= 10

1.2K 204 110
                                    

Muy pocas veces lo había visto de ese modo, la última fue cuando Mori y él pelearon respecto al futuro de la compañía familiar y de los sueños que tenía para cumplir.

Y ahora lo tenía frente a frente, sin ningún tipo de aviso previo, ni una llamada ni un mísero mensaje, solamente se encontraban ellos dos en toda la sala de la casa que Osamu poseía totalmente a su disposición.

El mayor tomó asiento, hizo a un lado el café y las galletas que Fyodor estaba consumiendo, en su lugar dejó su mochila del trabajo.

Tragó en seco, sus nervios iban en aumento.

— Habla antes de que yo lo haga– exigió demandante — ¿De dónde conoces al ruso?

— E-Eh... pues, salimos de fiesta los de mi equipo y yo, estuvimos en un club privado y lo vi a él en una mesa, me acerqué porque se me hizo lindo y una cosa llegó a la otra– respondió jugando con sus dedos — Fueron más de 3 salidas, se hizo costumbre hasta que me pidió salir formalmente

— En primera, no me puedo creer que mandaras una relación de 3 años y un matrimonio de otros 4 únicamente porque se te hizo lindo un tipo de una noche– comenzó a reclamarle — Y en segunda, ¿tienes idea de la cantidad de relaciones en las que él ha estado?

— No hablamos de eso, es una relación abierta o algo así

— ¿"O algo así"? ¿Esto es en serio para ti?

— Odasaku, no me interesa honestamente, me gusta lo que me hace sentir cuando estamos juntos y lo demás ya no me importa

— Siempre he creído que tu inteligencia estaba bastante por encima del resto, pero veo que no tienes idea de cómo funcionan las relaciones

— ¿Y a qué vienes?– quiso cambiar el tema, limpió sus ojos llorosos disimuladamente — ¿Papá te dijo que lo hicieras?

— No, llegué al aeropuerto y todas las televisoras de Japón me pusieron los micrófonos en la tráquea esperando una respuesta– contestó recuperando la compostura — ¿Conoces al chico albino llamado Nakajima?

— No me suena de absolutamente nada

— Bien, imagina que usa un collar de plata con un zafiro en un broche a la izquierda, ¿eso ya te suena de algo?

Dazai entrecerró los ojos intentando leer entre líneas, trató de buscarle la lógica a lo que el mayor quería decirle. Fue más complicado de lo que pensaba, para que Oda usara ese tono de voz tan condescendiente tenía que significar algo más.

Y si, por supuesto que era algo más.

Indagó y preguntó con Ango, el mejor en este tipo de casos donde no sabía ni por dónde empezar a buscar. Pasaron los minutos, en eso preguntó por el viaje de su hermano aunque realmente quisiera interponer algún otro tema de conversación y que todos los regaños no fueran sólo hacia él.

Al poco rato recibió de regreso la llamada de su amigo.

— Estás impresionantemente imbécil– fue lo primero que escuchó a través del teléfono — Mira que pelearte con él es una cosa, engañarlo con un ruso comunista es una muy diferente

— Hola, Ango– saludó Oda — ¿Cómo estás?

— A-Ahh... bien, gracias... no esperaba que tú también estuvieras con Dazai– admitió nervioso — Eh... bu-bueno, te decía que estás bien imbécil

— Si, ¿qué más encontraste que no fuera tan evidente?– cuestionó fastidiado, le puso ojitos de huevo cocido a Oda

— Pues felicidades, resulta que ahora tu ex-esposo está en Argentina según la televisora de allá y tú no tenías idea– dijo en regaño, parecía mamá enojada recriminándole algo a su hijo — Vete a saber qué estará haciendo allá

Tiradera // BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora