❥Dos.

400 52 2
                                    

Al día siguiente, el ruido de alguien tocando la puerta resonó en los oídos del pequeño Omega, abriendo de a poco sus ojitos.

Toda la noche había necesitado a su Alfa, hacia frío y necesitaba los brazos fuertes de éste rodeando su pequeñita cintura. Además, no le dió su besito de buenas noches. Su lobito enojón ahora estaba triste porque ayer en la noche había rechazado un besito del mayor.

Extrañamente toda la semana había estado demasiado sensible.

Se levantó perezosamente de la cama, tratando de acostumbrarse a la luz, abrió la puerta, encontrándose con Kook.

Ay Dios.

Una toalla rodeaba las caderas del mayor, su cabello mojado estaba pegado a su frente, su mandíbula marcada y su olor.

Dios, amaba ese rico aroma a tierra mojada.

Bajó más su mirada, encontrándose con los pectorales del mayor, luego sus brazos fuertes y sexys, su abdomen donde una V se perdía bajo la toalla y...

El mayor rió al darse cuenta de la hambrienta mirada de su pequeño.

- Tae...- Jungkook habló con su voz sumamente gruesa y dominante, y ahora el mojado era él. Se contuvo de bajar su cabeza en forma de sumisión ante el tono del Alfa, sosteniendo a duras penas su mirada.

-¿Qué?

- Yo venía a disculparme, en serio...

- No, sigo enojado.- El menor pasó al lado del pelinegro en busca de unas galletas, ahogando un inaudible gemido cuando sintió sus piernas como gelatina, no sabía qué le sucedía, pero desde ayer el aroma del mayor lo tenía más hipnotizado que nunca.

- Pero-

- Ya te dije que no, déjame.- Tae sonrió cuando escuchó el bufido del mayor.

- Omega infantil.- El pelinegro quiso mirarlo con mala cara, más no pudo cuando miró la carita de su bebé.

Tan precioso, tan hermoso, tan perfecto.

Mío mío mío, gruñó su posesivo lobo al ver al más pequeño.

- Ya cámbiate, Jeon.- El menor sonrió y se fue a el cuarto, moviendo sus caderas a propósito para el mayor, dejando a un alfa incrédulo a través de la puerta.

❥Enojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora