Narra Grecia Evans
Aún estaba en el hospital. Jake había sido dado de alta, estaba completamente bien, aunque el doctor recomendó que lo llevará a terapia, y seguí su consejo.
Aún estaba un poco ansioso con todo lo que había pasado, y entendía su miedo, no sabíamos nada de Albert, y eso lo ponía aún más nervioso, no paraba de decirme cuán peligroso era, que no quería que le hiciera daño a mi o a su hermana, estaba preocupado. Así que hace un par de días empezó a verse con una doctora especialista en traumas de niños.
Nadie sabía nada de Fabián y Luca, algo me decía que estaban los tres juntos, pero ya pasaron semanas y nada de ellos, sabía perfectamente que al final de todo eso uno de ellos estaría muerto.
Mi pequeña hija estaba en el quirófano ahora, ya tiene tres semanas de vida y no la he tenido en mis brazos aún, ni siquiera he podido amamantarla, solo estoy aquí en la sala de espera junto a mis padres y suegros esperando a que me dijeran que mi pequeña bebé está bien.
—¿No sé te antoja café? —mi mamá que estaba junto a mi me ofreció del líquido humeante y oscuro el cual estaba recién hecho
Simplemente negué a su pregunta y volví a fijar mi vista en el suelo.
—mamá —Jake se me acercó
Llegó hace un rato de estar en la sesión con la doctora, tenía una pequeña sonrisa y eso me iluminó.
—Dime cariño —abrí mis brazos en su dirección y me enredó con los suyos
—Tengo un nombre para mí hermana —me mostró el pequeño libro que tenía en sus manos —Hazel ¿Te gusta?
Una sonrisa dulce que dibujó en mis labios
—Es un nombre maravilloso, Jake —besé su mejilla
—Entonces ¿Si te gusta? —asentí con emoción
—Su nombre será, Hazel Fabiana Hoffman Evans —ambos sonreímos
Alicia me dedicó una linda sonrisa. Ella había superado su enfermedad, por suerte fue atendida a tiempo y pudieron eliminar de su cuerpo todas aquellas células malignas; estaba sana. Eso me hacía sentir aliviada por un lado.
Las puertas dobles de la sala de operaciones se abrieron y pude divisar al doctor venir en dirección a nosotros, llevaba un traje azul. Se quitó el cubrebocas y los guantes antes de ponerse frente a nosotros.
—¿Cómo está mi hija, doctor? —el me sonrió cálidamente
—Está bien, la operación fue exitosa. Claro que en el futuro tendrá que seguir un tratamiento pero no será muy agresivo
Suspiré aliviada. Mi hija está bien, va a vivir
—¿Podemos verla? —Jake preguntó
—Siganme
De la mano de mi hijo fuimos tras el doctor y nos dejó en una habitación iluminada por la luz del sol. No estaba en la incubadora pero tenía un pequeño respirador conectado.
—No puede ser mucho tiempo —dijo el doctor y asentimos
Nos dejó solos y mis ojos dejaron salir las lágrimas que tenía reprimidas durante días.
—Mi amor... —tome su pequeña manito, era suave —Pronto nos iremos de aquí, y estaremos juntos
Ella hizo un pequeño ruido y sonreí al ver la comisura de su labio superior levantarse.
—Acaba de sonreír mamá —dijo Jake con una sonrisa
Estaba encantada con mis hijos, tanto que no noté cuando Jake me preguntó
—Mami ¿Cuándo viene papá?
[...]
Terminé de vestirme y suspiré; me observé a través del espejo e intenté sonreír. Tenía el rostro algo pálido, me pasaba el día entero en el hospital, entre las secciones de Jake y el monitoreo de Hazel, no tenía tiempo para mí, y con Fabián desaparecido menos.
Jake y yo ya estábamos en nuestra casa. Habíamos puesto solo la cuna en mi habitación, dónde íbamos a dormir los tres.
—Mamá —me gire en su dirección —¿Me ayudas? Por favor —apuntó sus zapatos
Me agache frente a él para amarrar sus trenzas, se puso de pie finalmente y me sonrió levemente
Estaba muy triste, de vez en cuando me dejaba notarlo, lloraba en las noches y tenía pesadillas; ese niño fuerte y valiente que conocí al principio se había ocultado, ahora solo veía a un niño de ocho años muy asustado y cohibido.
—Vamos cariño —tomé su mano y salimos de la habitación
Salimos de la casa y nos subimos en la camioneta de mi marido. Mi hijo se subió atrás y lo observé ponerse el cinturón de seguridad, luego de estar segura emprendí camino al hospital. Hoy podía llevarme a mi hija a casa.
Llegamos al hospital y al entrar en la instalación mire a Alicia, quien con una sonrisa se acercó a mi.
—¿Todo está listo? —asintió y besó la cabeza de Jake
Entramos en la habitación y la enfermera acomoda la mantita alrededor de mi pequeña hijita. Al vernos se aleja y me entrega el acta de alta, la firmo y ella nos dice que todo está listo, así que es hora de irnos.
Tomo a mi hija en mis brazos y mis ojos se llenan de lágrimas al verla tan indefensa y frágil.
—Hola mi vida —besé su frente —Nos vamos a casa
Pero todo bien sentimiento que tenía se veía empañado de solo pensar en Fabián, no sabía cómo estaba, nada.
Minutos después nos encontrábamos de nuevo en mi casa, ahí estaban mis padres y Celeste junto a mis sobrinos.
Ella y yo no habíamos hablado, y no tenía intención de hacerlo, no podía perdonar su traición, tantos años de saber del paradero de mi hijo y nunca decirme, era mi mejor amiga.
Todos se emocionan cuando llegamos con la bebé Hazel, todos ponen su atención sobre ella.
Mis sobrinos juegan con Jake y me siento feliz al verlo jugar con ellos. Están en el patio corriendo y gritando por todas partes.
Mi suegra y mis padres se fueron arriba con mi hija y hacerla dormir. Antes de poder seguirlos Celeste me detuvo.
—Grecia —me giro lentamente y la veo a los ojos —Se que no quieres ni verme...
—Supones bien —hablo cortante
—Se que traicione nuestra amistad al ocultar cosas de Jake y Albert, pero sabes perfectamente que solo lo hice por mis hijos
—No justifico tus medios Celeste, pudimos haberlo resuelto y lo sabes
—Luca al final se arrepintió y quiso hacer las cosas
—¿De qué hablas? —arrugué el entrecejo
—Sé dónde están
Sentí que tenía que prepararme, tenía que hacerme más fuerte para proteger a mis hijos. Lo sabía, pero yo no era del todo fuerte. Se que en el mundo hay millones de mujeres capaces de todo, que luchan por todo, pero yo no era así. Estaba flaqueando, estaba débil, confundida, asustada.
Pero tampoco podía dejar que Albert dañara a mis hijos, no podía permitirlo. Iba a poner mi vida antes que la de ellos, mi vida antes que la de Fabián.
...
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Una Vida a tu Lado
RomansaUn matrimonio por contrato. Grecia ha sido obligada a casarse con un desconocido para salvar la empresa familiar, pero lo que no sabe es que en realidad sus padres la obligaron a eso para poder salvarla de un enemigo. Al conocer a su esposo, se lle...