CAPÍTULO 3: Emociones y confusiones

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10 A.M.

Estaba de brazos cruzados en la entrada del hotel. Podría haber entrado y haberme anunciado, pero no tenía ganas de hacerlo para no incrementar la ansiedad que ya se había apoderado de mi cuerpo desde que habíamos arreglado volver a vernos.

Mentiría si dijera que no había podido dormir, ya que había descansado como nunca en mi vida. Antes de salir había desayunado con mi madre y me había preparado para la cita de hoy como un adolescente, me había vestido y perfumado como si saliera en la tapa de una revista y había elegido ir a pie en lugar de tomar mi moto. Tanto esfuerzo había hecho en verme bien que mi madre me había preguntado si saldría con alguna chica, a lo que no había sabido qué responder, así que simplemente me había limitado a negar con la cabeza.

Build se acercaba caminando por el sendero que dirigía a la salida del complejo hotelero con una enorme sonrisa en el rostro, vestido con una camiseta blanca y unos shorts azules que le quedaban estupendos. Sus aretes y su sonrisa daban el toque final a su look, acompañando un cabello levemente ondulado. En sus manos traía una camisa de jean y mi campera de cuero.

Se paró frente a mí y sonrió con los dientes y con sus ojos, como si previamente hubiera estado actuando.

- Hola.

Su voz me seguía pareciendo un sueño y me golpeaba tanto como antes, pero ya me había acostumbrado a ella y esperaba nunca dejar de oírla.

- Hola, Biu.

- ¿Has dormido bien? - me preguntó.

- Sí - le aseguré.

- Yo también.

Rió, disfrutando de alguna especie de broma interna seguramente, y entrelazó su brazo con el mío.

- ¡Vamos! - ordenó y yo simplemente emprendí el recorrido, hipnotizado.

Llegamos a la parada de ómnibus y tomamos uno con dirección a las montañas del norte. Cuando llegamos al pueblo vecino al de mis abuelos hicimos algunas compras y hablamos de cosas más bien cotidianas. Build me contó que se había podido graduar en Ciencias de la Comunicación, mientras que se quedó encantado de saber que yo tenía un máster en Ingeniería Mecánica. También me contó que estaba en Chiang Mai de vacaciones y que eran sus primeras vacaciones en muchísimos años luego de algunas cosas que habían sucedido en su vida.

- En realidad, vine aquí a buscarte - confesó, y yo me puse rojo como un tomate, mientras tomábamos un café en un mirador. - Recordaba que vivías en Chiang Mai y decidí probar suerte.

Su mirada hizo contacto con la mía.

- Vivía en Chiang Mai, pero ahora resido en Bangkok, sólo estoy aquí de vacaciones - confesé.

- ¿De verdad?

- Así es. Aunque no estoy contento de vivir allí, lo único bueno que tenía Bangkok eran mis veranos contigo - le confesé, muerto de vergüenza.

Build me regaló una hermosa sonrisa que no llegó a sus ojos, llenos de dolor.

- Lo siento.

- ¿Por qué desapareciste?

No pude evitar hacer la pregunta incómoda, necesitaba saberlo para poder empezar una nueva vida con Build, necesitaba sacar hasta el último resto de tristeza de mi alma, que poco a poco empezaba a reconstruirse.

- Es una larga historia - comenzó. - Desaparecí por culpa de las circunstancias.

- ¿Qué circunstancias?

Build miró hacia el horizonte, hacia las montañas, como buscando un punto de apoyo para contar su historia con más coraje.

- Al acabar con mi carrera te busqué donde siempre, pero no pude dar contigo y conocí a alguien... - suspiró y me volvió a mirar a los ojos. - Digamos que esa persona hizo que parte de mí vida se arruinará y por eso dejé de buscarte, porque debía recomponer mis pedazos rotos y volver a ti como lo que había prometido que sería, como un mejor hombre.

Verano es igual a amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora