Me duele, me duele no ser esa que aparece en tus pensamientos, me duele no ser la protagonista de tus sueños, ni la persona en la que piensas antes de irte a dormir.
Y mientras me hablas sobre los sentimientos que tienes hacia esa intrusa en tu corazón, en el mío se desata una tempestad con una lluvia abundante y un viento feroz.
He logrado construir una máscara que me hace parecer feliz por tu ilusión con ella aunque me derrumbe por dentro.
Prefiero ser la espectadora de tu historia y que el agujero siga creciendo a no volverte a oír.
Y la peor sensación es que no te puedo juzgar ya que yo te miro a ti como tú a ella.