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Al día siguiente, Julián había pedido ese día como libre al despertar en el baño vomitando bilis y con un preocupado Paulo llamando a Diego para avisar que Julián no podía ni levantarse.

Julián lloró nuevamente, pero esta vez por el característico dolor estomacal que causaba la misma enfermedad que siempre le daba cuando niño.

Gastroenteritis.

Retorcijones estomacales que llevaban a la desesperación y vomitos incontrolables que lo dejaban totalmente exhausto. Paulo se había saltado sus clases en el instituto para asistirlo. En esos momentos, Julián agradecía que la señora Dybala haya dejado que uno de los hermanos se mudara con él al otro lado de la ciudad, si no ahora mismo sería un hombre muerto.

"Tranquilo Juli, traje una infusión de peumo y un poco de medicamento", sintió las suaves manos del castaño en su cabello transpirado por el esfuerzo de aguantar el dolor, e intentó enderezarse lo suficiente para recibir el asqueroso medicamento que Paulo le ofrecía en una cuchara. Se la metió a la boca y tragó la asquerosa y fuerte sustancia lo más rápido posible, antes de sentir como Paulo retiraba la cuchara de su boca y la reemplazaba por la bombilla de metal que tenía la taza. Succionó debilmente, sintiendo el -ahora amargo- líquido caliente pasar con menor dificultad el medicamento.

Luego de que Paulo le diera aquella infusión y un par de caricias para calmarlo. Cayó dormido y completamente agotado siendo recién las nueve de la mañana.

Cuando despertó, suspiró al sentir los retorcijones mucho más soportables que antes y las náuseas ya habían desaparecido por completo, ya no tenía nada más que vomitar, no había comido alguna cosa en todo el día y según su teléfono, eran las dos de la tarde.

Revisó su mensajería entre quejidos antes de que Paulo se diera cuenta de que estaba despierto. Y para su suerte, tenía un mensaje de cierto pelinegro que le había estado ignorando.

Enzurri♡
Julián
Camila me dijo de que estabas enfermo
¿Cómo estás?¿qué tienes?¿necesitas algo?

Se lo había enviado hace un par de minutos, y tuvo la mala suerte de que Enzo se conectara mientras leía los mensajes, y comenzando a escribir de nuevo.

Enzurri
¿Estás muy mal?
Me preocupa lo que sea que te haya pasado

Julián frunció el ceño. No estaba para nada de humor desde ayer, menos ahora que lidiaba con su propio cuerpo. Así que moviendose torpemente, sujetó con dos manos su teléfono y tecleó un par de veces para responderle.

Yo:
Estoy bien.

Quiso dejar su teléfono para avisarle a Paulo que ya estaba despierto, pero volvió a vibrar antes de que lo soltase. Por lo que con un suspiro, volvió a desbloquearlo.

Enzurri♡
Está bien, lo siento, perdón
No te he hablado estos últimos días, pero tengo mis razones y juro que te las diré mañana
O cuando te sientas mejor, no quiero que vayas a la cafetería si es que te sientes muy mal
Te quiero, Julián

Julián gimió de dolor al ver el mensaje, no sabía si fue la enfermedad o su nerviosismo lo que causó aquello, pero inevitablemente sus mejillas enrojecieron ante eso.

Sintió las pisadas de Paulo cerca, por lo que bloqueó el teléfono e intentó incorporarse entre quejidos. Por la puerta apareció el castaño con una pequeña bandeja en mano, sonriendo cuando se dió cuenta de que su mejor amigo estaba despierto y viviendo. Dejó la bandejita a un costado de la cama, Julián dándose cuenta de que eran simples galletitas soda con mermelada de fresa.

"Hey, ¿cómo estás?", Julián asintió, y ante eso, Paulo tomó una de las galletas e intentó colocársela en la boca a Álvarez. El castaño hizo una mueca, no sentía nada de apetito, y su estómago amenazaba con expulsar todo lo que quedaba allí -que no era nada- con tan solo el olor de ls mermelada.

Odiaba estar enfermo, ya que no le pagaban los días libres, no quería ir a gastar dinero a urgencias en algún hospital y para colmo, ahora tendría que esperar aún más a lo que Enzo deseaba decirle.

Al recordar al pelinegro, una pequeña sonrisa surcó sus labios, él le había dicho que le quería, ¿no?. Y Julián tenía la esperanza de que no fuese de forma amistosa, aparte de que conocía lo suficiente a Enzo como para saber lo que decía en serio y lo que no.

Enzo le quería, era una buena señal, o al menos eso esperaba.

Sintió de pronto la galleta en la boca, Paulo se la había metido en la boca mientras se encontraba entre sus pensamientos, y gruñó ante lo mal que se sintió al tragarla.

Bueno, al menos durante esos dos días que eran los peores, bajaría 3 kilogramos de peso y estaría más delgado.

Diego le llamó al día siguiente, cuando todavía estaba en cama para contarle lo mal que lo trató la rubia, y un par de cosas más para alegrarle la mañana.

Sus energías estaban por el suelo debido a que había vomitado lo poco que Paulo le había dado ayer por la noche, por lo que, cuando Diego terminó la llamada, durmió todo el día con tal de evitar el dolor y los aromas de cualquier cosa que le rodeaban.

Paulo le despertó a las 5 de la tarde para darle medicamento y algo de arroz blanco con otro par de galletas con mermelada. Y cuando Julián terminó de meter la última cucharada de comida a su boca, fue cuando el ojiverde le dejó solo con la excusa de que debía estudiar.

Revisando sus chat y notificaciones de Twitter e Instagram, vió el pequeño mensajito de Enzo que le había dejado a la hora de almuerzo.

Enzurri ♡
¿Cómo te encuentras hoy, Juli?
Espero que bien
Hoy debía explicarte todo, pero no te alarmes, cuando vuelvas recuperado a la cafetería pasaré por ti♡

Julián se mordió el labio inferior, negando con la cabeza y mirando por la ventana el bonito sol que había y el viento fresco volar todas las hojas de los árboles que ya empezaban a caer.

Enzo definitivamente le gustaba, y mucho.

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𝗳𝗼𝗿 𝗺𝗲? ━━ juli x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora