DECISIÓN

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Sara y Raúl, los padres de Mía, habían recibido la llamada de Mía, mientras iban hacia la casa. Les había pedido traer comida, ya que necesitaba contarles algo y que Martín se quedaría a cenar. Ambos estaban muy inquietos con la llamada.

—¿Y si está embarazada? — comentó Raúl.

—¿Será? Pero ella no quería tener hijos tan pronto—dijo Sara. —Tal vez ya quiera independizarse e irse a vivir con Martín.

—Pero es que llevan apenas un año.

—Amor... Recuerda que nosotros nos fuimos a vivir juntos, después de ocho meses de relación. No queríamos separarnos en ningún momento.

—Aún no me quiero separar de ti, a ninguna hora del día.

—Sí, cómo no —dijo irónicamente.—No seas mentiroso, algunos días ni me soportas.

—A veces eres un poco peleoncita. Pero así te amo—. Miró a su esposa con amor y le sonrió.

—Ves... Bueno esperemos a ver que nos tiene que decir Mía, ya me estoy preocupando.

Cuando llegaron a su casa. Martín ya se encontraba en la sala, sentado en el sofá que estaba cerca a la puerta. Mía llegó unos segundos después, estaba en el cuarto de Samuel preguntando si los podía acompañar un momento. Martín inmediatamente se puso de pie y se fue a saludar a sus suegros. Le estiró su mano a Raúl para saludarlo.

Raúl respondió dándole también su saludo. —¿Martín como estas? ¿Hace varios días no te veía por acá?

—Bien, señor. He tenido muchas actividades extras del colegio y no había podido venir a saludar a esta hermosura, dijo Martín dándole un gran beso a Mía en su mejilla.

—¡Amor! — exclamó Mía apenada.

—Bueno ahora que ya estamos todos, quiero contarles algo.

—¿Qué pasó hija? — preguntó Sara.

Todos estaban ansiosos por esta reunión inesperada. Se sentaron en la sala. Mía se hizo el borde de uno de los sofás. Respiro profundo y les dijo:

—Bueno. Quería que todos estuvieran aquí, porque necesito decirles algo que me está atormentando.

Sara sintió una punzada en su corazón. No quería malas noticias, pero el presentimiento de madre le decía que algo no estaba bien.

—¿Recuerdan que hace unos días tuve una cita con el medico? —. Todos asintieron. —Bueno el medico me dijo que tenía un tumor en la cabeza, y que ya está haciendo metástasis.

—¿Qué? No puede ser —comentó su padre. Para Raúl, su hija era su gran amor, su niña consentida. No quería que nada malo le pasara.

Sara con lágrimas en sus ojos, miró a Mía y le dijo:

—¿Y qué alternativas hay?

—El médico me dice que lo mejor es comenzar inmediatamente el tratamiento con quimioterapia.

—¿Y Por qué no una cirugía para que te quiten la masa? —preguntó Martín.

—Me dijo que había riesgo de morir en la intervención.

—¿Y por qué no nos habías contado nada? —dijo Samuel.

—No quería preocuparlos, desde hace rato estaba sintiendo unos dolores de cabeza muy fuertes, por lo que decidí ir al neurólogo. Él descubrió el tumor. Ayer estuve donde una psicóloga y me orientó para que hablara con ustedes.

—Gracias a Dios apareció esa psicóloga. O sino no nos hubieras dicho nada.

—Mamá,  es que tengo miedo de que me obliguen a quedarme en una clínica.

Pinceladas de Recuerdos (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora