Ethan.
Me di cuenta que mis sospechas de que todo había sido planeado eran ciertas y cada día me sorprendía más de lo que hacía una mujer para cumplir sus caprichos, sin importar consecuencias ni los sentimientos de la otra persona.
El hijo de puta de su padre me mintió, era obvio que después de hablar con esa chica y así comprobar que estaba perdiendo la cabeza por mí, note que era un plan orquestado entre los dos, me tenía que casar con su hija a cambio de ayudar a la empresa familiar, pedido que había hecho la niñata para tenerme entre sus piernas y el imbécil concretó ese deseo.
Estaba totalmente seguro de que no era muy diferente a Lorena, ya que todas eran unas arpías que nos embrujaron con sus encantos y así conseguir lo que querían como les diera la gana, la señorita Lennox no iba a ser la excepción.
Para ser sincero, hacer lo que pidió el señor Lennox no era ningún sacrificio para mí, ya que en mi visita a la universidad pude notar la sumisión de su hija y como estaba dispuesta a complacer mis órdenes, en sus ojos me vi como un dios inalcanzable, eso la haría bastante manipulable para lo que yo quiera hacer.
Iba a matar dos pájaros de un tiro, primero era recuperar el capital de nuestro negocio y luego podía tener a una mujer bajo mi manejo, como me diera la gana, callando así la boca del imbécil que me traicionó, de la mujer que no me valoró.
Tenía pensado hacer de Samantha mi esclava sexual y someterla a mis dominios, seeeee... El sexo seria la forma de doblegar su voluntad, la iba a hacer adicta a mi cuerpo o a mis embestidas, por eso iba a empezar con un loco juego de desesperación sin penetración ni orgasmos, hacer que se descontrolara hasta que rogara por más.
—Ethan, ¿explícame cómo es eso de que te vas a volver a casar?—Mi madre entró en la sala con dos tazas de café.
Había decidido decirle lo que pensaba hacer y quizás de esa forma me ayudaba con una pequeña boda íntima, que pocas personas pudiesen asistir a mis asuntos personales, mientras más callado fuera iba a ser mucho mejor.
—Así como lo escuchas, me voy a casar con la hija del empresario Thomas Lennox—le di un sorbo a mi taza.
—¡¿Estas demente?!—Me riñó como si fuera un niñato—. Prácticamente acabas de salir de un matrimonio fallido y piensas que este si te va a funcionar, ¿qué demonios tienes en la cabeza?
Permití que se pusiera a refutar todo lo que quisiera, no iba a echar para atrás mi plan después de tomar la decisión que iba a cambiar mi vida desde ese instante, ya que de todas maneras me iba a beneficiar de dos maneras diferente, no había pérdida por ningún lado.
Estaba más claro que el agua, un hombre como yo no se iba a enamorar de una chiquilla sin experiencia, aunque si iba a disfrutar cogerla cada vez que quisiera y los juegos divertidos que íbamos a practicar, aparte de que la situación de dinero se iba arreglar, todo tenía que salir de maravilla, hasta probar a ciertas personas que mi personalidad si gustaba a las mujeres.
—Tiene que funcionar, ya que nos va a salvar el culo de caer en desgracia y con eso, también acabó con los rumores que andan por ahí de que me dejaron traumado, por suerte no saben la verdad de lo que realmente sucedió o ya habría acabado con ese animal traidor de Richard—le comenté.
Iba a callarles la boca a todos los chismosos que les gustaba el cotilleo sobre mi vida personal y que querían verme como payaso, demostraría que tenían que besarme los pies donde quiera que pisara.
—Estoy segura de que no la amas y que va a sufrir como nadie, n o creo que merezca ser tratada como ganado de intercambio—seguía con su letanía.
—Pues será su jodido problema lo que suceda con ese matrimonio, nadie la manda a convencer a su papi para que me chantajee, solo así iba a lograr que estuviera con ella y ahora tendrá que amanecer a las consecuencias de sus actos—me encogí de hombros, me daba igual como se sintiera la mojigata ricachona.
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Comprado Amor
RomanceEra el día más feliz en la vida de Ethan Rymer, se encontraba celebrando su matrimonio con la mujer que había amado por tanto tiempo y consideraba que era la única digna de estar a su lado. Lo que nunca pudo imaginar, es que una traición iba a venir...