𝕰𝖎𝖌𝖍𝖙

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APODOS


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MERLINA HABÍA ido a ver a su padre a la cárcel, así que Lilith aprovechó ese momento para ir a visitar a Eugene, no sin antes comprarle algo para no llegar con las manos vacías. Estaba en la recepción preguntando por su habitación, una vez le dieron el número del cuarto fue con la culpa atorada en la garganta. Al entrar a la habitación se alivió de ver al chico dormido y sin rastros de sus madres cerca.

"Lo siento, en serio" susurró Lilith dejando el peluche de panal a los pies de la camilla. "No quise hacerlo, en serio espero que me perdones algún día". Lilith soltó unas lágrimas.

Luego se acordó de la carta de Donovan, así que en silencio la sacó de su bolsillo y la abrió para comenzar a leerla.

"Querida hija postiza:

No sabes lo feliz que me hizo tu regalo, de hecho escribo esto mientras escucho uno de los vinilos. Sabes que siempre te voy a apoyar y aunque la chica Addams no sea de mi agrado, si te trata como mereces, espero que seas feliz con ella.

Y con respecto a Xavier, es bueno que tengas esos sentimientos por alguien, la amistad es algo difícil de encontrar hoy en día.

Con amor, tu padre postizo

PD: Deberías de trabajar en el Veleta, eres buena."

Lilith luego de leer eso se sintió un poco mejor, era bueno tener una figura paterna mientras pasaba por todo esto. Decidió irse para no ser vista por las madres del niño y con eso finalizó su visita.

Mientras caminaba pensaba en qué hacer para parar todo lo que estuviera haciendo Thornhill, ya no podía seguir siendo maltratada por ella. Y le tenía que decir a las chicas sobre lo de Xavier y sus poderes, ya no podía seguir ocultándoles cosas ahora que eran novias.

Estaba decidido, se los iba a decir solo necesitaba encontrar el momento adecuado, ya que el cumpleaños de Merlina se acercaba y no podía distraerla con sus problemas.

No sabía qué más hacer para distraerse, no tenía ganas de entrenar o leer, simplemente quería estar con sus parejas, pero ellas estaban con sus familias y no quería que desaprovecharan el poco tiempo que tenían esos dos días para convivir con ellos.

Tyler, claro, podría ayudarlo en el Veleta hasta que su turno acabase, los sábados y domingos eran los días más transitados en la cafetería. Comenzó su camino al lugar con los audífonos puestos y con las manos en los bolsillos gracias al clima húmedo que ella había provocado el día anterior.

La caminata duró unos minutos mientras que recibía las típicas miradas de los normis en la calle, ni que los fuera a asesinar, sí, era una asesina, pero no porque sí. Al entrar en la cafetería saludó a la cajera la cual era la jefa de Tyler y preguntó por el mismo.

✔𝔇𝔞𝔯𝔨 𝔖𝔦𝔡𝔢, wednesdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora