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La noche había llegado en las calles de Seúl, y en la autopista, una pareja no lograba ponerse de acuerdo, discutían sin prestar demasiada atención a las señales de tránsito o si quiera ser más responsable en mirar al frente como corresponde.
_¡Gira a la derecha! ¡Estás yendo todo derecho! - la mujer no dejaba de criticar, poniéndose más nervioso al hombre.
_¡Cállate, yo sé lo que hago!
_¡Es demasiado para un principiante como tú! ¡Apuesto a que puedo conducir mejor!
_¡ENTONCES MEJOR CONDUCE TÚ! - gritó ya cansado.
Fue un grave error, esos pequeños segundos fueron valiosos cuando una desconocida mujer cruzó la autopista de manera irresponsable. Aunque haya pisado rápidamente el freno, no logró evitar atropellarla. El cuerpo de la castaña mujer se estrelló fuertemente contra el parabrisas, reventando la luna. Cayó en dos volteretas al suelo y su cabeza golpeó contra el concreto, quedando inconsciente.
_¡Oh no! - la mujer salió del coche, llegando a ella de inmediato y poniéndose paranoica al ver que estaba sangrando de la cabeza - ¡Dios mío, Díos mío! ¡¿Qué hacemos?!
_¡Llama al 911! - pidió desesperado.
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_¿Cuántos dedos ves? - preguntó el doctor, la castaña estaba sentada en la camilla luego de despertar.
_Dos...- el doctor esta vez mostró cinco dedos - cinco...
_¿Cuántos años tienes? - la castaña no supo qué responder, quedando pensativa - ¿En dónde te encuentras ahora?
_En un hospital...
_¿Dónde vive? - nuevamente quedó en silencio - ¿Me puede decir qué es esto? - señaló la camilla.
_Una cama...- el mayor señaló la manta a su lado - una manta...
_¿Cómo te llamas? - el resultado fue lo mismo, no lo recordaba.
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