Falsa Amistad.

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⚠️Contiene tortura y mucha sangre⚠️

Recorría la habitación a paso vivo , con lágrimas en los ojos y una sonrisa en la cara.

Lágrimas de dolor por haber perdido una amistad, y la sonrisa por saber que mi venganza sería el doble de dolorosa.

Me paré enfrente de mi supuesta amiga, que se encontraba atada, sus ojos reflejaban terror. Llevaba unos pantalones y una camiseta corta que pronto estarían teñidos de rojo.

Tenía tantas preguntas que hacerle.

¿Es que disfrutaba cada vez que me utilizaba para conseguir cosas?

¿Por qué me mentía todo el rato, aprovechando mi inocencia?

¿A qué se debía esa falta de interés hacia mí?

¿A qué se debía esa falta de interés hacia mí?

¿Era nuestra amiga verdadera o una simple farsa de la que me había aferrado al no tener nada en quién confiar?

¿Todo lo que he sufrido, ha sido mi culpa por no haber sabido decir no?

¿Debía vengarme?

La venganza...

Aunque no me traería nada bueno, eso es lo que quería. Necesitaba que sintiera lo mismo que sentí yo durante años.

¿Eso no era lo correcto?

Con una sonrisa y los ojos secos, me acerqué a la víctima. Al lado de la silla donde se encontraba atada una mesa repleta de instrumentos perfectos para hacer llorar hasta la persona más fuerte.
Agarré un cuchillo extremadamente afilado, mi ex mejor amiga cerró los ojos, esperando el final. Pero yo no deseaba una muerte rápida e indolora.

-Por favor...ten piedad.-suplicó con lágrimas rodando por sus mejillas.

-¿Cómo tú tuvistes piedad conmigo?-le respondí con frialdad.

Con mi cuchillo le rajé su mejilla, un hilo de sangre, que pronto se mezcló con las lágrimas, bajó hasta llegar a su barbilla. Comenzó a gritar de dolor y mi sonrisa se hizo más amplia.
Apoye el cuchillo en la mesita y agarré un látigo de púas negras. Quería ver su sufrimiento con cada latigazo como yo sufrí con cada mentira. Porque ella no quería ayudarme a controlar mis emociones, solo quería aprovecharse de mis debilidades y por eso y mucho más... se merecía la muerte.

Yo le haría sentir físicamente, lo que yo sentí psicológicamente.

Levanté mi mano, sujetando con fuerza el látigo, para luego dejarla caer estrepitosamente. El entrechocar de la carne con el cuero resonó en la habitación. El grito de ella no tardó en aparecer, su brazo estaba rojo. Seguí pegándolo con mucha más fuerza. A mí séptimo golpe, el látigo, ya estaba lleno de sangre.
Ahogué un grito al ver como los tendones y músculos se encontraban navegando en un mar de sangre en el que sobresalía un hueso. Dejé caer el látigo y miré a mi víctima. Parecía a punto de desmayarse, algo que yo no quería. Cogí unas pinzas y comencé a arrancarle las uñas.
La sangre comenzó a caer por el piso.

Le arranqué las diez uñas de la mano, era algo tan satisfactorio. Era una venganza tan dulce.

Acabado mi trabajo, me pregunté que debería hacer.

¿Esperar a que se desangrará y muriera?

¿O continuar con las uñas de los pies?

De la nada, una idea de lo más espeluznante se me pasó por la cabeza. Agarré el cuchillo, de nuevo, y con él apunté su cara. Su parte más afilada rozo si ojo para luego hundirse en la hendidura que se encontraba entre la nariz y el ojo.
Utilice el cuchillo como palanca y el ojo salió volando para luego estrellarse contra el suelo, justo al lado de mi zapato.

Mi falsa y única amiga grito de dolor y forcejeo para poder liberarse. Asustada, sin saber que hacer, le clavé  el cuchillo en la garganta.

Comenzó a toser sangre hasta que de pronto su cabeza se derrumbó y ella dejó de hacer ruido alguno.

Estaba muerta...y yo la había matado.

Mi odio había llegado hasta tal punto que su muerte no causó, en mí, remordimiento alguno.

Intenté llorar, gritar del dolor, pero me era imposible.

Una lágrima brotó de mis ojos para rodar por mis mejillas. Por desgracia, esa lágrima no era de arrepentimiento, sino de pena.

Me había convertido en un monstruo.
¿Y ahora? ¿Qué me quedaba? ¿Qué iba a hacer?

Abrí la puerta, salí al exterior y una ráfaga de viento acarició mi rostro.

La  vida seguía, pero yo no podía hacer como si nada, me era imposible. Ya no tenía razón alguna para vivir, pero suicidarme me asustaba.

Con un suspiro, me adentré por las oscuras calles.

Ese sería el principio de mi carrera como asesina a sueldo...

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2023 ⏰

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