Eran las 6 y 40 y una pequeña luz iluminaba mi rostro. Solo pensaba en lo que la madre María me había dicho anoche todo pasa por algo, las cosas malas como buenas? No me quería levantar solo quería por una vez tener un sueño feliz o ni siquiera soñar solo descansar. Solo por una vez pero no.
Hoy me tocaba el desayuno y me fui levantando. Vi en mi pequeño armario de roble que estaba lleno de prendas color gris y caqui, hoy no me daba ganas ni de vestirme a lo mejor nadie notaria si salía desnuda. Bueno lo harían así que me puse la falda gris hasta la rodilla y un suéter blanco manga corta debajo de un chaleco a juego con la falda, más mis botas cafés arriba del tobillo y camine hasta el escritorio. Tenía una cajita lila con cintas y algunas pocas joyas de mi infancia saque una negra con detalles en blanco y me hice una cola de caballo alta y larga. Abrí la puerta de madera con un chirrido y camine por el parquet oscuro hasta el baño de mi piso.
El orfanato tenía tres pisos en cada uno 6 habitaciones dos comedores y una cocina, el gobierno nos mantenía con lo necesario. La mayoría compartían cuarto entre dos o tres excepto yo que quede sola debido a mis sueños. En total éramos como 40 niñas. Desde el exterior el orfanato era una casa alta de cemento con cuatro escalera bajas para entrar. Se veía triste y deprimente. Y así era.
El baño era simple y posea un espejo de cuerpo entero a lado de la bañera el único en este piso. Me quede parada enfrente y me vi. Yo era pequeña pero esbelta y rápida, mis pierna tenían buena forma y mis labios eran cortos, rosados y carnosos. Mi cabello negro suelto llega hasta le cintura y con cola cae como cascada hasta un poco más abajo que mis hombros, mis ojos serian impresionantes de verdes azul pero estaban apagados y oscuros, cansados. Yo podría ser muy bonita el problema es que no lo quiero ser. No me gusta llamar la atención. Saque de mi pequeño bolso personal mi cepillo y pasta de dientes y me los lave. Me agache hacia el lavamanos de cerámica, me pase las manos con agua sobre el rostro y me aclare. Luego me quede algunos minutos mirando el pequeño mosaico azul que llevaban las paredes, con la mente en blanco.
Baje para ir poniendo la mesa y preparar el desayuno, además tenía que llevar a las niñas de 8 a recoger la paga por la ropa planchada de la madre agnes y organizar a loa niñas de 10 para lavar la ropa y hacer deberes. Normalmente solo las madres María y agnes estaban despiertan a esta hora pero cuando llegue abajo la mesa estaba puesta y el desayuno listo, de los cafés y chocolates salía vapor. Esto ya era raro pero vi a alguien sentada en una de las sillas a espaldas mías, una joven de mi edad más o menos con cabello dorado puro y agarrado con una cinta negra en la parte posterior de su cabello. Jamás la había visto antes. Baje los últimos dos escalones y fruncí el seño
-hola? - la chica se dio vuelta e inmediata mente me pareció conocida e impresionante. Tenía unos ojos grises enormes y su rostro en forma de corazón, una sonrisa con algunos dientes chuecos pero picara y dulce. Ella era bastante linda pero me daba un mal presentimiento.
-buenos días, supongo que tú eras la que me tenía que ayudar pero me levante un poco antes y lo hice sola tranquila supongo que tienes muchas cosas más que hacer. Ah y por cierto me llamo Kate, owrell-
-desde, desde cuando estás aquí, me refiero que cuando llegaste al orfanato nunca te vi antes. -
también es un placer conocerte, no está bien llegue ayer en la noche emm mi tío me dejo aquí -
-oh, yo lo siento mi nombre es lucem es un placer-
-tu eres la que gritaba? -
-que? -
-es que tienes la misma voz - me dijo con cautela
-sí, si era yo- baje los hombros - y dime cuántos años tienes? - intrigada por cambiar de tema
-lo dices por la elección, cumplí 15 en octubre -
-oh, ok - la madre agnes bajo por detrás de mi
-veo que ya se conocen - su cabello chocolate bajaba liso por sus hombros y tenía una sonrisa que resplandia con generosidad. Me senté al frente de Kate y pensé que tipo de persona era, no era tímida pero tampoco exasperante ¿será inteligente o loca, ignorante? -lucem, Kate será tu aprendiz o acompañante hoy día, te acompañara y ayudara con las niñas y tus deberes oh y quiero que en la tarde vallan al mercado y compren algo especial para su... ultima cena aquí bien?- bueno al parecer iba a descubrir quién era Kate.
-claro, madre- respondí.
A lo largo del tiempo fueron bajando las niñas de 5 a 15, sentándose, hablándose, comiendo y levantándose. Cada una lavaba su plato y yo solo me limite a corregir algunos errores de las pequeñas mientras que Kate hacia más y más amigas. Me pareció raro no ver a la madre María durante el desayuno cuando tenía tantas preguntas y no lo resistí.
-madre agnes- pregunte y me acerque a la cabecera para que nadie me oyera
-si lucem-
-donde está la madre María?- la madre agnes me miro extraña mente
-porque?-
-tenía que hablar con ella sobre... la elección -
-está un poco enferma en su habitación dudo que te pueda atender hoy, pero puedes hablar conmigo- me dijo mientras les untaba mantequilla en las tostadas de las niñas de 5 años. Y sacudía las migas de su vestido blanco
-y no puedo pasar aunque sea por un minuto?, que tiene? - la madre levanto su vista lenta y peligrosamente hacia mi
-no seas entrometida y si está enferma lo está si necesitas hablar de algo aquí estoy. Quien te educo así, seguro Grace y no respondas, das muy mal ejemplo. La madre está enferma entiendes?-
-si madre- dije mirando al piso y aguantando la rabia que se formaba en mi
-bien y ahora siéntate y lava tus trastes, luego esperaras a Kate y se irán c barrer los pasillos de los pisos hasta que las niñas de 8 años hayan terminado, bien?-
-si, madre- que insolente y amargada vieja quera ser mi mayor y la respeto pero detesto que insulte a Albert Grace.
Me di vuelta para ver si alguien había escuchado pero nadie era entrometida excepto Kate que me miraba confundida, y por supuesto al instante miro a otro lado. Me levante y me dirigí por la puerta doble a la cocina bastante grande cominada en los clores negro y verde, justo se estaban yendo dos niñas, Carmen y luisa, quienes tenían mi misma edad.
-Lucem- dijo Carmen y luisa me dirigió una tímida sonrisa. Jamás la había oído hablar mucho antes. Carme llevaba un pantalón ancho café y una camisa y su cabello café en un moño y luisa tenía el cabello un poco más claro y sus ojos cafés miel
-luisa, Carmen hola-
-entusiasmada por la elección?-
-no mucho, estoy algo confundida-
-porque confundida cariño, es simple, adentro. Imagínate a nosotras metidas entre tantos hombres para pelear o lo que sea que hacen. Es imaginable- ahora me acordaba porque no me gustaba estar mucho con Carmen porque creía que sabía absolutamente todo.
-sí, bueno -
-también mujeres pueden salir afuera y pelear no siempre tenemos que estar haciendo deberes no es sencillo pero si eres fuerte logras sobrevivir afuera- eso lo dijo luisa y Carmen se quedó boquiabierta, yo no pude poder evitar sonreír pero Carmen se hizo un furia, hasta estuvo a punto de gritarle y que se dio cuenta de que yo estaba allí.
-cariño, no sabes de lo que hablas mejor cállate- dijo Carmen con una sonrisa falsa en la cara, yo me mordí el labio esperando a ver si esta vez luisa se defendía pero claro ella solo bajo la cabeza y siguió a Carmen fuera de la habitación.
La verdad es que me dan pena las dos por igual, luisa porque jamás será capaz de alejarse de Carmen y Carmen nunca será capaz de ser una persona a la que quieran y cuando alguien la corrija en verdad ella no podrá evitar responder y la votaran. Metí mi plato, mi taza y cubiertos en la espuma y empecé a frotar lento, cuando sentí que alguien se apegó a mí y froto igual sus trastes. Era Kate.
-hola- me dijo suavemente
-hola- respondí un poco más fría
-emm yo...- pero antes de que pudiera responder la corte y la mire a la cara
-oíste mi conversación con la madre agnes? -
-yo, si- dijo mirándome con pena, pena!
-escucha, si quieres que nos llevemos bien no seas entrometida tenemos que pasar todo un día juntas-
-bueno parece que no ser entrometida no te sirvió a ti- dijo desafiante y con una expresión todo lo contrario a cuando la conocí
-dejémoslo así- dije volviendo a los trastes. Oí como se tranquilizaba y suspiraba tenía algún problema, ¿asma? No, no lo creo
-mira no quiero tenerte como enemiga así que mejor no hablemos de nada de esto y enfoquémonos en conocernos por lómenos este día mañana nos separaremos, verdad entonces...- estaba a punto de hacer el trato pero la interrumpí otra vez
-porque no quisieras ser mi enemiga?, no me conoces Kate-
-no, pero sé que tienes furia y talento, un gran talento aunque no sé para qué. Créeme nadie que te haiga visto más de una hora y tenga cerebro te quiere como enemiga- no comprendí. ¿Qué quería decir con talento, hablo con la madre María? - bien? -
-bien- respondí y me fui de la cocina dejándola con los trastes.
Salí por la misma puerta por la que entre y esta vez todas me vieron pasar enojada, al parecer hablamos más fuerte de lo que creímos. Kate ya me ponía los pelos de puntas pero por qué? La madre agnes me alcanzo antes de subir el segundo escalón me di la vuelta esperando una cachetada pero ella solo me alcanzo la escoba y el levanta basura. Los agarre con furia y ella tan solo me sonrió. Subí hasta el tercer piso con pasos pesados, en 15 minutos tenía que llevar a las niñas y hacer mis demás deberes, así que me puse a barrer. Intente mantener mi mente ocupada para no romper la escoba, así que cante algunas melodías que escuche en algún lado. Por el rabillo del ojo visualice a Kate.
-Te ayudo - dijo acercándose al levanta basura
-tu hiciste el desayuno sola déjame devolvértelo- le dije sin dejar de barrer
-no, no te preocupes yo te ayudo- y de pronto supe lo que me enojaba de Kate ella era linda, atenta, educada ella era tan... perfecta. No nada es perfecto. Igualmente ella agarró el levanta basura y me ayudo. Se veía elegante, su falda caía como campana lo cual la hacía parecer sofisticada. Polvo nos saltó a las dos, estaba tan hundida en mis pensamientos que no sé cómo levante todo el polvo y nos salpico. Pensé que Kate me gritaría por haberla ensuciado pero se empezó a matar de la risa y yo no lo pude evitar y también lo hice. Estuvimos así por unos 4 minutos hasta que paramos de reír y llorar, estábamos tumbadas en el piso. Nos levantamos y yo solo pienso en que me equivoque al juzgarla ella en muy amigable, ni siquiera la conozco puede que sea buena pero cada persona tiene su lado malo ¿verdad? La madre agnes subió
-pero que están haciendo ustedes...-
-madre yo, fue mi culpa no,...- dije porque simplemente era verdad
-no las dos nos distraemos y lo hicimos - nos defendió Kate
-bueno, eso sí se las creo, pero jamás espere esto de ustedes. Saben que las castigaría si no fuera porque es su ultimo día aquí, así que olvídenlo y vayan a recoger la paga por la ropa y no quiero ni que me la ensucien ni doblen bien?-
-si madre- dijimos a un ismo
Organizamos a las 6 niñas de ocho años en filas de a dos en el pasillo al frente de las puertas de cristal borrosas y con diseños católicos del orfanato. les dimos a cada niña una canasta de ropa y con Kate nos comprometimos en silencio a soportarnos. Las niñas llevaban un pito de emergencia y un pañuelo rojo para no perderse. Íbamos a la plaza y les dabamos a cada niña su ruta ellas tenían que volver en 3 minutos no más, luego avanzamos más y ellas iban a otras casas, otra vez por 3 minutos. Nunca se alejaban mucho de nosotras y todo estaba controlado, pero a mi igual me daba escalofríos dejarlas solas. al final las teníamos que soltar, y cuando tengo mal presentimiento siempre las vigilo.
Salimos y el sol radiante nos invadió, apenas podía abrir los ojos. Cuando por fin se nos aclaró la vista vimos directamente el centro del pueblo que apenas era de 8 km, el pueblo no la plaza, de largo No éramos una población muy grande pero habían bastantes niños y era muy raro que alguien muriera por más que enfermedad o vejez.
La plaza principal era redonda y bastante grande. En la mitad había una pequeña fuente de piedra que botaba un gran chorro de agua hacia arriba y donde los niños solían jugar todo el día. El piso era de piedra marmolada roja y la fuente era rodeada por un mercado de verduras, legumbres y carne con algunos bancos y lámparas. Se veía hermoso y limpio, desde ahí salían 5 calles con el mismo diseño de piedra, calles en subida y en las aceras casas y casas. Eso seguía y había un pequeño parque más allá, pero no era todo un poco más allá del parque y atrás del mercado, cubriendo toda la ciudad había un muro de 16 m de alto y hecha de pura piedra. La policía, ejercito y proveedores de los recursos de lo que había más allá los protegen con sus vidas, aquellos que escogían fuera. El muro solía ser la reserva de agua de la gran ciudad que fue partida a la mitad, y El orfanato se encontraba al frente de la plaza lo cual era más práctico.
Cada vez que salgo una intriga llena mi interior y no puedo dejar de pensar que hay allí afuera, que es lo que paso, como era antes? Pensé en mi sueño como todo lucia genial y como todo se derrumbo, eso n os abra pasado?
-hey- Kate me despertó - estas bien? -
-yo emm si no es nada-
-segura?-
-si tranquila - dije quitándole importancia. La verdad es que aún me siento incomoda con Kate y no estoy lista para contarle todo.
Salimos con las niñas hacia la primera calle que salía de la plaza y no podía dejar de pensar que algo malo sucedería a cada segundo volvían los gritos de mi padre a mi cabeza y la claustrofobia.
Indicamos a cada niña a que casa del barrio ir y el tiempo límite. Susi era una niña más pequeña que las demás y yo me encariñe con ella desde que llego como bebe de 5 meses. Tenía un cabello rojo brillante amarado en dos colitas a los lados y unos ojos negros, con una mirada tan dulce e inocente. Siempre me saludaba y esta vez cuando lo hizo un sentimiento amargo subió por mi garganta.
Empezaron los 3 minutos. Mi mente se nublo. 2, mi respiración se acelera. 1, mis sentidos se agudizan. 0, y escucho el grito chirriante y agudo de sussi, corro y corro hasta el final de la calle. Cuando la veo paralizada frente a un hombre deformado y sangrando por todas partes, pálido y solo con 3 dientes. Su ropa desecha y le faltaba una mano, no dejaba de gruñir y apenas tenía pelo. Lo vi en una forma tan asquerosa y como la atacaba, solo me lance a atraparla y refugiarla. Busco un lugar y El único lugar seguro que encuentro es una pequeña puerta hacia el sotano de la casa de enfrente. Resbalo y la llevo con migo y caímos y caímos hasta golpear con un suelo duro y cuatro paredes angostas. Yo me doble el tobillo y sussi no dejaba de gritar pero sabía Que si seguía gritando esa cosa nos seguiría.
-shhhh, shhhh, tranquila mírame mírame, respira- la agarre y el espacio era apenas suficiente para las dos, sentí como las paredes se cerraban pero tenía que soportar sussi estaba aquí. Y seguía llorando. - sussi, nena tranquila si respira, adentro y afuera. Como la madre agnes nos enseñó de acuerdo? - ella me miro e hizo caso pero en cuanto se tranquilizaba me mostro su brazo. Tenía una gran mordida y se le veía el hueso, por alguna razón sabía que ya no se iba a salvar y agarre el lapicero del bolsillo de la camisa que agarre antes de salir y la acurruque en mis brazos. Las dos lloramos pero ninguna dijo palabra, yo canturreé una canción que se trataba de lilios y serré los ojos. Por encima de nosotras se escuchó un disparo y hubo un sollozo más antes del último aliento de sussi y antes de que me atacara. Pasaron como dos minutos cuando escuche un gruñido y ella me miro y sus ojos ya no eran negros ahora eran completamente verdes, no había nada más que verde. Empezó a gruñir más fuerte e intentarme morder. Yo agarre con fuerza su cuello mientras ella se revolcaba, de pronto mi claustrofobia se fue y sabía que hacer, lo único que pude hacer fue susurrarle al oído
-lo siento, lo siento tanto - deje de llorar, apreté los ojos con fuerza y le clave el lapicero lentamente en su sien, y esta vez la pequeña y dulce sussi lanzo su ultimo gruñido yaciendo en mis brazos.
Estaba llena de sangre y cuando abrí los ojos y vi lo hondo del pozo, empeze a gritar y a gritar, porque sussi? Porqué mi padre? Porque el mundo? Estaba llena de odio hacia esa criatura que mi claustrofobia despertó para distraerme. Me puse de rodillas y enterré mi cabeza vueltera en ellas. Respire y llore, grite y... me desmaye.