Cuando La familia Jeon fue bendecida con dos hijos el rey y la reina no podían ser mas felices, su que eso término convirtiéndose en su decepción cuando se dieron cuenta que Taehyung Jungkook eran destinados.
Cuando un alfa le pidió la mano de su he...
Sus elegantes ropas, las mejores rosas del cultivo fueron las preferidas de Taehyung. Rosas rojas y blancas adornaron su ramo. Siempre soñó con una boda linda, y si quería casarse, pero no, así como ahora, simplemente no de sentía bien con eso no solo por el hecho que su opinión no fue tomada en cuenta, si o que era un poco extraño.
Apenas podía respirar, estaba nervioso y sobre todo era que ni siquiera tuvo tiempo de prepararse. Todo fue tan repentino y nadie lo consulto solo empezaron a preparar todo por ordenes de Jungkook. Lo vistieron bien, alistaron hasta el ultimo detalle para que todo fuera perfecto sin embargo el quería que las cosas fueran diferentes, sin prisa como ahora.
Suspiro pesadamente, aún seguía nervioso pero estar así no le ayudaría en nada por lo que opto por calmarse y empezar a caminar hacia el altar. Donde estaría Jungkook esperando por el para unir sus vidas y hacerla una sola.
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Algunas miradas hacia ellos eran de desagrado, pero simplemente las ignoraron. Porque para Jungkook no había otra cosa mejor que Taehyung de pie frente a él con un elegante traje blanco y un lindo velo cubriendo su cabeza cubriendo su espalda hasta sus pies.
La diferencia en su estatura era muy notoria, pero a Jungkook y su lobo estaban locos por el omega y Taehyung que lo demás no importaba.
—Yo Jeon Jungkook, prometo, atesorarte, protegerte y amarte hasta el último día de mi vida. Porque desde este momento uno mi lazo con el tuyo, uno mi alma con la tuya para ser uno sólo. — y una argolla de oro puro fue puesta sobre el dedo del menor. — ¿me aceptas?
Taehyung se tragó el nudo que sentía en la garganta, antes de hablar y decir sus votos.
—Yo Jeon Taehyung, seré tu cobijo, curare tus heridas y te amare hasta el último de mis días. Te respetare, te atesorare, te cuidare. Dejó que nuestras almas se unan, que nuestros corazones sean uno solo, que suframos y brillemos juntos hasta el final, hasta que de mi último respiro. — término de colocar la argolla del mayor. —Acepto... — un gemido ahogado salió de sus labios cuando los colmillos del mayor atravesaron su piel creando un lazo inquebrantable.
El dolor era soportable, realmente era doloroso pero al menos sus almas eran una sola.
Porque ya eran uno solo, eran solo ellos sellando su destino para ser felices y nadie cambiaria eso.
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