Azul índigo y rosa suave

970 121 194
                                    

La primera vez que Jaehyun lleva a Taeyong a la cabaña de Apolo, no hay nadie más que ellos. El sol de mediados de otoño se desliza a través de la cúpula de cristal del techo en una cascada de luz iridiscente e instantáneamente Jaehyun mira a Taeyong, la forma en que sus cejas se juntan sobre sus gafas de sol negras.

-¿Es esto demasiado?- Jaehyun rompe el silencio con un susurro. -Podemos salir afuera si es así.

-Jaehyun, el piano está aquí-Taeyong señala el rincón más alejado de la habitación, donde se encuentra un piano de cola blanco. -¿Vas a arrastrarlo aquí o...?

-Si sería mejor para ti, entonces sí.- Jaehyun no duda cuando habla, pero su corazón tartamudea de todos modos cuando Taeyong se vuelve hacia él. Jaehyun recuerda las llamas teñidas de violeta en sus ojos, amatistas en bruto, y desea saber lo que significan. Desearía saber qué significa su corazón en este mismo segundo, ya que late salvajemente contra sus costillas mientras Taeyong lo mira fijamente.

-¿Qué pasó con te odio ?- Taeyong se acerca a él, algo que nunca solía hacer pero que ha estado haciendo mucho últimamente, y Jaehyun siente la necesidad de ponerse a tierra, de agarrar algo; tal vez el corazón de Taeyong, o tal vez solo su mano por ahora. Pero no puede porque no es lo que son y no es lo que debería estar sintiendo, y como si leyera su mente, Taeyong expresa exactamente eso.
-¿Qué pasó con nosotros siendo enemigos?

Jaehyun traga. No sé. Creo que nos perdimos en el camino.

Los ojos de Taeyong pueden ser oscuros pero tienen una luz propia que Jaehyun nunca ha visto en nadie más, como si la noche hubiera nacido allí primero y hubiera dejado un rastro de estrellas que solo le pertenecen a él. Y cuanto más hacen esto, cuanto más se miran, más se da cuenta Jaehyun de que esta es la luz que ha estado buscando toda su vida. Ninguna otra estrella se compara.

-Déjame tocar algo primero.- termina diciendo, caminando hacia el piano para poder respirar de nuevo. Se detiene junto al banco, sus largos dedos se ciernen sobre las teclas con tímida determinación. -Antes de que te enseñe.

-Está bien.- Taeyong asiente, dejándose caer en una de las literas que resulta ser la de Hyuck. Mira alrededor de la habitación, a las flores amarillas en los marcos de las ventanas y al símbolo dorado de una lira tallada en el piso de madera, ajeno a la forma en que la mirada de Jaehyun nunca lo deja, ni siquiera una vez. Ha notado que Taeyong ha estado usando más color últimamente; en este momento está vestido en un cómodo suéter azul bebé y jeans grises, luciendo más suave y adorable de lo que Jaehyun jamás lo ha visto. -Es acogedor aquí.

Solo por ti , casi dice Jaehyun. Puede que no sepa cómo es la cabaña de Hades, pero ve por la expresión de Taeyong (labios hacia abajo y ojos melancólicos) que no es nada como esto.

Los dedos de Jaehyun se curvan sobre las teclas del piano. -Puedes venir en cualquier momento.

-Sin embargo, no puedo, debido a las reglas.- dice Taeyong, ajustando las almohadas de piel detrás de él hasta que descanse cómodamente contra ellas. -Ni siquiera debería estar aquí ahora.

-Es para el proyecto, estoy seguro de que Quirón y Dionisio harán una excepción.

-Para el proyecto. Okay.- Taeyong mira hacia otro lado, pero Jaehyun no se pierde la forma en que su boca se curva hacia abajo aún más, por lo que se sienta en el banco acolchado y respira profundamente, inhalando el olor a lino y salvia seca que impregna la cabaña. Lo calma porque es familiar, normal, a diferencia de los restos que se alojan en su corazón de una tormenta que ni siquiera sabía que estaba albergando.

Jaehyun trata de pensar en un momento en que las cosas cambiaron, tal vez cuando Taeyong le dio una nueva espada y lo liberó de las cadenas de la otra, o tal vez en el anfiteatro cuando pinchó los hoyuelos de Jaehyun no una sino dos veces. En el fondo sabe que no fue un momento singular sino una colección de ellos. Ya casi es invierno y han pasado las últimas semanas entrenando y fallando y volviendo a intentarlo. La luz aún es difícil de controlar, pero lo que Taeyong le dijo lo ayudó: Jaehyun lo ve como una extensión de quién es él ahora y le llega más fácilmente. Es un progreso lento, pero está avanzando y eso es lo que importa. Y la mejor parte es cómo discuten pero se ayudan mutuamente: cuando la luz de Jaehyun es demasiado, Taeyong la cubre con sombras. Y cuando está demasiado oscuro, Jaehyun está ahí para iluminarlo. Es un buen equilibrio,

La luz y la oscuridad (Jaeyong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora