Hermanos Gemelos (Gojo x Sukuna)

CAPÍTULO III

                           TRAJEDIAS

En todos sus años de vida a tenido que pasar por muchas cosas, pero los 15 años que ha vivido como humano le han llevado a ver de forma distinta a la humanidad.

Si tenía que hacer un resumen de lo que mejor recuerda sería cuando cumplió siete, ese año lo celebró junto a yuuji y el viejo, todo porque su "madre" desapareció un día sin dejar rastro ni explicaciones.
Yuuji no la recuerda ya que cuando pasó sólo tenía cuatro años, pero para el es fácil recordar todo de ella, incluso lo que no quería, como la maldición que finalmente se había hecho con el control total de su cuerpo, eso aún le inquietaba y le hacía pensar que su renacimiento no había sido un error, si no, más bien, un plan.
Después de haberlo pensado durante mucho tiempo llegó a la conclusión de que la maldición había dejado el cuerpo de Kaori atrás para adueñarse de otro que le fuera más útil, pero no sabía si volvería, y no saber lo que podría pasar le molestaba.

Y bueno, su padre había muerto dos años después, nunca supo la causa, pero aún recuerda que estuvo buscando a Kaori durante todo ese tiempo sin descanso.

Ese cumpleaños se quedó grabado en su memoria porque vio cosas que no quería, yuuji, su tonto y alborotador hermano que reía incluso por tonterías soplo las velas de su pastel preferido mientras lloraba, sus ojos irritados y sus manos temblando dejaban ver lo roto y solo que se sentía, no podía leerle la mente pero estaba seguro que pidió que sus padres regresaran.

El viejo gruñón y amargado que tenía por abuelo solo fue capaz de sonreír y abrazar a su nieto, ya no estaba esa amarga expresión que llevaba a todas partes incluso si era un buen día para el; ese vejestorio estaba muriéndose por dentro, quería gritar y llorar como un niño por la frustración y melancolía de haber perdió a su nuera e hijo, sufría, pero no dijo nada para que sus queridos nietos no sufrieran más, lo único que pudo hacer fue sonreír, como un tonto, lo odiaba, odiaba esa situación, pero se quedó viéndola, con una extraña sensación que desconocía pero que no quería volver a sentir.

Ver a seres que el consideraba egoístas, frailes, débiles e inútiles ser fuertes a su manera para que los demás no lo pasarán peor le hizo pensar que tal vez y solo tal vez no todos los seres humanos eran la misma clase de basura, quizás algunos podían ser reciclados y reutilizados para conservarlos solo un poco más. Aún planeaba exterminar a la humanidad pero tenía tiempo de sobra para planearlo, disfrutar un poco más de nuevas experiencias no le mataría.

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Estar en el techo del edificio frente a tu escuela puede considerarse raro, pero para Sukuna era agradable, terminó que conoció hace no mucho.
Podía ver todo, incluso como su hermano competía con ese estúpido e insoportable profesor de educación física.

Cualquiera se preguntaría ¿Qué narices hace Sukuna vigilando a su hermano?
Fácil, su estúpido gemelo junto a sus amigos tuvieron la brillante idea de quedarse con un objeto maldito de grado especial el cual, por cierto, era su dedo.

Sukuna lo noto algunos años antes de entrar al instituto, un día pasando por los alrededores reconoció su energía maldita, había corrido hacia ella sin importarle que casi es atropellado, pero cuando finalmente llegó frente a él, dudo, no estaba seguro de querer recuperar su energía maldita, tenía una vida lo suficientemente satisfactoria, familia agradable, casa, comida, notas decentes, un cuerpo humano mucho mejor al promedio y cada día descubría cosas más interesantes como las nuevas comidas que se han creado a lo largo de los años, junto con el avance tecnológico; descubrió la dulzura de las chucherías y los dulces como postres y la diversión de los videojuegos, las series y las películas, no estaba seguro de querer abandonar esa comodidad.