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Otro par de días después, su jefe estaba en la cafetería para supervisar algunos asuntos y al parecer cambiar algo minúsculo del menú. Y Julián debía escabullirse un par de segundos cada diez minutos para responderle a Enzo.

Leyó el último mensaje que le había mandado el pelinegro, mordiéndose el labio con una sonrisa al ver la foto que le había enviado desde la universidad con el cabello desordenado y una carita de sueño que Julián encontró adorable y completamente besuqueable, inconscientemente, los labios de Enzo hacían un pequeño puchero hacia la cámara.

Se la habían pasado mensajeando como locos, Enzo últimamente no se había aparecido por la cafetería y Julián se enteró que era por estar en periodo de exámenes. Por lo que su único recurso para no perder contacto con él, era a través de mensajes.

Cada día sentía más aquella conexión con Enzo, como si algo los incitara a buscarse aunque sea de la más simple manera. Jamás quedaban sin tema de habla. Julián estaba maravillado de que por fuera, Enzo se viera introvertido y varonil, pero su personalidad era la de un chico dulce, amistoso y torpe que no sabía decir que no.

"Camila, necesito hablar contigo un momento, sígueme", escuchó la voz de su jefe y su teléfono resbaló un par de veces de sus manos antes de atraparlo y sostenerlo contra su pecho. Vió a la rubia algo frustrada desaparecer por la puerta de la cocina, y por un momento se preguntó que pudo haber pasado.

Su teléfono vibró contra su pecho, un nuevo mensaje le había llegado. Desbloqueó el aparato y leyó como Enzo le exigía que era su turno de enviarle una foto de lo que fuera que estaba haciendo.

Mordisqueó su labio, y abriendo su cámara frontal, se retocó un poco. Desordenó sus cabellos y revisó si su sutil maquillaje no se había corrido. Tomó una foto de costado, sin quedar satisfecho con el resultado. Bajó la cabeza hasta su camisa, y desabrochó el botón de más arriba, dejando a la vista parte de su pecho y clavículas, y, recordando que Diego le había pasado un chocker -nunca supo específicamente el por qué- lo sacó de su bolsillo y se lo ajustó a su cuello. Era una simple tira de gamuza negra y fina, con una piedra preciosa pequeñita en el centro. Julián volvió a abrir su cámara y tomó otra foto en la misma posición, quedando satisfecho esta vez al verse más bonito, y enviándola sin dudarlo a Enzo.

Dejó el teléfono de lado al llegar un cliente, y se entretuvo por un par de minutos mientras tomaba la orden y hacía con extrema delicadeza y agilidad el bubble tea. Le encantaba su trabajo, el olor de diferentes hierbas, especias o frutos secos se mezclaba en su nariz de forma exquisita y jugar con las máquinas era una de las formas de pasar el tiempo. Ser barista al principio le había resultado muy dificil, pero ya lo manejaba bien.

Cuando volvió a desocuparse, desbloqueó su.teléfono y se sentó en una silla frente a la caja registradora, pero casi se va de hocico al suelo al ver el mensaje no leido de Enzo.

Enzurri

Te ves lindo con choker

Julián se llevó el dorso de su mano a la boca y mordisqueó la piel arrugando la nariz, chillando lo más bajo posible para no alertar a los clientes ni llamar la atención de su jefe.

Enzo definitivamente le estaba coqueteando, y él se dejaba hacer sin ningún tipo de resistencia, porque muy en el fondo, le encantaba tener la atención de Enzo, le encantaba su nueva cercanía y que el pelinegro le adulara cada vez que se retocaba un poco más de lo usual. El chico parecía estar tan al pendiente de él, darse cuenta de todos los detalles de su parte y corresponderlos de igual manera.

Julián se acurrucó contra si mismo en la silla donde estaba, llevándose los dedos a los labios y sonriendo con alegría. Una felicidad y un sentimiento cálido asentándose en su estómago con fuerza.

Sentía que Enzo era para él, y él para Enzo.

Pero Julián había ignorado su más grande problema, que ahora salía echando humos por las orejas hacia las mesas vacías para retirar la vajilla sucia.

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Al día siguiente, Enzo nuevamente había llegado sin las intenciones de ver a Camila, si no a él. A Julián le tocaba cerrar la cafetería hoy, por lo tanto, la compañía de Enzo desde las 9 hasta las 10 y media -horario en donde casi nunca habían clientes- se le hacía lo más anhelado.

Julián despidió a las 10 al último empleado que quedaba, quedando solamente él y Enzo durante la media hora restante en donde tendría que verificar que todo estaba en orden antes de cerrar.

"¿No preferís irte a casa? Es tarde ya", habló Julián, él en realidad no había querido decir aquello, pero tampoco quería obligar a Enzo a que se quedase junto a él y fuera a dejarlo a casa.

El chico esta vez llevaba una camiseta negra normal con una bomber jacket para cubrirse del frio, había comenzado octubre y las tardes se hacían cada vez más heladas. Enzo llevaba un par de papeles en mano, que Julián supo que eran partituras, y un portaminas el cual mordisqueaba el extremo con sus dientes. El pelinegro levantó la vista hacia Julián, arqueando una ceja incrédulo.

"¿Acaso no te gusta mi compañía?", Julián soltó una risita, negando con la cabeza y rodeando la barra para acercarse a él y sentarse en la silla de al lado.

"Sabes que no es eso", Enzo le sonrió, dejando caer una mano y volver su vista hacia los papeles. Julián la miró, antes de acercar la suya para que se rozaran suavemente, uno de los dedos de Enzo amagó en envolverse con el suyo, y Julián no pudo decir que no, terminando por enredar su dedo indice con el de Enzo.

"¿Sabes? Es probable de que despidan a Camila", Enzo no despegó la vista de las partituras, y Julián frunció el ceño. ¿Despedirían a Camila?¿Por qué?

"¿Por qué?"

Enzo se encogió de hombros, desinteresado. Y Julián frunció aún más el ceño.

"Ya no me cruzo tanto con ella, creo que me evita", el castaño incontables veces notó como la chica parecía estar cada vez más lejos de él, como no le hablaba ni le saludaba como antes y solamente cuando era necesario, y como la actitud hostil de Camila parecía salir cada día más a flote.

"No tengo ni la menor idea, Camila está rara, no la estoy tomando demasiado en cuenta estos días", Enzo guardó las partituras y el portaminas dentro del bolso lleno de dibujos y parches al costado de su asiento, "¿vamos? Ya son las 10:15"

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𝗳𝗼𝗿 𝗺𝗲? ━━ juli x enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora