29 de septiembre 2017
Mis párpados se abrieron debido a la traslucidez de un pequeño rayo de luz que me golpeaba directamente en los ojos, este pequeño hilillo luminoso se colaba por una diminuta brecha entre la ventana y la cortina que ocultaba mi habitación. Moví un poco el cuello sintiendo un dolor, pues, parecía estar adolorido debido a una noche pesada y con mucho estrés perforándome la cabeza, entre estos se hallaba mi mala interpretación de ecuaciones matemáticas, nunca me destaque por ser un experto en esas cosas, pero si en la elaboración de resúmenes y exposiciones, gracias a mi redacción que me apasionó desde que leía poesía en primaria, aunque no supe como tomarle una ventaja a eso, además de todo siempre fui un poeta amateur, haciendo poemas tontos a la nada. Extendí los brazos, mientras lanzaba un bostezo reafirmando esa noche, la cual había sido de todo, menos un descanso reparador, y el revoltijo de sábanas apoyaban esa afirmación.
Con una pesadez en los hombros decidí dejar al fin la cama para buscar mi ropa y una toalla, una vez que tuve esto en mis manos, avance hasta la ducha. Durante mi trayecto observé la habitación de mi hermano entreabierta, ahí pude ver una silueta con un poco de movimiento dentro de su dormitorio, acciones sutiles y silenciosas, evitando hacer cualquier ruido y con un estado que parecía ser el de un cuerpo sin conciencia... un zombie.
Antes de llegar al baño, hice una parada frente al espejo, mirando mi rostro de manera fija y detallada, podía notar como mis gigantescas ojeras empeoraban mi aspecto, pero al final de cuenta ya era normal. Después de algunos minutos inspeccionando mi cara, continúe con lo que era mi rutina mañanera. Me desprendí de mi ropa y entré en la ducha. Como primer paso giré la llave de paso del agua fría, dejado caer un chorro directo al piso, para después girar la otra llave, intentando encontrar un equilibrio en la temperatura. Mientras intentaba llegar a la calibración exacta, podía sentir un revoloteo de pensamientos ligados a las tensiones que existían entre Giovanni y yo, un estúpido de la escuela con el que había tenido un problema por ayudar a alguna de sus víctimas. Fue un viernes después de salir de clases cuando lo encontré empujando a un chico, y con un impulso de valentía o tal vez uno de idiotez, no lo sé... le dije que se detuviera, por suerte había un profesor cerca y no paso a algo peor, pero sin duda podía sentir como él y sus amigos me observaban durante la hora de comida, y no era algo que me tenía cómodo cuando estaba comiendo en la cafetería.
Al terminar aquel baño, tomé la toalla secando cada parte de mi cuerpo, para colocarme las prendas que había traído de mi habitación. Así volví una vez más a mi cómoda de ropa para ponerme el uniforme, el conjunto consistía en una camiseta blanca, suéter largo de color azul oscuro, y como última prenda un pantalón de vestir oscuro; el típico uniforme escolar. Con pereza, me vestí, sintiendo la cálida sensación en mi torso y piernas. Al finalizar observé la interesante combinación de colores, y convencido, bajé a la primera planta para preparar el desayuno.
Descendí con un poco de prisa cada uno de los escalones, manteniendo mi mirada fija en un punto de reflexión de un ventanal que dejaba ver el cultivo de plantas que mi abuela Sofía había instalado hace un par de semanas atrás, no había demasiado dentro de este, sólo algunas plantas con diminutos y frágiles tallos. Al llegar finalmente a la primera planta me encontré con una cabellera lacia posada en uno de los brazos del extenso sofá color caqui de la sala. Mi abuela... Sofía. Ella quedó a nuestro cargo, desde aquella maldita noche de junio de este año, una noche que hizo trizas mi corazón y el de mi pobre hermano. Mi padre nos abandonó aquel 11, después de que sufriera episodios de crisis mentales y episodios inestables en su conducta, siendo el resultado de una estúpida adicción al alcohol a finales del año pasado o tal vez secuelas traumáticas desde la muerte de mi madre. ¿Aprecias lo que tienes? Me hubiese haber reflexionado sobre aquella pregunta antes de perder a mi madre, pero asumo que "son situaciones que pasan en la vida, y nos hacen más fuerte" o es lo que ella siempre me decía después de algún fracaso, o como una tonta justificación ridícula ante las injusticias.
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PURPLE ECSTASY
Teen Fiction"¿Has llegado hasta aquel punto donde los límites morales son insignificantes para ti?" Podría resumir mi vida en tres simples palabras FALTA DE VOLUNTAD, las situaciones que viví, las emociones que sentí, las experiencias que me marcaron, son simpl...