10. Clichés

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Percy leyó un manwha BL cuando era pequeño, antes de que todo su mundo se llenase de problemas de dioses que necesitaban ser resueltos.

Desde el instante en que vio ese hermoso momento protagonizado por la pareja, nunca más nadie pudo quitarle la idea de algún día vivir lo que había visto en las ilustraciones.

Fue tanto su anhelo por protagonizar ese momento que, cuando comenzó a salir con Jason Grace, este se enteró por algunos amigos del deseo de su novio.

Entonces, durante un verano bastante caluroso que azotaba a todo Long Island, Jason empacó maletas y obligó a Percy a hacer lo mismo, apuró las cosas en la maletera del carro y abrochó el cinturón de un desesperado Percy, que se moría por saber a dónde rayos lo estaban raptando.

Luego de un ajetreado y cansado viaje que les duró una semana —porque vaya que los monstruos no los dejaban en paz—, Jason estacionó finalmente el carro frente a una de las hermosas playas de California.

Percy, que se había parado sobre su asiento para sacar la cabeza por el sunroof, se metió de un salto en el carro y miró a su novio, emocionado.

Ambos bajaron del Nissan plateado y se sentaron en el muro que bordeaba la costa, viendo cómo los últimos rayos del sol se comenzaba a cernir sobre del mar.

A sus espaldas habían más carros y más gente caminando tranquilamente por la vereda. Algunas parejas estaban sentadas, como ellos, a lo largo del muro, pero ninguna les prestaba atención.

Fue entonces que Jason tomó la mano de su novio y la entrelazó con la suya. Ante esto, Percy volteó a verlo, confundido. Un momento después, los labios del hijo de Júpiter se encontraron sobre los del hijo de Poseidón, quien tenía los ojos abiertos de asombro.

Cuando se separaron, Percy comenzó a ponerse nervioso. Le recriminó el por qué hacía esas cosas allí, frente a todas esas personas.

<<Estamos lejos de casa, aquí nadie nos conoce>>.

Poco a poco, las palabras de Percy se perdieron en el aire al caer en la cuenta de lo que acababa de decir Jason. Sus ojos comenzaron a brillar y a deshacerse en lágrimas de alegría ante la sonrisa de su novio.

Jason se puso de pie y le tendió la mano. Percy la aceptó gustoso, limpiándose las lágrimas. Entonces comenzaron a caminar por la vereda sin soltarse las manos. Allí podían ser libres.

My boyfriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora