Una simple musa

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—¡Orden para la mesa dos!—

El murmullo del lugar era tanto que abrumaba.

—¡¿Dónde está mi orden de la mesa cuatro?!—
—¡Un especial de la casa!—¡tres pastas básicas!—

Casi corriendo deja sobre la mesa dos un gran plato de pollo frito con papas y otro más de pasta con queso.

Está cansado, sus pies duelen y su respiración falla, y aún faltan dos horas para terminar su turno.

—Joven, le pedí mi comida hace media hora— la señora ceñuda de la mesa cinco le exige y sólo se disculpa y corre de nuevo hacia la cocina.

Montones de pedidos, y casi lamenta cuando ve a otra familia entrar por la puerta del restaurante.

Entrega a tres mesas más en los próximos siete minutos y otra familia entra al lugar.

Su compañera mesera está igual de cansada que él y asustado tiene que enfrentar a un gran padre de familia que le toma del brazo.

—¿Dónde está mi comida, imbécil?— y de nuevo lo tienen corriendo a la cocina por los pedidos que faltaban.

Una hora y cincuenta y tres minutos después está limpiando una de las mesas ya vacías, sintiendo una gran paz inundarle cuando el letrero de "abierto" en la entrada principal es intercambiado por uno de "cerrado".

—Qué día ¿verdad, oppa?— Yerin le saca platica cuando ambos se encaminan a la sala de empleados detrás de la cocina.

—odio este trabajo— sincera bufando una sonrisa hacia ella, quitándose el delantal para doblarlo dentro de su casillero.

—Si renuncias me vas a dejar sola.— y tal vez fue dicho en broma, pero aquellos comentarios que Yerin siempre le decía era lo que lo ataban a ese lugar.

—¡Kim Taehyung, a mi oficina!— la voz de su gerente se hace escuchar y casi suspira caminando hasta allí.

El gran hombre le espera detrás de su escritorio, escrutandolo con la mirada. —tuvimos casi tres quejas esta tarde—

—Lo sé señor, lamento que-

—siempre lo lamentas pero hay quejas todos los días. ¿Qué pasa contigo?— Él se levanta imponente, rodeando su escritorio hasta llegar frente su trabajador.

—No es mi culpa señor, la comida tarda en prepararse— sus manos a su espalda se pellizcan en un acto nervioso, con la cabeza baja.

—¿así que es culpa de los cocineros?—

—No, pero y-yo doy mi mayor esfuerzo p-pero-

—¡Pues no es suficiente!—

El permanece en silencio, sus piernas temblando en cansancio y su mente de igual manera.

—Vas a pagarme estos disgustos. ¡fuera de mi oficina!.—

Llegar a casa siempre era un alivio.

Lanzar los zapatos fuera de sus pies, frotando su cara con una mano y el olor a comida casera inundando sus fosas nasales.

—Hola cariño.— la voz suave de su madre le quitaba todo el peso de encima, casi corriendo hasta ella y dejarse abrazar.

—Hola mamá.— aspirando el perfume de su madre le devuelve el abrazo, hasta que ella le toma el rostro.

—ve lo cansado que estás, no has dormido bien TaeTae. ¿Pasó algo en el trabajo?— ella acaricia sus pómulos con delicadeza, tal vez esperando quitar algo de esas feas ojeras bajo los ojitos de su hijo.

—Siempre pasa. El señor Choi es cada vez más insoportable.—

Es guiado hasta la mesa de comedor, su madre yendo a la cocina para poder servirle algo de cenar.

—Ya te he dicho que renuncies, ese idiota te trata como su esclavo.— ella le regaña pero deja un beso en su frente tras colocarle un plato con sopa sobre la mesa.

—Sí, voy a hacerlo.— murmura apurandose a comer algo.

—llevas meses diciendome eso. —

—Esta vez será en serio. —

—también me lo has dicho.— ella se abriga y camina hacia su habitación.— No te duermas tan tarde.—

La soledad y el silencio le abruman lentamente, terminando su cena, el reloj en la pared casi burlándose de él al mostrarle que ya eran pasadas de las doce.

El frío de la madrugada se cuela sobre sus piernas y quiere irse a dormir pronto, pero sabe que si va a su habitación su cama lo succionaria.

Un correo electrónico en la barra de notificaciones llama su atención, presionando en él sin mucha atención.

Señor Kim:

Me honra comunicarle que ha sido seleccionado para ser musa del artista J.J.K. por lo que lo me complace enviarle los datos del encuentro.

Día: 28 de Noviembre
Hora: 11:00 a.m.
Lugar: **** ********* *** *********

Esperamos su asistencia puntual, ya que se firmarán los contratos de confidencialidad y los arreglos de su paga.

Gracias por su interés.

J.J.K.

La confusión no abandona su rostro, y es que se ve demasiado convincente, conoce por su puesto a ese artista, cualquier fanáticos de las artes modernas sabe quién es él y lo desgarradoras que son sus obras, y aunque le encantaría poder conocerlo en persona, el no envió ninguna solicitud.

Si bien se ha hecho de dinero de muchas maneras, parecía nunca ser suficiente, porque la frase "y los arreglos de su paga" estaban taladrando su cráneo.

Después de verificar que el correo sea verídico de la cuenta de J.J.K. se preguntaba si había sido suerte.

Fotografiando para ciertas revistas le pagaban lo suficiente como para comprarle a su hermana menor sus pequeños gustos que no siempre podía costearle. La cuenta era verdadera y probablemente el señor J.J.K. paga muchísimo por modelar para él.

No tenía inseguridad sobre su cuerpo porque los cuerpos que aparecían en las pinturas del artista siempre eran diferentes, grandes y pequeños, entonces podría ser una oportunidad.

Tal vez se debía a que era de los primeros en reaccionar y comentar en las publicaciones del artista, siempre ante sus nuevas obras.

Seguramente J.J.K. lo reconocía y por eso fue solicitado.

Se sentía  halagado, ignorando la presión en su pecho al desnudarse y verse en el espejo por error. Delgado y simple.

Al final no tenía nada de especial.

Pero necesitaba sobrevivir. Aprovechar esas oportunidades que se le eran regaladas, aunque le gustaba obtener cosad a base sólo de su esfuerzo, esta era una gran oportunidad.

Tal vez llegaría tarde al trabajo por primera vez.



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⏰ Última actualización: Mar 12, 2023 ⏰

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