Un bailarin exótico que era el deseo de muchas bocas y el pecado de muchos infieles. Aunque para nuestro pecoso solo le importaba el dinero y nada más o eso es lo que pensaba.
Una persona que por dentro busca venganza sobre la muerte de su hermana...
Los besos eran cada ves más intensos e húmedos y si alguien los vieran de seguro pensarían que se estaban comiendo.
El calor del lugar y con la luz fluorescente comenzaba a marear a la pareja que bailaba sensualmente en la pista de baile. Katsuki e Izuku, jugando a seducir al otro frente a la gran multitud que realmente no les prestaba atención.
-Debo admitir que ese short te queda jodidamente bien.- susurró el rubio al oido de su acompañante.- Aunque te verías mejor sin ello puesto.
-¿Lo cree, señor?.-el movimiento de sus caderas eran tan sensuales qué se mordía los labios al verlo.
-No soy paciente.-se acercó otra vez peligrosamente tomando uno de sus piernas para elevarla y acercarlo mucho más rozando sus entrepiernas, los jadeos de ambos no se hacían esperar apretando su agarre en los hombros del mayor.
-En algo coincidimos...-susurró entre los labios del mayor para finalizarlo con su lengua lamiendo sus labios del mayor, provocándole.-Yo tampoco no soy paciente.
Ese chico lo traía loco y no podía ocultarlo ya que puso en su lugar su pierna para tomar la mano del pecoso y llevárselo a esas famosas habitaciones donde solo podías escuchar los gemidos de todo ellos.
La mujer quién era la encargada de darles las llaves los miró curiosa o más bien al pecoso quien sonrió al verla.-Disfrútelo, señor Bakugo.
Sólo asintió para tomar la llave que le fue dada y llevarse al pecoso hacia la habitación en donde a medida que iban se podía ver cómo se besaban por los pasillos o los gemidos dentro de esa habitación.
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Al llegar a la habitación procedió a meter la llave qué fue un éxito en abrirla, sus manos estaban todavía conectadas hasta ver cómo esque el pecoso fue el primero en cortar esa conexión.
-Quiero establecer algunas reglas, Señor.
Era nuevo este asunto y no pensaba qué le pedirían unas reglas aunque no veía necesidad de negarselo.-Habla.
-Lo qué suceda aquí se quedará en esta habitación y no en ninguna otra además...-puso énfasis en lo último mientras se acercaba hacia el rubio en donde estaba sentado sobre ese colchón suave.-No busco ni quiero estar en un compromiso, solo es sexo y ya en donde me puedo acostar con quien me de la gana o dependiendo también del dinero qué me den.
Por alguna razón le gustaba lo directo que era el pecoso en lo que pensaba o quería, sus manos se posaron por los muslos del pecoso quien se estremeció ante ese toque; Su piel era tan suave.
-No busco compromiso, sólo quiero un oyo en donde destrozarlo.-susurró de manera sensual en los oídos del menor, tomaba sus manos de forma delicada colocándola detrás de su espalda, amarrándolo con una soga por su muñeca y tumbarlo en la cama.-Ya te escuche y ahora te toca a ti, escucharme.
Izuku solo asintió de forma ansiosa ya sea por la mirada penetrante del mayor hacia él y en donde se perdía en ello, ¿Acababa de sobresaltar su corazón? Esa mirada, esos ojos bicolores y esa sonrisa pícara lo hacía estremecerse más quedando pequeño ante el.
