El día soleado de hace unas semanas se había escondido entre las nubes grises; la lluvia corría contra el enorme ventanal y yo solo anhelaba que mi turno terminará. No habían muchos clientes que se pasarán por aquí a estas horas, así que solía matar el tiempo entre libros y algo de música; y en algunos casos, optaba por las sopas de letras, que por más aburridas que pudieran sonarles, era un vicio oculto de muchos, inclusive el mío.
—Maddie.
La voz se Isaac acaparó mi atención, pero antes de que pudiese responderle el estruendo violento de un rayo había sonado desde afuera, sobresaltandome. Al parecer la lluvia había empeorado y una fuerte tormenta había terminado por amargar mi noche, sin embargo, no podía irme antes aunque quisiese. Las horas extras que Jerry me pagaría por este turno serían esenciales para llegar a fin de mes, más ahora, que el comienzo de clase ya tocaba mi puerta.
—Supongo que ya te vas. —Asumí al ver que ya no portaba su uniforme.— Ve con cuidado, esta tormenta no parece querer detenerse pronto...
El sonrió.
—No te preocupes, tendré cuidado. ¿Nos vemos mañana?
Asentí antes de que su figura desapareciera por la puerta. Isaac y yo llevamos alrededor de un año trabajando juntos en la tienda de Jerry, pero apenas hace unos meses habíamos logrado que nuestros turnos coincidieran. Era un chico amable, silencioso y trabajar con el era extrañamente cómodo; en un inicio fue raro platicar con él, pues aunque íbamos al mismo colegio jamás habíamos cruzado palabras, quizás porque mi círculo social era tan escaso y resumido que no había tenido oportunidad de notarlo hasta ahora.
Un extraño sonido llego a mis oídos, sacándome de mi trance. Probablemente el rubio se había olvidado de algo, y no me sorprendería ya que solía ser muy distraído en cuanto a sus pertenencias se trataba.
—¿Qué olvidaste ahora? —Mi pregunta había salido de mis labios en un tono divertido y burlesco, pero no escuché ninguna respuesta de su parte.—¿Isaac? ¿Estás ahí?
Silencio.
—¿Hola? —Fue incómodo notar el eco de mi voz mientras avanzaba por los corredores. Era como la típica escena de película en donde ruegas a grito que la protagonista no vaya, y casualmente es lo primero que hace. ¿Nunca comprendí por qué lo hacían? Y me resultaba todavía más irónico que yo ahora estuviera haciendo exactamente lo mismo.
<<Tonta, tonta.>>
Observé a través de las puertas de cristal que daban pase a la farmacia, pero solo podía ver calles y árboles desolados. Estuve a punto de dar la vuelta y regresar a mi lugar, pero la repentina presión de unos dedos sobre mis hombros me hizo gritar con euforia, y de no haber sido porque reconocí aquella mirada oscura sobre mi, lo hubiera golpeado.
—¡Maldita sea, Scott! ¿Acaso estás loco? Casi me matas del...
Interrumpí mis propias palabras cuando mi mirada divagó hasta su abdomen bajo. Allí, a un costado, se hallaba una visible y gran mancha roja, la misma que me obligó a cubrir mi boca por la sorpresa.
Definitivamente las explicaciones las pediría luego.
—Lo siento...Es que no sabia a donde ir y solo tú podrías ayudarme además de mamá...
—Me lo explicas más tarde, vamos a curar eso antes de que se infecte. —La preocupación en mi voz quedó en evidencia al interrumpirlo mientras sostenía su brazo, guiandolo al pequeño cuarto de depósito.
Tarde unos minutos en limpiar y desinfectar su herida. Supuse entonces que ya podría pedirle que me contará sobre el trasfondo de la herida mientras terminaba de cubrir la dicha con las gasas. Y al parecer mi mirada penetrante fue suficiente para que el moreno comenzará a hablar.
¿Un lobo?
¿Aquí?
Imposible.
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Bright eyes Ⓒ TW
Random⠀ . .⠀ 𝐴𝑀𝐴𝑅𝐺𝑂 𝑌 𝐴𝐺𝑅𝐼𝑂 Maddie Whitlock ha estado enamorada de Stiles desde que eran unos niños. Este año esta dispuesta a confesarle sus sentimientos hacía él. Sin embargo, se ven envuelto en una bruma de peligro luego de que su mejo...