dulce peluche, le alegró que él fuera el último en irse. Sin embargo, algo cambió.

El infante reconoció un sentimiento que provenía del oso amarillo, era potente y sincero, como si lo quisiera proteger.

¿Pero de qué?

¿Acaso no todo ya había terminado?

Evan sintió un escalofrió por todo el cuerpo y comenzó a desprenderse del suelo, desapareciendo lentamente, mientras una voz que había escuchado en alguna canción que cantaban los animatrónicos en el local de su padre le decía:

—Te voy a unir de vuelta—. 


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⏰ Última actualización: Mar 08, 2023 ⏰

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FNAF: Don't Forget To SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora