Capítulo 1 - Conociendo

155 30 24
                                    

Hacienda Villalba

Eran aproximadamente las 10:30 de la mañana cuando un alto y fornido tipo de porte elegante y autoritario, entraba con curiosidad a una descuidada y vieja casa. Miraba de arriba a abajo como si estuviese inspeccionando el sitio, reparando cada detalle en él, mirando si valía la pena hacer una inversión allí.

-- Buenas.. - Dijo, para saber si había alguien en la casa.

De inmediato apareció ante él un hombre un tanto mayor, apuntándole con una escopeta y mirádolo con recelo, era el capataz o el encargado de aquella propiedad. A decir verdad no lo juzgaba por su actitud, en su último encuentro no lo había tratado muy bien.

-- Buenas, ¿Qué se le ofrece? - Preguntó sin dejar el arma.

-- Eh.. tranquilo. - Dijo Jose Miguel en tono conciliador, pero sin dejar su característica rudeza al hablar. -- Quiero hablar con los dueños.

-- Ya le dije en la última vez que nos vimos que mis patrones no están aquí. - Aclaró Sabino, el capataz..

-- Entonces quiero que les de un recado a los dueños de mi parte. - Montesinos empezó a mirar al rededor detallando la propiedad, luego volvió a mirar al señor.

-- Usted dirá.

-- Quiero que les diga que me interesa comprar su hacienda. - Indicó.

-- La hacienda Villalba no está en venta. - Agregó una voz nueva en la conversación. Era una voz fuerte, y una voz femenina.

Ambos hombres miraron hacia donde se escuchaba, encontrándose con una mujer en ropas campiranas que traía consigo una maleta. De estatura más o menos alta, y cabello color castaño e iluminado que caía hasta su cintura. Su espléndida sonrisa cautivó a los dos hombres, mientras que el señor la miraba sonriendo con orgullo, el otro la observaba como una intrusa.

-- ¿Usted quien es y por qué se mete en lo que no le interesa? - Preguntó agreste enfrentándose con la mujer de sonrisa vacilante.

-- Soy Valentina Villalba, hija de los dueños de esta hacienda. - Dijo presentándose. -- Y ya le dije, la hacienda no se vende.

-- En todo caso quienes deberían decidir eso son sus padres, no usted. -- Añadió Jose Miguel mirándola de cejas alzadas, luego caminó por la sala del lugar observando cada detalle en la estructura de la casa. -- Además, no sé para qué quieren conservarla, a esta hacienda le hace falta mucha inversión.

-- Para eso estoy yo aquí. - Ella sonrió, y caminó hacia Sabino saludándolo con una palmada en el hombro.

Jose Miguel se giró para verla.

-- Se necesita más que su presencia para echar a andar esta hacienda. - Añadió el dueño de un modo poco delicado. -- Y si no ha tenido como levantar una simple cerca, dudo mucho que pueda con todo esto.

Valentina miró al hombre mayor extrañada.

-- Luego te explico a qué se refiere el señor. - Dijo él.

-- Piénselo señorita... - Se quedó tratando de recordar irónicamente su apellido.

-- Villalba..

-- Señorita Villalba, nadie le dará un mejor precio que yo. - Dijo convencido Montesinos.

-- ¿Siempre eres tan soberbio? - Valentina lo miró riendo por lo bajo, él hombre se alteró. -- No.. No.. tranquilo..

-- ¡Al parecer usted no tiene ni la mejor idea de con quién está hablando! - Exclamó él poniendo una mano en su cintura y mirándola desafiante. A la vista se notaba que era un tipo arrogante.

Soy tu dueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora