𝟎𝟎𝟏. dos islas

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𝟎𝟎𝟏

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𝟎𝟎𝟏. dos islas
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Leah

Desde siempre han estado los kooks y los pogues. Algunos lo tienen todo y otros no tienen nada. Así ha sido siempre. Y así lo quieren mantener. Algunos sacan lo mejor de sí y otro combaten contra ello.

El oro del Merchant era parte de eso, para nuestro padre y para nosotros, era nuestra vía de esperanza, el equilibrar la balanza y el triunfo. Y llega el punto en el que llegas a preguntarte, ¿era el tesoro un escape... o era una trampa?

Ya llevábamos bastante tiempo en nuestra propia isla, JJ había colocado una bandera en lo alto de la palmera adjudicándola como Poguelandia. Se podría decir que a él le gustaba nuestra nueva vida.

Pope y Cleo se habían vuelto más amigos, de hecho, pasaban la mayoría del tiempo juntos, compartían muchos gustos así que eso les hacía más unidos, además, la chica nos estaba ensañando a cómo sobrevivir.

Kie iba a su rollo, creo que ella era la que peor lo estaba llevando, pero yo me encargaba todo lo posible para que se sintiera bien, algunas veces era complicado.

John B y Sarah estaban más unidos que nunca, la rubia en algunas ocasiones había tenido ciertas pesadillas pero mi hermano siempre estaba ahí para calmarla, siempre se han cuidado.

—¿Rescatarnos?— escuché cómo ironizaba JJ, sacándome de mis pensamientos. Estábamos sentados, tratando de hacer unas armas para conseguir comida. —¿De qué?— cuestionó en una pequeña risa. —¿Del paraíso? No pienso volver, tenemos todo lo que necesitamos justo aquí— dijo, tornando su vista hacia mí. —¿Lista?

—Creo que sí— inquirí terminando mi pequeña lanza, JJ se levantó al igual que yo. Sonrió tras verme.

—Entonces, vamos a matar algo— comentó, empezando a caminar, iba bastante decidido.

—Tampoco lo pongas así, suena bastante mal— dije en un pequeño susurro que él escuchó a la perfección.

—Es justo lo que vamos a hacer, castaña— añadió, llegando a una charca, me sorprendí al no ver tantos peces como pensé. —Hoy es el día, tienes que estar atenta, si ven tu sombra se irán.

—Está bien— concordé agarrando la lanza con mis dos manos. Hoy pescaría algo. Miré a JJ una vez más, él me sonrió con una de sus características sonrisas de lado, fue la ola la que interrumpió tras romper con una roca.

—¡Mira, es una raya! ¡Joder!— gritó JJ entusiasmado al verla. Yo la divisé mirando en la misma dirección. —¡Corre, cógela!

—Ya voy...— dije, preparando la lanza. Antes de actuar, me frené en seco. —No puedo, no puedo matarla...— negué, pensando en el pobre animal. JJ no se lo pensó dos veces.

—¡Joder! He fallado— dijo, buscándola nuevamente. —¿Dónde está? ¿La ves?— me preguntó, intrigado. Y si, la había visto, pero no le avisé y decidí tomar la delantera yo, matándola.

𝗢𝗨𝗥 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora