III

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Las consecuencias de las que Viserys habló no han llegado por lo que Criston seguía cuidando de los niños. Por suerte son vacaciones de verano y asi no tienen que preocuparse por la escuela.

Helaena es la única que no va a clases presenciales debido a su enfermedad Alicent y Viserys creyeron que seria mejor si recibía clases en casa, un lugar seguro para su hija y donde ellos puedan protegerla.

Los niños van a la escuela Aegon, como el extrovertido que es tiene muchas amistades lo contrario de Aemond que solo tiene dos amigos y una amiga, la niña le cae mejor.

El sol se ha ocultado y el celular de Aemond sonó con el tono de llamada de messenger.

— Amigo, ¿Estás bien? — Su amiga floris le hizo una videollamada. Suelen hablar seguido, sin embargo, debido a la situación del platinado no han hablado en dos semanas preocupando a la pelinegra

— Sí amiga, ¿Y tú? — Aemond estaba feliz de que ella se haya preocupado por él

— ¡El ratón Peréz me dejó dinero por mi diente! 

— ¿En serio? ¡yo tambien quiero conocerlo! —  

Después de todo Aemond es solo un niño obligado a madurar muy rápido.

Ambos infantes siguieron hablando de hadas, santa Claus y los reyes magos; se compartieron buenas anecdotas y después de dos horas su llamada finalizó, dejando a un muy feliz Aemond.

— Señor Criston...— jugó con sus manos tímido—  ¿Podemos ir al parque? 

— Claro, vamos todos — el tercer niño nunca habia pedido algo hasta ahora —  Dale vayan a cambiarse de ropa 

— Estrenaré la ropa que me compró papá — Helaena presumio su nuevo outfit 

— ¡Yo también! — Deron corrió a cambiarse pero regresó llorando

— ¿Que paso, mi niño? 

— Me quedé atoradoooo — lloro más fuerte y sus hermanos rieron bajo para no hacerlo llorar más. Criston le acomodó la ropa y limpio sus lágrimas  

Una vez en el parque los niños se fueron corriendo a jugar y Helaena se quedó maravillada con los árboles y flores que crecían en la tierra; era como si nunca hubiera tenido la oportunidad de verlas.

Criston tenía un ojo pegado a los niños sentandose cerca de donde ellos juegan.

— Ven — Helaena se acercó — Tus brazos — los estiró y Criston arremango sus mangas — Listo. Así no se ensucian con la tierra

La niña le sonrió y empezó a escarbar en la tierra manchando sus manos y uñas. Si su madre la viera en ese momento le daría un infarto.

— ¿Qué haces? — un muy agitado Daeron se acercó a su hermana

— Buscando gusanos. Aunque es difícil con la oscuridad — Al darse cuenta de eso Criston prendió la linterna del celular

— ¡Yo también quiero! — se agachó y empezó a escarbar junto a su hermana — ¡Mira encontré uno! — Se lo mostró con una sonrisa de oreja a oreja

— Es muy lindo — El gusano se arrastró hasta su dedo dónde siguió moviéndose — ¿Te gusta?

<< De seguro dirá que no, todo lo que me gusta les da asco a mis hermanos.

Eso es en tus sueños está es la realidad.

¿Cómo se qué es real y qué no? >>

— ¡Me gusta! ¡Todo lo que a mis hermanos les gusta a mi también! — Daeron es un niño tan inocente que no se dió cuenta del peso de sus palabras

Los problemas de los targaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora