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Treinta minutos fueron lo que tardaron en llegar a casa de Louis.
Treinta minutos fueron los más largos de su vida.

Llegaría a una nueva casa que no sería la suya, tendría que adaptarse a algo nuevo.

Harry al igual que Niall iban en los asientos traseros a diferencia que el primero tenía a su cachorra en sus brazos acurrucada, ya hacía varios minutos que se durmió, podría apostar que está apunto de levantarse. Por el lado de Niall estaba burlándose de Thiago y sus estupideces. Liam va en el piloto con la mirada fija en la carretera opinando de igual modo.

El omega de orbez verdes tenía un gran nudo en la garganta, tenía unas ganas inmensas de querer acurrucarse con su hija en un lugar cómodo, estaba sensible por el momento; había llorado pero todavía una presión en su pecho.

Unos pocos minutos después ya estaban todos parados frente a una gran casa de paredes blancas, techos azulados oscuros, grandes ventanales y un gran camino de protestas grises el cual todos a excepción de Liam empezaron a cruzar.

Liam empezó a sacar la maletas de la parte trasera del auto. Su hija ya sus ojitos esmeraldas abiertos, esta vez su mami la estaba cargando con un solo brazo y ella recostaba su cabecita en el hombro del Omega.

Ya su amigo pelinegro se había adelantado a todo y tocó el timbre. No pasaron ni quince segundos y ya la puesta estaba siendo abierta.

El olor a Café se hizo presente en el ambiente, respiro profundo, no podía haber un mejor aroma. Un gran alfa se mostró al abrir aquella puerta, orbez azul como el cielo más bonito de Londres quizá, labios delgados, cabellos castaños, hebras de este totalmente lacias, un pequeño rastro de barba de unos pocos días. Su camisa y pantalón de chándal de tono negro lo hacían lucir más relajado.

Su Omega arañó en su pecho, su estómago se pareciera que dio una vuelta de 360 grados, una corriente le recorrió la columna vertebral, se estremeció cuando el azul se junto con el verde de sus ojos.

— Hola chico, pasen, — El alfa señaló al Omega rizado — ¿Tu debes ser Harry verdad? — Salio de su embelesamiento para asentir lentamente —  Pues, sientete en casa y bienvenido.

Una pequeña comisura de los labios del guapo alfa se alza. Sabía que algo están mal cuando sintio sus mejillas calentarse.

Al entrar a la casa lo primero que se encontró fue todo un concepto abierto, dos sofás grandes a la derecha, color grisáceo, y a la izquierda una mesa con sillas. Todo perfectamente pulido y limpio, paredes altas, piso de madera oscura.

Liam dejo sus maletas junto a Louis en su habitación del segundo piso, mientras Zayn, Niall el rizado y su cachorra se encuentran sentados en uno de los inmensos sofás totalmente cómodos.

— Mami, ¿que hacemos aquí? — ya su cachorrita se había incorporado; ahora paradita junto al, mientras su manito diminuta la posa en una de las piernas regordetas de su mami.

— Amor, aquí nos quedaremos por un tiempo — No sabía cómo explicarle a esa pequeña omegita que ya no tenían una casa por culpa de su padre.

Acarició la manito pequeñita de sus bebé, mientras el ojiazul hablaba con el ojimiel justo al lado de él, y sin ninguna pizca de vergüenza. —Pues mucho mejor, qué tal si Harry se junta con "mafioso, guapo empedernido", se embaraza y tiene pequeñas réplicas de ellos — La carcajada sonora de Malik juro que se escuchó por toda la casa, Harry le proporciono un golpe a su amigo que por suerte estaba justo al lado de él.

— ¡Niall, como puedes decir eso! — Habló exasperado — ¡Que tal si te escucha y luego piensa cosas que no son! — chillo como niño pequeño.

— No me vas a negar que estás babeando por ese alfa ahora mismo.

My SunbeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora