Jon no sabía qué estaba sucediendo con él, aún podía sentir los besos cálidos y dulces del doctor en sus labios, recordarlo era un martirio porque deseaba más de él como no lo había deseado de nadie en tantos años.
La noche había caído demasiado rápido para él después de dejar a Mortimer en su casa, para ese momento ya había olvidado cuántos tragos llevaba encima en aquel bar, después de alejarse del consultorio se había dirigido a los barrios menos favorecidos de la ciudad, recluyéndose de inmediato en un tugurio viejo.
En una esquina dos músicos llenaban el ambiente con una polca de tonos festivos y alegres, dos parejas bailaban y reían con la alegría escandalosa que ofrece el licor.Una mujer en la barra lo había observado desde que llegó, Jon la ignoró a favor de encender un nuevo cigarrillo, necesitaba olvidarse de todo lo sucedido esa tarde, el doctor removió en él sentimientos que había enterrado junto con su familia en el Oeste y estaba cansado de recordar.
Le pidió al tendero que le trajera esta vez la botella de licor completa, el tendero asintió pero en lugar de ir él a entregarla, la joven en la barra se acercó y dejó la botella sobre la mesa para luego sentarse sobre sus piernas.
—¿Me invitas un trago?— preguntó la mujer sonriéndole.
Jon asintió, no hizo ademán por quitarla de su lado, viéndola de cerca era una mujer bonita, de piel curtida y cabello rojizo, seguramente una inmigrante de Irlanda; otra mujer que llegó a América esperando algo diferente para terminar como prostituta en aquellos bares.—No te había visto por aquí. — continuó ella, después de darle un trago a la botella de whisky y entregársela a él. —¿Qué hace un señor tan elegante como tú en un lugar así?
—Le robé la ropa y el dinero a un sujeto en la calle. — contestó Jon divertido bebiendo también y contestando a su coqueteo descarado.
Ella entrecerró sus ojos verdes incrédula pero no evidenció la mentira. Simplemente se levantó la falda un poco y se acomodó sobre las piernas de Jon, con una pierna a cada lado de su cadera, montándose sobre él en la robusta y vieja silla de madera.
—¿Y le robaste suficiente como para pasar la noche en compañía?
La mujer preguntó restregando sus suaves senos en el pecho de Jon, él bajó la mirada a su escote, y pensó que tal vez si intentaba intimar con alguien más, podría curar la enfermedad que Mortimer había colocado en su cuerpo. Habían pasado años desde que lo intentó, hasta que simplemente negó esa parte de su naturaleza como hombre, resignado a que su cuerpo estaba tan muerto como su alma.—Es posible — le susurró Jon a la mujer.
Ella sonrió encantada, se puso de pie cogió la botella de la mesa y le dijo que la siguiera. Caminaron por un pasillo a un costado de la barra hasta la parte de atrás del bar donde subieron por unas estrechas escaleras de madera que rechinaban con cada paso y hasta una planta con diferentes habitaciones cuyas puertas eran sustituidas por pesadas cortinas de terciopelo rojo.
A su alrededor podían percibirse los sonidos de la concupiscencia evidenciando un escondido lupanar, resultó que aquella planta estaba unida a un burdel del otro lado de la construcción, de tal manera que aquel lugar quedaba escondido entre ambos edificios.Ella entró en una pequeña habitación dejando la puerta abierta para que Jon la siguiera, el lugar estaba decorado con tapiz rosa y dorado, un viejo mobiliario de madera, en el centro había una pequeña cama apenas lo suficiente para dos personas llena de almohadones y un dosel, olía a perfume de rosas rancio y talco, no como aquella esencia qué había estado en las manos del doctor.
John arrugó la nariz un instante lo suficientemente rápido para que ella no lo notará su incomodidad, la chica ingenua, ajena sus pensamientos lo miró con ojos seductores, sus manos le quitaron la chaqueta dejándola sobre una silla para luego llevarlo hasta la cama para que él se sentara. La cama crujió con su peso y sintió que el nerviosismo se apoderaba de él cuando ella comenzó a desnudarse, bajando el vestido por sus hombros tostados y dejando sus voluptuosos pechos al descubierto.
Jon la miró tragando saliva amarga, luego ella se acercó y tomó una de sus manos callosas para colocarla sobre su seno.
ESTÁS LEYENDO
The Redemption
FanfictionEl Doctor Mortimer Granville y su familia viajan a América buscando una expansión de su trabajo filantrópico y una oportunidad para ampliar el mercado de su aparato vibrador para ayudar a curar la histeria en las mujeres. Todo parece ser maravilloso...