Capítulo 2

11 2 3
                                    

Desde el callejón contemplaban como los coches patrulla pasaban a toda velocidad, los viandantes corrían aterrados sin saber muy bien ni qué hacer ni a dónde ir. Yusuke y Ariko permanecían en silencio, observando la gran avenida, escondidos tras las enormes cajas de cartón que minutos antes ella había desechado tal y como le había indicado su jefa y dueña del local.-¿Dónde has aparcado la moto? -le preguntó el joven.La chica contestó señalando hacía el lugar donde se encontraba su vehículo. Yusuke lo siguió con la mirada y comprendió que era imposible llegar hasta él. La moto de color rosado y abundantes pegatinas descansaba justo al otro lado del cordón policial.  -Mierda... -susurró el joven.De pronto Ariko salió despedida, decidida a burlar a los agentes de seguridad. Deseaba montar en su motocicleta y alejarse de aquel lugar. Yusuke salió tras ella.-Ariko, espera. No te alejes de mí -le ordenó.La joven se perdía entre la muchedumbre que corría en contra dirección. Yusuke la buscaba desesperadamente con la mirada. Aunque le resultaba difícil localizarla, no la perdió de vista y pudo llegar hasta el alejado cordón policial, junto a ella.-¡Déjeme pasar! -le exclamó Ariko al agente que le cortaba el paso.-¡Señorita, no se puede pasar! ¡Es peligroso! ¡Váyase lo más lejos posible, ya recuperará su vehículo en otro momento! -le ordenaba el policía.-¡¡Pero si está justo ahí!! -le explicaba la joven indignada-. ¿¡¡Pero es que no la ve!!? ¡Es esa rosa de ahí! -¡Váyase, no me obligue a detenerla!-¡Joder, pero si no está ni a cinco metros de aquí!El agente modificó la expresión de su rostro y Yusuke comprendió que nada bueno podría suceder tras ello. Cogió a Ariko del brazo y antes de poder hacer cualquier movimiento, una gran explosión al final de la calle les obligó a abandonar toda acción. Tras la confusión inicial, vinieron los gritos agónicos y el humo. Éste, empezó su incansable avance envolviendolo todo a su paso. -¡Iros de una puta vez! -ordenó el agente.Yusuke tiró del brazo de la joven, que no mostró resistencia, y se dejó llevar. Lloraba en silencio mientras contemplaba en lo que se había convertido la avenida en la que tantos buenos momentos había pasado con sus amigas. Se aferró con fuerza a Yusuke acelerando el paso. Cerró sus ojos en un intento de evadirse de todo aquello, pero tras correr unos metros a ciegas tropezó contra algo y cayó. Al abrirlos y contemplar a Yusuke cerca de ella, ayudándola, protegiéndola, se derrumbó emocionalmente. El joven la levantó con cariño y cuando sus miradas se cruzaron ella lo besó. Yusuke se sorprendió. "No era así como lo había planeado. ¡Nada estaba saliendo como lo había planeado!". Pensaba mientras sus labios permanecían unidos. Aquel beso no tuvo la carga sexual que él había soñado y sabía que ella no lo estaba disfrutando, pero no había tiempo para avergonzarse por ello. Reemprendieron su huida, esta vez con la mirada fija en la carretera.


-Espera... Para... -suplicó Yusuke.El joven no estaba acostumbrado a hacer ejercicio. Ariko, en cambio, acudía tres veces por semana al gimnasio y estaba más que preparada para enfrentarse a una carrera de resistencia. Yusuke, por su parte, aborrecía el deporte y cualquier cosa que tuviera que ver con el ejercicio. Nunca había estado gordo y pensaba que el gimnasio sólo servía para presumir de músculos y alardear de cuerpo. Ahora se daba cuenta de lo equivocado que estaba.-¿Qué pasa? -le preguntó extrañada la joven.-No... puedo.... respirar... -contestó con dificultad.-...-Ariko lo miró con gesto de protesta y se guardó su opinión.Yusuke miró a su alrededor mientras recuperaba el aliento. El río Sumidagawa se mostraba imponente delante de ellos. El joven lo contempló con indiferencia, pero de repente su cerebro reaccionó ante lo que estaba observando. -¡El parque Sumida! -dijo en voz alta.Ariko le miró pensativa.-¿No estarás pensando en ir a contemplar los cerezos después de lo que acabamos de presenciar? -preguntó la joven con indignación.-Vale, no es así como había planeado pasar el día contigo... -se justificó-. De todas formas hay que atravesarlo, estaremos más seguros si pasamos a la otra parte del río.Se escuchó otra explosión a lo lejos, tras el bloque de fincas que se encontraban a sus espaldas. Ariko le cogió de la mano y tras los constantes descansos de Yusuke por recuperar el aliento, atravesaron el puente de Sakurabashi.

El florecer de los cerezos (Relato corto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora