Sunghoon había llegado al departamento después de un agotador día de trabajo y estudio, odiaba los días en que ambas cosas estaban presentes pero no pensaba mencionarlo en voz alta
La única vez que lo insinuó, su esposo se había puesto realmente triste y hasta intentó buscar un trabajo con todas sus fuerzas solo para poder ayudarlo y no es que le prohibiera hacerlo, pero a Sunghoon no le gustaba la idea de que Sunoo trabajara, no por el momento
Unos meses antes de que comenzarán a tramitar los papeles de su matrimonio, Sunoo estuvo muy enfermó y débil, al punto en que estuvo alrededor de dos semanas en el hospital
No fue algo demasiado grave, pero si lo hizo preocupar demasiado a Sunghoon quién no estuvo tranquilo hasta que no le dieran su diagnóstico
Sunoo quién siempre tuvo una relación extraña con la comida, desarrollo anemia en su adolescencia pero siendo ignorante al respecto, fue recién consciente a sus veintiún años y desde entonces no era novedad lo mucho que Sunghoon se esforzaba por qué estuviera bien y nada le faltará
Sabía que en cuanto su esposo se recibiera, ejercería su profesión, pero hasta que ese momento llegará, prefería cubrir él los gastos de su hogar
Además, Sunoo siempre lo recompensaba aún sin notarlo, porque si había algo que Sunghoon amaba más que a nada era a esa sonrisa que su pareja le mostraba cuando lo recibía después de un día agotador
— Hoon Hoon, bienvenido —lo escuchó decir a su esposo, quién sonreía contentó de verlo
Pero Sunghoon estuvo medio perdido en su rostro, mirándolo en silencio hasta que Sunoo carraspeo llamando su atención
— Gracias Sun... ¿Qué paso? —intentó no sonar tan extrañado pero le fue imposible al notar la condición de su esposo, quién portaba un delantal de cocina y un poco de harina en su rostro
Temió lo peor y se aseguró de mirar a la cocina en busca del fuego o de algo que le hiciera alarmarse, Sunoo inclino la cabeza mirándolo silencioso, no comprendía que buscaba su esposo
— No paso nada Hoon —miro en la misma dirección, buscando que era lo interesante de su cocina— ¿Buscas algo?
Sunghoon negó a su pregunta
— Solo quería saber que estabas haciendo
Sunoo asintió y le respondió
— Cocine para ambos hoy, no te preocupes que no queme nada —lo último lo aseguró
Sunghoon le creyó y se acercó a limpiarle la naricita de botón que tenía harina encima, Sunoo río por las cosquillas que su toque le dio y se abrazo a la cintura de su marido
— Gracias por eso —le dijo Hoon, siendo muy sinceró
— No es la gran cosa —le restó importancia— es un tonto omelet y unos fideos con queso para acompañar
Sunghoon tomó el mentón de su esposo que aún permanecía muy cerca de su cuerpo y se agachó ligeramente para poder darle un pico que resonó en el departamento de ambos e hizo avergonzar a Sunoo
Aunque muy por el contrario de lo que esperaba, Hoon pudo notar como su esposo lo miraba directamente a los ojos aún después de la pequeña muestra de cariño, era extraño o almenos así lo sintió el pelinegro quién no recordaba a Sunoo mirándolo tan atentó
No pudo guardar su duda en su mente, porque después de todo, cada cosa relacionada con Sunoo lo hacía hacer cosas no muy propias de si mismo
— No sabía que ya podías verme a los ojos —pudo ver a su esposo mirarlo curioso y decidió continuar— antes no lo hacías porque te ponía nervioso
El menor sonrió alegre al oírlo y apretó su agarre en la cintura de su Hoon Hoon
— Me sigues poniendo muy nervioso, no creo que eso cambie algún día —le explico con vergüenza Sunoo a su pareja
Era cierto, Sun siempre fue débil ante su pareja y en sus años de noviazgo aún le resultaba difícil mirarlo mucho tiempo a la cara porque se sentía muy nervioso como para hacerlo
Ni hablar de cuando sus miradas chocaban, aún en la actualidad todo eso era así y siempre era su recordatorio de que no importaban los años que habían pasado juntos
Siempre se sentiría igual de encantado de Sunghoon cómo en el primer día en que lo conoció
— Eres muy lindo Sunoo
Sunghoon volvió a dejar varios picos en los labios del menor, antes de separarse definitivamente y dirigirse a la cocina
Sunoo comprendió lo que quería y lo siguió, ambos fueron por sus platos para cenar