Ethan.
—¡Y los declaro marido y mujer! Puede besar a la novia—el juez dictó la sentencia que me hizo el esposo de mi amada novia soñada.
—Soy el hombre más feliz del mundo—declare sobre sus labios carnosos.
—Me siento igual, a tu lado tengo todo lo que necesito—sus ojos azules me miraban de una manera que no entendía, no podía ver a través de ellos y eso me inquietaba, aunque no le di mucha importancia.
El beso que nos dimos provocó que los chiflidos y la algarabía aparecieran entre todos los invitados, que se sintieran felices por nuestro casamiento, además de que eran vestidos de lo radiante que estaba Lorena, era preciosa como un diamante azul tratado con delicadeza, una morena espectacular que me traía a sus pies desde el día que la conocí.
Nos conocimos hace muchos años, en una fiesta en común de nuestros padres y el flechazo fue de forma instantánea, me moría de ganas de cortejar a la maravillosa mujer de curvas peligrosas, una diosa que no tenía comparación.
Lo hice con todas las de la ley, desde ese entonces fuimos la pareja oficial que era fiel a rabiar y podía decir que daba todo por el amor que traía por dentro por esa reina.
—Seremos muy felices, mi amor—declare, después de despegar mi boca de la suya.
—Lo estoy deseando muchísimo—respondió.
Salimos con las manos entrelazadas del kiosco donde se haría la ceremonia, la cual fue preparada para nosotros en ese día tan especial y nos encontrábamos en un hotel de lujo en las Bahamas, lugar que escogimos entre ambos para la decisión más importante que habíamos tomado en nuestras vidas.
—¡Felicidades a los novios! —Gritaron todos los presentes.
Se nos acercaron muchas personas para darnos un abrazo de felicitaciones, toda mi familia y la familia de mi nueva esposa, los amigos que habíamos invitado, tanto los de ella como los míos.
Mi mejor amigo Richard, se acercó contento para darme un efusivo abrazo y se mostraba ansioso, suponía que mi dicha lo ponía de ese modo.
Éramos como hermanos desde niños, nuestros padres eran vecinos y a pesar de que se mudaron, quedó la amistad que habíamos cultivado por tanto tiempo, confiaba en él en un 100%
—No sabes lo feliz que me hace verte realizado y enamorado, en hora buena, mi hermano—palmeó mi hombro con una gran sonrisa en el rostro, luego miró a mi esposa, la cual se mostraba un poco inquieta—. Y tú, cuida a este buen hombre y se la esposa que tienes que ser, sin errores de ninguna índole.
No podía entender la actitud de mi recién mujer ante mi amigo de toda la vida, lo conocía casi al mismo tiempo que nos conocimos ella y yo, habíamos compartimos un sin número de veces en diferentes lugares, hasta de viajes de vacaciones nos llegamos a ir cada vez que nos apetecía.
—Gracias, Richard y no tienes que decirme lo que tengo que hacer, está más que claro que me importa la felicidad de Ethan—la mueca que hizo luego de decir eso me generó confusión, más tarde tenía que averiguar qué estaba sucediendo entre estos dos.
Deje el asunto de lado y nos dedicamos a brindar con nuestras copas por nuestro futuro, también bailamos la primera canción como nuevos esposos, además de que jugamos algunos juegos que habían preparado para la fiesta post nupcial.
La estábamos pasando de maravilla, hasta que mi reina comenzó a sentirse mal y pidió subir un momento a la habitación que estaba usando desde que llegamos a ese hotel, habíamos acordado no dormir juntos hasta que estuviéramos legalmente unidos.
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Comprado Amor
RomanceEra el día más feliz en la vida de Ethan Rymer, se encontraba celebrando su matrimonio con la mujer que había amado por tanto tiempo y consideraba que era la única digna de estar a su lado. Lo que nunca pudo imaginar, es que una traición iba a venir...